Cómo prestar dinero a familiares o amigos (y no morir en el intento)

Prestar dinero es como un juego de 50- 50. Bien manejado, obtienes ganancias; mal administrado, te arriesgas a no volver a ver ni el dinero ni a la gente. Aquí unas recomendaciones

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Foto EDH/Archivo

Por V. Linares

2019-01-21 1:53:40

Prestar dinero es como un juego de 50- 50. Bien manejado, obtienes ganancias; mal administrado, te arriesgas a no volver a ver ni el dinero ni a la gente. Pero, ¿qué pasa cuando el que presta es un amigo o familiar? ¿Es bueno o malo?

Como en todo, no existe una fórmula para determinar cuándo es correcto o incorrecto mezclar finanzas y relaciones personales; sin embargo, una buena ayuda es pensar a quién le prestarás, cuánto y cómo harás para que funcione.

Sin dejar las cosas claras, es común que el prestador se convierta en sirviente del que le presta; que haya incomodidad en la familia o reuniones entre amigos y, en los casos más extremos, se rompan las relaciones, el prestador nunca pague, desaparezca o se incurra en acciones legales.

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Por eso, aquí algunos consejos para prestar dinero a familiares o amigos y no morir en el intento:

1.Discute otras opciones
¿Existen otras formas en que puedas ayudarlo? El dinero no siempre es la única solución. Puedes ofrecer asesoría o contactos para resolver su problema. Por ejemplo, pueda que tu amigo o familiar necesite dinero para comprar una plancha y tú casualmente tengas una que ya no utilizas en casa; o que quiera un boleto para viajar y tú tengas cómo ofrecerle alojamiento o transporte.

2. Presta sólo la cantidad que puedas prescindir
Este es un juego de 50-50. O te pagan o no. Al ser probable que no vuelvas a ver tu dinero, es esencial que nunca pongas en riesgo tu bienestar financiero. Si decides prestar, entrega solo la cantidad que puedas perder y no comprometas tus obligaciones. No prestes dinero que no tengas; es decir, no uses dinero ajeno ni tarjetas de crédito.

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3. Sé claro con tus expectativas
Si quien presta no es un aficionado a la organización, toma la iniciativa y realiza un detallado plan de pagos con calendario y plazos límite. También deja claro si cobrarás algún tipo de interés. Prevé todos los escenarios posibles y no temas discutir con la persona a la que le prestarás qué ocurrirá si algo sale mal o si no puede pagar en tiempo y forma. Una actitud abierta y sincera permitirá dejar claro qué espera tanto el que pide como el que da. Cuentas claras, amistades (relaciones) largas, ¿no?

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4. Todo por escrito
Aunque la relación sea cercana, si es un préstamo a un familiar o amigo es preferible que exista algún tipo de respaldo legal o por lo menos avalado de alguna manera. Si la cantidad a prestar es elevada e implica un esquema de pagos, lo más recomendable es que elabores un contrato con un abogado. Anadirá un sentido de responsabilidad y compromiso más difícil de romper que los tratos solo de palabra. Como dicen: vale más prevenir que lamentar.

5. Sé consecuente
Toda responsabilidad debe ser cumplida en los plazos indicados. Quizá no quieras ser hostigante y repienses en enviar un recordatorio de la fecha de pago; sobre todo si ya tiene un retraso, pero es importante que el deudor tenga conocimiento de que quien le prestó está pendiente y monitorea la situación.  Por otro lado, si decidieron no comentar el tema durante reuniones familiares o de amigos, no lo hagas ni en broma. Cumple con lo que prometiste y exige lo mismo.