Finca "Mileydi", en Chalatenango, produce café de exportación comprado por empresa de jugador de la NBA

La finca está ubicada en Chalatenango y produce café que ha sido premiado en reciente subasta internacional. Eso lo ha llevado a vender cada libra del grano a $70 a empresa de jugador de la NBA. Su calidad fue superior a la de países como México, Costa Rica, Nicaragua e incluso Colombia.

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La finca “Mileydi” en La Palma, departamento de Chalatenango tiene más de 10 hectáreas de extensión a 1,300 metros de altura. En la finca familiar se pueden ver cultivos de Pacamara, Pacas y Geisha y es justamente su alta calidad lo que lo ha llevado a exportar café a países como Estados Unidos, Rusia, Australia, Japón y Singapur. Foto EDH/ Jessica Orellana

Por Jessica Orellana

2022-02-19 9:30:31

Ever Leonel Díaz, de 38 años, nació en una familia de agricultores de La Palma, Chalatenango. Hace 17 años que cultiva café y es dueño de la finca Mileydi, de diez hectáreas de extensión, a 1,300 metros sobre el nivel del mar y está plantada con cafetos de las variedades Pacamara, Pacas y Geisha. Gracias a esa alta calidad ha exportado a países como Estados Unidos, Rusia, Australia, Japón y Singapur.

“Mi padre era ganadero. Yo era joven y decidí que me dedicaría al café. Fui de los primeros que empecé a sembrar en La Palma. Cuando comencé no sabía nada. Yo solo sembré variedades porque los palos eran grandes, ¡y vaya sorpresa! Ahora la finca es una de las que produce el mejor café”, comenta Ever con gran satisfacción.

Ahora es un experto caficultor que dedica todo su tiempo para cuidar su plantación, contemplar la maduración del fruto, su corte y el secado lento en camas africanas, la técnica que permite que sus sabores se destaquen.

GALERÍA: “Hemos vendido a 70 dólares la libra de café”: finca Mileydi, la mejor producción de exportación del país

Ever no está solo en su esfuerzo, su esposa Norelvia Elías de Díaz es un gran apoyo porque también conoce de café. Ella tiene su propia finca llamada “La Bonita”, que también ha rendido grandes frutos. “Nosotros nos complementamos. Hemos ido creciendo juntos, toda la familia apoya. Con nuestros hijos trabajamos de la mano”, relata Norelvia.

Ever no es ingeniero agrónomo, ni ingeniero en biotecnología o experto en Gestión Ambiental. Él ha estudiado hasta 7º grado, pero siempre tuvo una fascinación por la tierra. Su instinto le permitió destacar entre más de 141 muestras, de las seis regiones cafetaleras de El Salvador. “Acá nadie es estudiado creo yo, nos prometen que nos van a venir a capacitar y nunca vienen; lo que nosotros aprendemos es porque ayer no nos salió bien y así vamos mejorando”, relata el cafetalero.

La pareja tiene tres hijos: Josué, Mileydi y Heydi. Ven en ellos un futuro prometedor y esperan que puedan estudiar ingeniería y así desarrollar técnicas de cultivo más especializadas. “Yo espero que mis hijos tengan las oportunidades que yo no he tenido y se puedan educar”, comenta Ever.

El caficultor se asoció desde hace 5 años al Consejo Salvadoreño del Café y cada año ha ido mejorando su producción. “Mi plantación de hoy es el resultado de mucho esfuerzo y mucha paciencia, porque el trabajo del cafetalero no se ve de un día para el otro. Ya tengo años de trabajar e ir creciendo. Ahora lo que deseo es seguir innovando”. Foto EDH/ Jessica Orellana

Destacan en subasta internacional

Ever relata que en la última subasta internacional de café, en agosto pasado, logró vender a Estados Unidos y a Japón. “Ya antes había mandado un lotecito para Australia y otro para Rusia. Gracias a Dios todo mi café es muy exportable, aunque soy un pequeño caficultor”, dice.

El caficultor se asoció desde hace 5 años al Consejo Salvadoreño del Café y cada año ha ido mejorando su producción. “Mi plantación de hoy es el resultado de mucho esfuerzo y mucha paciencia, porque el trabajo del cafetalero no se ve de un día para el otro. Ya tengo años de trabajar e ir creciendo. Ahora lo que deseo es seguir innovando”.

De hecho, en la pasada subasta internacional certificada por el Consejo Salvadoreño del Café (CSC), en coordinación con Alliance Cup Of Excellence, alcanzó el segundo mejor precio por libra de la región, pues el lote A de la finca Mileydi obtuvo el primer lugar de Taza de Excelencia 2021, con puntaje de 91.68 de 100 posibles; eso le permitió vender a $70 cada libra de café a la compañía Big Face Brand, del jugador de basquetbol profesional de la NBA Jimmy Butler.

Ahora es un experto caficultor que dedica todo su tiempo para cuidar su plantación, contemplar la maduración del fruto, su corte y el secado lento en camas africanas, la técnica que permite que sus sabores se destaquen.
Foto EDH/ Jessica Orellana

Según el CSC, el grano nacional fue ofertado a 92 compradores inscritos de diferentes partes del mundo. El precio promedio de Taza de Excelencia para El Salvador fue de $22.52 por libra; el total de ofertas recibidas fue de 2,616 y el total de ingresos de la subasta fue de $380,394.59 por 16,894.04 libras de café subastadas.

La estrella del básquetbol compró más de 538 libras de la variedad Pacamara, cultivadas por Ever y su familia. Para él, esa venta ha significado un reconocimiento a su esfuerzo, pues sostiene que por años se ha dedicado a la caficultura y por primera vez se coronó como número uno en el certamen nacional.

El café de la finca Mileydi, en Chalatenango, posee notas de panela, melocotón y frutos tropicales, como mandarina y maracuyá, razones las que su lote B alcanzó el tercer lugar en la subasta con un precio de $64.30 por libra, ofertados por Honey Coffee de Japón.

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Pero más allá de los reconocimientos Ever se ha convertido en un referente en el cultivo y eso le ha permitido invertir más en su finca y brindar oportunidades de trabajo para jóvenes. “Acá la mayoría que trabajan son jóvenes; más o menos le damos trabajo a unos 12, y eso que ya muchos ya no quieren trabajar como cortadores, pero casi todo el año tienen trabajo: podan, abonan y cortan, acá siempre hay trabajo”, expresa.

Ever asegura que con la experiencia y las ganancias cada año va invirtiendo más en el trabajo y ahora cuenta con más de 10 camas africanas y una bodega donde se guardan los granos ya secados.

Este caficultor ya es un referente en su localidad e invita a que otros cafetaleros, por muy pequeños que sean, cosechen café con un gran nivel y así eleven el valor para poder generar mayores ingresos.

Ever no está solo en su esfuerzo, su esposa Norelvia Elías de Díaz es un gran apoyo porque también conoce de café. Ella tiene su propia finca llamada “La Bonita”, que también ha rendido grandes frutos. “Nosotros nos complementamos. Hemos ido creciendo juntos, toda la familia apoya. Con nuestros hijos trabajamos de la mano”, relata Norelvia.
Foto EDH/ Jessica Orellana