Brecha salarial se ha ampliado pese a que mujeres estudian más

Los datos de 2018 indicaron que el salario de una mujer con 13 años de estudios fue $85.43 menos que el de un hombre con la misma preparación.

descripción de la imagen
La experta, Rosa Chavarría, señaló que actualmente las mujeres deben “tener mayor evidencia” de sus capacidades que los hombres. Foto EDH/ Archivo

Por César Jiménez

2020-03-08 9:35:39

Hace tres años la diferencia de salarios entre hombres y mujeres, también llamado brecha salarial, era de $53.45 ya que el salario promedio nacional masculino fue de $330.05 mientras que el femenino fue de $276.60.

Para 2018 datos de la Dirección General de Estadística y Censos (Digestyc) en la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM) muestran que esta brecha creció a $59.59 a pesar de que el salario de las mujeres ascendió a $293.05 y el de los hombres, a $352.64, lo que significa un aumento de $16.45 y $22.59 respectivamente.

Eso significa que en un año, la brecha salarial, lejos de reducirse, aumentó $6.14 y uno de los puntos que destacan los datos es que entre más años de estudios aprobados tengan las mujeres, mayor será la diferencia de salarios frente a los hombres.

Rosa Chavarría, coordinadora de la Red de Pacto Global, comentó que estos datos generan inquietudes sobre el acceso que tienen las mujeres a nuevas plazas de trabajo según su formación académica o su valor en esas áreas de trabajo.

“Son datos estadísticos, no son percepciones, no son sentimientos, son datos que uno dice ‘aquí está pasando algo’ para poder comprender”, dijo la experta.

Más estudios, menos salario

Chavarría expresó su preocupación en las diferencias salariales de las mujeres con menos años de estudios en comparación con las que tienen más años de formación.

En 2017 el sector femenino que no tenía ningún tipo de estudio ganaba $158.80 y los hombres, $198.29, separados por una brecha de $39.49 mientras que las que poseía 13 años de formación o más ganaban $533.39 y los hombres con esa misma educación recibían $606.47, una desigualdad de $73.08.

“Es irónico porque uno se pregunta ‘¿por qué entre más estudios la brecha va a ir creciendo?’. Eso tiene que ver mucho con qué nuevos accesos, qué nuevas plazas tengan entre más estudios y cómo se están valorando en esas áreas de trabajo”, expresó.

Comparado 2018 con 2017, en las mujeres que no tenían ningún tipo de estudio, la brecha salarial aumentó $0.42; mientras que las que tenían 13 años de estudio a más, la diferencia fue de $12.35. Y solo cuando las mujeres cursaron de 1 a 3 años de estudio, la brecha disminuyó $0.26.

Chavarría aseveró que en ocasiones las mujeres atraviesan diversos obstáculos cuando aspiran a puestos laborales importantes y en algunos casos siente que ellas deben “tener mayor evidencia de que son capaces de hacer las cosas” porque hay hombres que no tienen el mismo nivel de trayectoria y son tomados en cuenta.

“Eso es un sesgo mental que existe socialmente. No quiero decir que es algo malo, pero es algo bien evidente. Cuando uno ve las hojas de vida o aún en las área de recursos humanos, cuando quieren a alguien para el nivel de director o gerente, si es una mujer, debe tener maestría, experiencia, postgrado, idiomas, áreas de trabajo; y cuando es un hombre probablemente no posee un postgrado o no le soliciten una maestría, simplemente años de experiencias”, dijo Chavarría.

Datos de 2018

Según datos de la Digestyc a 2018, de la Población en Edad de Trabajar (PET) (4,900,541 salvadoreños), el 54.3 % (2,260,399) eran mujeres y el 45.7 % (2,240,142), hombres.

Sin embargo esto no se ve reflejado en el número de la Población Económicamente Activa (PEA) ya que el sector femenino solo alcanza el 40.8 % de un total de 3,004,990 personas que estuvieron en el mercado laboral y los hombres sobresalen con un 59.2 %.

La tasa global de participación de 2018 (personas que están en edad de trabajar y que poseen empleo) fue del 61.3% mientras que el 38.7 % perteneció a la tasa de inactividad a nivel nacional.

Esta última estadística se refiere a la población apta para laborar, pero que no está trabajando o buscando un empleo. En esta tasa el sector femenino representó el 53.9 % mientras que en el masculino fue del 20.5 % y, por lo tanto, fueron parte de la población económicamente inactiva (PEI) que ascendió a 1,895,551 personas: el 24.3 % fueron hombres y 75.7 % las mujeres.

Esto significa que son más las mujeres sin empleo que el número de hombres y algunos de los motivos por los que las mujeres no trabajaron ese año fueron, principalmente los quehaceres domésticos (69.6 %) seguido en menor escala, de los estudios (9.1 %).