La venta de libros usados, un negocio que sobrevive en el centro capitalino

Cientos de miles de libros acomodados en estantes viejos , consolas, mesas y bodegas sobre la 3a calle oriente y Avenida España en la capital, esperan por un comprador.

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Margarita Flores, de 79 años, acomoda algunos de los miles de libros que hay en los estantes. Es madre de Guadalupe Flores, la dueña de dos negocios de ventas de libros en el centro capitalino . Foto EDH / yessica hompanera

Por Jessica Guzmán

2020-12-11 10:08:32

La venta de libros usados ha sido por décadas un negocio hasta cierto punto sostenible para los comerciantes que se dedican a esto.

Vendedores aseguran que antes de la pandemia podían llegar a vender en un día normal unos 100 libros o más; luego con el confinamiento la situación se puso crítica, ya que tuvieron que cerrar y actualmente las ventas andan entre 10 y 25 libros diarios.

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Jacobo Rojas tiene 14 años de trabajar en el negocio conocido como la “Esquina de los Libros”, en la 3a calle Oriente y Avenida España, en el centro de San Salvador, y asegura que debido a la pandemia las ventas se redujeron un 75 %; sin embargo, tiene la confianza que con el inicio de clases pueda mejorar.

“Las ventas bajaron con todo esto de la pandemia, porque ahora la gente está invirtiendo en lo más necesario, es decir en comida y medicina, pero para mi todos los días son buenos porque le fe es vender y siempre viene alguien buscando un libro, los gustos son diversos y buscan de todo”, explica Rojas.

Jacobo Rojas, vendedor de libros muestra, La Biblia del Oso y El Libro Azul. Foto EDH / Yessica hompanera

Guadalupe Flores, dueña de un negocio de libros, en su mayoría usados, que empezó su padre hace muchos años, ubicado en la Avenida Monseñor Romero, asegura que en algún momento la venta de libros sí fue un negocio rentable, ya que mucha gente buscaba todo tipo de lectura.

Según Guadalupe, las bajas ventas de libros durante la pandemia ha sido más fuerte que la revolución digital, ya que en su negocio solo se vende actualmente entre 10 y 25 libros, cuando en un día normal podía vender hasta 100.

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“Cuando está bueno ahora se venden unos 20 libros, pero cuando está malo unos tres libros; ahora solo es para ir pasando el día nada más y cuando tuvimos que cerrar sobrevivimos prestando”, dice la comerciante.

Los libros más buscados

Sin duda la ciencia ficción es uno de los géneros más buscados, como las sagas del Señor de Los Anillos, Harry Poter, Los Juegos del Hambre o buscan de autores específicos como Stephen Edwin King, un escritor estadounidense de novelas de terror, ficción sobrenatural, pero también los clientes buscan lectura religiosa, cuenta Guadalupe.

“Los libros religiosos tienen sus lectores, la gente los busca mucho, aquí tengo este Diccionario Enciclopédico Bíblico Ilustrado que es de los más buscados”, dice y asegura que entre los dos puestos de venta que tiene hay unos 350,000 libros.

Por su parte, Rojas asegura que los gustos son tan diversos, pero lo bueno que es que mucha gente siempre tiene ansias de lectura.

“El pensamiento es diverso, unos quieren obras literarias, otros revistas, otros textos especializados académicos; también buscan obras literarias, novelas, tanto de escritores salvadoreños como extranjeros, y muchos buscan los religiosos, buscan también de (Gabriel) García Márquez, Paulo Cohelo, Vargas Llosa”, cuenta el vendedor.

Además comentan los comerciantes que muchos de los libros que tienen a la venta en sus estantes se debe a que la gente llega a vendérselos, porque ya no los necesitan o ya no los quieren.

Guadalupe explica que evalúan el estado y qué tipo de libro es y así pueden definir un precio, pero normalmente compran por peso entre $0.10 y $0.15 la libra.

También les compran libros que las librerías ya no venden y quieren deshacerse de ellos para invertir en nuevos o los que están siendo más buscados en el momento.

Rojas asegura que en esos negocios la gente puede encontrar un libro desde $0.05 hasta algún ejemplar de mucho valor histórico como La Biblia del Oso, que es de los sacros libros del Viejo y Nuevo Testamento, cuyo costo ahí es de $100.

“El libro más caro que tengo es La Biblia del Oso del año 1569 que la tengo a $100. También tengo El Libro Azul, que recopila datos históricos, este libro en el 2016 cumplió 100 años, pero este es una copia, lo puedo vender hasta en $80”, dice Rojas.

El vendedor asegura que para él no es solo un negocio de venta, ya que desde pequeño le gustó la lectura y tuvo la visión que iba a trabajar vendiendo libros.

“Me ofrecieron este trabajo y me gustó, me gustó leer, tocar los libros que nunca toqué, porque desde que aprendí a leer tuve sed de lectura, llegué hasta a robar libros para leer más, porque no tenía dinero para comprar y ahora están a mi alcance tantos libros”, relata Rojas.

Incrementa la lectura de ebook

Con el cierre obligatorio de los negocios se incrementó la cantidad de personas que prefirien la lectura de libros electrónicos.

“Pues antes sí fue un negocio que daba, era rentable, pero ahora ya no, con la pandemia y con esto que la gente dice que en internet encuentran más libros, pues las ventas van mal, pero yo les digo que no hay como leer un libro así de papel, un libro en físico”, comenta Guadalupe.

Según Libranda, la principal distribuidora de contenido digital editorial en lengua española en todo el mundo, en su más reciente informe, dice que en los meses más duros de la cuarentena las ventas crecieron de un 20 % a un 50%.

“En paralelo, el confinamiento doméstico está haciendo que las personas busquen refugio en la información y el entretenimiento digital. Consecuentemente, la lectura digital registra datos muy positivos con un incremento de ventas de ebooks del 50 %, también hay incremento del préstamo bibliotecario digital del 30 %”, asegura la distribuidora electrónica.

En cuando a datos de la región latinoamericana, en lo que respecta a los crecimientos por territorio en unidades de libros en digital comprados, los más significativos en 2019 son: Colombia (17 %), Perú (15 %), Chile (14 %), México (11 %) y España (10 %).

El único país que decrece en unidades este año es Argentina (-5 %), indica Libranda.