¿Qué es la guerra comercial del acero?

Los consumidores tendrían que pagar precios más altos por artículos que incluyen desde el papel de aluminio hasta automóviles, debido a las medidas proteccionistas del presidente Donald Trump.

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Foto/ Shutterstock

Por Guadalupe Hernández

2018-03-13 5:55:04

El presidente estadounidense, Donald Trump, firmó el jueves pasado formalmente la imposición de aranceles a las importaciones de acero del 25% y del 10% a las del aluminio, de los que quedan exentos por el momento México y Canadá.

“No tomamos estas acciones por elección, sino por necesidad”, aseguró Trump en un acto en la Casa Blanca. Para muchos, este podría ser el inicio de una guerra comercial global.
¿Pero, qué es una guerra comercial?

El analista económico salvadoreño, Rigoberto Monge, explica que una guerra comercial comienza cuando un país adopta medidas unilaterales debido a políticas de proteccionismo, por lo general aumentando aranceles para afectar a sus socios comerciales, es decir, a los proveedores de los productos antes beneficiados con exenciones de impuestos.

Añade que generalmente, el incremento unilateral de los aranceles a uno o varios productos persigue, específicamente, proteger a los fabricantes nacionales, y de paso, mejorar los ingresos tributarios del país.

“También, como dice la administración del presidente Trump, elevar los aranceles a los productos importados y buscar reducir el déficit comercial, en este caso, de los Estados Unidos. Pero como toda guerra en cualquier ámbito, es inaceptable”, sostiene Monge, quien también es el coordinador general de la Organización de Apoyo al Sector Privado para las Negociaciones Comerciales Internacionales (Odasp).

En su opinión, una guerra comercial se desata cuando los países afectados también aplican incrementos arancelarios a los productos del primer país que inició los aumentos.

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Estos productos pueden ser los mismos que protegió el primer país, o bien otros distintos, “cuidando” de que las medidas en represalia afecten negativamente igual o más al que inició las medidas unilaterales, comentó el analista.

En 2017 la producción mundial de acero creció 5.3%, comparado con el año anterior.

¿Cómo afectaría esto a El Salvador?

En el caso particular de las medidas anunciadas por Estados Unidos pueden generar una mayor o menor guerra comercial, dependiendo de la capacidad comercial, económica o política de los países que ejercen la represalia, y es mucho más, si son numerosos los países que reaccionan.

“Países pequeños como los nuestros pueden verse afectados por estas guerras comerciales iniciadas por países grandes de mayor desarrollo. El impacto generalmente se expresa por la vía de los precios, en este caso elevando los del acero y aluminio, y por ende, de todos los derivados”, expresó el economista.

Monge sostiene que las guerras comerciales entre grandes bloques también ponen “en juego” la capacidad o la debilidad institucional de organismos como la Organización Mundial de Comercio, (OMC), que está para resguardar la estabilidad y expansión ordenada del comercio mundial, haciendo que los países miembros cumplan las reglas y disciplinas del comercio multilateral.

Destacó que esas guerras comerciales son un verdadero desafío para la OMC para ejercer sus funciones, y de hecho, Estados Unidos es miembro de la OMC desde 1995, y es miembro fundador del GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio) de 1947, siendo el antecedente de la OMC, que en la actualidad cuenta con 164 países miembros (según datos del año 2016).

Al final, una guerra comercial es una cadena de respuestas de “ojo por ojo, diente por diente” que no hace más que aumentar las tensiones globales.

Y en el caso del impuesto anunciado por Tump, representa “un gran problema, considerando que Estados Unidos es el mayor importador de acero del mundo”.

¿Qué busca EE.UU.?

Según Monge, lo que pretende Estados Unidos es proteger a la industria de su país apoyando a los fabricantes estadounidenses.

La esperanza es que a medida que el acero y el aluminio de otros países se vuelven más caros, debido a los nuevos impuestos, más empresas recurrirán a los fabricantes estadounidenses para satisfacer la demanda.

Sin embargo, no está claro si dichos fabricantes tienen realmente la capacidad de satisfacer toda la demanda.

Según una publicación de la BBC Mundo, Estados Unidos compra esta mercancía a más de 100 países.
Es por eso que Trump aprobó el jueves la medida. “No tomamos estas acciones por elección, sino por necesidad.

Vamos a ser muy justos, vamos ser muy flexibles, pero vamos a proteger al trabajador estadounidense”, dijo Trump en un acto en la Casa Blanca, celebrado el jueves pasado.

Carros y cervezas más caras

Tras la decisión de Trump, la Unión Europea ha dejado en claro que no quiere entrar en ningún tipo de guerras, sin embargo, está preparada y dispuesta a imponer aranceles a las motocicletas Harley-Davidson, el whisky bourbon y los jeans Levi’s, como represalia.

Otros productos afectados serían: la cerveza, los bates de béisbol y los automóviles, en caso de que las compañías deciden pasar el mayor costo del acero y el aluminio a los consumidores.

Sobre este punto, Trump contestó amenazando con imponer gravámenes a constructores de automóviles europeos como Mercedes-Benz y BMW.

A este respecto, el secretario de Comercio de EE.UU., Wilbur Ross, dijo la semana pasada que cualquier aumento de precios relacionado sería pequeño.

China, el mayor exportador de acero del mundo,aseguró ayer que no iniciará una guerra comercial porque los resultados pueden ser “desastrosos”, aunque recordó que defenderá sus intereses ante los nuevos aranceles estadounidenses a las importaciones de acero y aluminio.

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La revista estadounidense publicó la semana pasada su edición más reciente de la lista. El fundador y director ejecutivo de Amazon, Jeff Bezos, encabeza el exclusivo ranking.

El ministro de Comercio chino, Zhong Shan, dijo en una rueda de prensa en Pekín en el marco de la Asamblea

Nacional Popular (ANP) que en las guerras comerciales no hay nunca ganadores, sino solo resultados “desastrosos” para ambos países y el resto del mundo.

No obstante, si China toma represalias, podría centrarse en la electrónica de consumo, lo que perjudicaría a Apple, o semiconductores, lo que afectaría a los fabricantes de chips estadounidenses como Qualcomm e Intel.

Los empleos del sector también se verían afectados. “Una imposición de un arancel como este no hará más que distorsionar el comercio, y en última instancia… conducirá a una pérdida de empleos”, dijo el ministro de comercio de Australia, Malcolm Turnbull.

El primer desempleado por la posible guerra del acero es el mismo asesor económico del presidente de Estados Unidos, Gary Cohn, reconocido defensor del libre comercio, quien prefirió renunciar antes de apoyar los planes de Trump, a quien agradeció y deseó “un gran éxito en el futuro”. tâ tã tä tå tæ tç tè t