Banco Mundial advierte que crisis económica por coronavirus será “la peor desde la Segunda Guerra Mundial”

Para El Salvador el organismo internacional prevé una caída en la economía de -5.4 %.

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La crisis del COVID-19 ha obligado a varias empresas a parar operaciones. foto EDH/archivo.

Por Karen Molina

2020-06-08 11:10:45

Las medidas de suspensión de las actividades adoptadas para contener la pandemia del coronavirus han ocasionado una drástica contracción de 5.2 % en la economía mundial, que según previsiones del Banco Mundial,  sería “la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, y la primera vez desde 1870 en que tantas economías experimentarían una disminución del producto per cápita”.

“La recesión ocasionada por la COVID-19 es singular en varios aspectos, y es probable que sea la más profunda para las economías avanzadas desde la Segunda Guerra Mundial y la primera contracción del producto en las economías emergentes y en desarrollo en al menos los últimos seis decenios”, dijo Ayhan Kose, director del Grupo de Perspectivas del Banco Mundial.

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“No existen registros de correcciones a la baja tan súbitas y drásticas de los pronósticos de crecimiento mundial como las que se han visto en la época actual. Si el pasado sirve como referencia, los pronósticos podrían empeorar aún más, lo que implica que los encargados de formular políticas deben prepararse para la posibilidad de tener que adoptar medidas adicionales para apoyar la actividad”.

A raíz de las graves distorsiones a la oferta y la demanda internas, el comercio y las finanzas, se prevé que
la actividad económica de las economías avanzadas se contraerá un 7 % en 2020. Se espera que los
mercados emergentes y las economías en desarrollo (MEED) se contraigan un 2.5 % este año, su primera
contracción como grupo en al menos 60 años. La disminución prevista en los ingresos per cápita, de un
3.6 %, empujará a millones de personas a la pobreza extrema este año”, señala el organismo en la edición de junio de 2020 del informe Perspectivas económicas mundiales del Banco.

Los efectos están siendo particularmente profundos en los países más afectados por la pandemia y en
aquellos que dependen en gran medida del comercio internacional, el turismo, las exportaciones de
productos básicos y el financiamiento externo. Si bien la magnitud de las perturbaciones variará en función
de la región, todos los MEED acusan vulnerabilidades que se ven agravadas por las crisis externas.
Asimismo, la suspensión de las clases y las dificultades de acceso a los servicios primarios de atención de
salud probablemente tengan repercusiones a largo plazo sobre el desarrollo del capital humano.

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“Las perspectivas dan mucho que pensar, ya que es probable que la crisis deje cicatrices difíciles de borrar y que plantee complejos desafíos mundiales”, señaló Ceyla Pazarbasioglu, vicepresidenta de Crecimiento Equitativo, Finanzas e Instituciones del Grupo Banco Mundial. “Nuestra primera prioridad es abordar la emergencia mundial en materia sanitaria y económica. Más allá de eso, la comunidad mundial debe unirse
para lograr una recuperación lo más sólida posible e impedir que más personas caigan en la pobreza y el desempleo”.

El Salvador 

En América Latina y el Caribe, las perturbaciones originadas por la pandemia harán que la actividad económica se desplome un 7.2 % en 2020.

En El Salvador, el Banco Mundial proyecta una caída de la economía de 5.4 % mientras que para 2021 espera que su economía se recupere y obtenga un crecimiento de 3.8 %.

El Banco Central de Reserva ha hecho una proyección de caída de la economía del 4% este año. 

De acuerdo al Banco Mundial, la pandemia pone de relieve la necesidad acuciante de impulsar medidas de política en los ámbitos sanitario y económico, incluidas iniciativas de cooperación internacional, a fin de mitigar sus efectos, proteger a las poblaciones vulnerables y fortalecer la capacidad de los países de prevenir situaciones similares en el futuro y enfrentarse a ellas. En vista de su particular vulnerabilidad, es fundamental que los MEED fortalezcan sus sistemas públicos de salud, que enfrenten los desafíos que entrañan la informalidad y las carencias en las redes de seguridad y que impulsen reformas que promuevan un crecimiento firme y sostenible tras la crisis.