Cajas sorpresa, un emprendimiento con éxito durante la pandemia

El cierre de tiendas de regalos y almacenes fue lo que impulsó esta singular idea de negocio

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Bububox se ha convertido en un emprendimiento familiar en el que participan hasta ocho personas y cada una tiene su salario. Los precios de las cajas van desde los $10 hasta los $25 o más. Foto EDH / Cortesía.

Por Tania Urías

2020-08-14 9:40:34

Chocolates, galletas, boquitas y dulces son los ingredientes principales de las llamadas cajas sorpresa, una nueva forma de emprendimiento que ha cobrado mayor fuerza debido al cierre de tiendas de regalos.

Se trata de cajas personalizadas que pueden contener lo que el cliente desee. Aunque comenzaron con golosinas, ahora incluyen vinos, cervezas y hasta preservativos, dependiendo lo que el cliente demande.

El nuevo concepto de emprendimiento ha sido una alternativa de ingresos para muchos jóvenes que, en medio de la crisis, han perdido su trabajo o han visto reducidos sus ingresos. Además, también se ha vuelto parte de una economía colaborativa en la que diferentes emprendedores convergen como proveedores.

Los emprendedores se las ingenian día a día para innovar con ideas que permitan brindar al comprador lo que se le ocurra y sobre todo que sorprenda al receptor del regalo.

Así algunos hacen hasta cajas dietéticas, con alimentos sin gluten e incluso para recuperados de COVID- 19 o hasta de pésame.

Los ingredientes que contienen varían según el motivo para el que sean elaboradas, puede ir desde un dulce hasta una bolsita de té, que está asociado a consuelo o calma (para duelos), vitaminas ( si son para recuperados de COVID-19), entre otras .

Los precios rondan entre los $10 a los $30 o más, dependiendo de la cantidad de ingredientes y la venta se hace a través de redes sociales.

Negocios como MagicBox están incluyendo productos locales, lo que contribuye a crear una economía colaborativa. Foto EDH / Cortesía.

Bububox: “La pandemia fue nuestra oportunidad”

La idea nació en la mente de dos hermanas, una dedicada al mercadeo y la otra ingeniera, que al inicio de la emergencia por la pandemia experimentaron un recorte de salario en sus respectivos trabajos.

Ambas decidieron que debían conseguir una forma de ganar dinero extra. Ana, la menor, ya había experimentado con regalos personalizados y animó a Carmen, la mayor; a que probaran este emprendimiento.

Cada una aportó $50 y con los $100 que juntaron compraron golosinas, armaron las cajitas y subieron las fotos a la web. Era marzo y las ventas apenas caminaron.

Sin embargo, a medida los días pasaban los pedidos comenzaron a aumentar de tal forma que debieron contratar servicio de delivery, y optaron por dos personas que habían perdido su empleo.

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Hoy, han contratado cuatro empresas más que les reparten sus peculiares cajitas sorpresa.

La inversión que empezó con $100, hoy supera los $3,000 mensuales y de uno o dos pedidos por semana que recibían, hoy son hasta 10 diarios y cuando hay fechas especiales, como el Día de la Madre pueden llegar a triplicarse.

“Las cajas son ahora un emprendimiento familiar y de eso sobrevive toda la familia, para decirle que desde que comenzamos yo no he tocado mi salario”, contó orgullosa Ana.

Las hermanas no imaginaron cuánto de bien les iría, hasta que se vieron obligadas a contratar a toda la familia para que les ayudara a armar las cajitas.

Primero se incorporó la mamá, luego el papá, los tíos y hoy hasta la abuela participa elaborando las cajas sorpresa que son enviadas en su mayoría a novias o esposas por motivos de aniversario o cumpleaños.

El emprendimiento ha crecido tanto que las hermanas han decidido emplear a más personas y han optado por aquellas que han experimentado despidos durante la pandemia.

“Mientras salía gente que despedían, los íbamos incorporando ya sea como delivery o ayudando. Esto nos ha permitido apoyar amigos y familiares que han perdido empleos”, cuenta la emprendedora.

El negocio ha crecido de tal manera que da empleo a unas 20 personas, desde diseñadores gráficos, los que hacen las viñetas, el que elabora las cajas de cartón, los de delivery y hasta artesanos que les hacen los juegos de mesa, los miembros de la familia, que tienen salario y otros.

Las jóvenes venden en redes sociales y empezaron con cero seguidores, hoy tienen más de 5,000 que los conocen y son clientes frecuentes. La premisa de Bububox es que son cajas personalizadas por lo que no hay límite a la hora de colocar lo que el cliente desee.

La joven dice que la familia ha ido innovado con las cajitas y cada día incorporan nuevos productos o conceptos y a veces son los mismos clientes los que las sorprenden con lo que les piden.

“Era súper difícil expresar el cariño en tema de pandemia y estas cajas resolvieron eso. No solo para un cumpleaños, sino para decirle a alguien que se le extraña”, explicó.

La iniciativa también se ha adaptado a la situación de confinamiento que vive el país y por ello han incorporado opciones para niños.

“Tenemos cajitas con juegos de mesa, libros de colorear, cosas que les saquen alegría a los niños”.

Bububox está por lanzar una cajita que incluirá productos de otros emprendedores que hacen sandalias, bisutería y más, para ayudarles a crecer.

La joven dice que todo va debidamente desinfectado para que la gente sienta la confianza de comprarlo y enviarlo.

Las hermanas dicen que ahorita hay una crisis económica que provoca estrés y este proyecto ayuda mucho, por que a todos les gusta recibir una sorpresa.

Jonathan Gómez ha despuntado con su negocio pues la demanda de cajas de sorpresas ha crecido mucho. Foto EDH / cortesía

Magic Box, “Cada caja es una experiencia”

Su emprendimiento nació en noviembre de 2019. “Mi idea era crear un regalo personalizado que tuviera exactamente lo que la gente quiere, pero nunca me imaginé el crecimiento iba a tener y el confinamiento me sorprendió a mí y me catapultó”, contó.

Jonathan combina su emprendimiento con su trabajo profesional, pero asegura que sus jornadas son agotadoras.

“De diez pedidos a la semana con los que comencé, hoy tenemos diez diarios” explicó.

La personalización de la caja incluye que se coloquen viñetas a las botellas con los nombres de los receptores o mensajes de cariño.

Jonathan dice que comenzó solo, pero con el aumento de pedidos, hoy está rodeado de un grupo de amigos y familiares que participan armando las cajas.

El joven asegura que su emprendimiento funciona para todo tipo de clientes. “Al principio se movían mucho regalos para hombres con cervezas y vinos. Luego cumpleaños y hoy se han hecho muchas para médicos que atienden pacientes COVID-19 o incluso para declarar amor”, contó.

La demanda de productos ha sido tal que el emprendedor asegura que todos los días se inventa nuevas cajas.

Por ejemplo recientemente sacó a la que llamó “Quarantine time”, especial para niños, que incluía además de golosinas, plastilina, libros para colorear y juegos de mesa.

Luego hizo otra que bautizó como “Regreso a la nueva realidad”, que contiene la mascarilla, el alcohol gel y todo la que la persona iba a necesitar para su regreso al trabajo.

También posea otra caja sorpresa que lleva desayunos. “Trabajé con un kit de empacados al vacío, para que la gente haga su propio desayuno y tengo otro para que se preparen su trago favorito…Son cajas que traen más que regalos, experiencias”, cuenta Jonathan.

“Yo desde el principio sabía que tenía que ser creativo, que la persona viera mi trabajo y que fuera hecho por mí, así me tocó inventar cosas para crear mi propio diseño, invertí mucho pero ya comienzo a tener liquidez”, cuenta el emprendedor.

Jonathan dice que el crecimiento del negocio le ha obligado a abrir tres cuentas bancarias solo para el ingreso de Magic Box y para facilitar las transferencias bancarias.

“Para mi la pandemia ha sido una oportunidad, el Día de la Madre y del Padre cayeron en cuarentena y fue una locura completa. Quería cerrar pedidos y era imposible…”, explicó.

Él asegura que de noviembre a junio los ingresos han subido en un 60 a 70% por mes

El emprendedor asegura que está abierto a armar la caja que le pida el cliente. “Una vez mi pidieron un cuadrito con una leyenda que decía: rompa el vidrio en caso de emergencia y adentro iban condones, eso es súper raro y ahora tiene mucho pegue”, relató riéndose.

También ha hecho cajas para diabéticos y para gente con alergias y más.

Jonathan dice que emprender no es fácil, pero él cree que siempre se debe apostar por algo en lo que se crea. “Muchas veces quienes más dudamos de nosotros mismos, somos nosotros”, contó.