Sino se educa a los niños desde temprana edad en el tema de las finanzas personales se pueden convertir en adultos vulnerables frente al dinero, haciendo casi imposible alcanzar la estabilidad y seguridad financiera necesaria.
Por otro lado, heredarles el legado de la educación financiera es sembrar en ellos la semilla para convertirse en agentes de cambio y transmitir de generación en generación la creación de riqueza y prosperidad financiera.
Primero que nada, cuando de niños se trata, los padres deben enfocarse en un objetivo: enseñar y moldear el comportamiento en tres temas básicos que les darán la ventaja de construir estabilidad financiera desde ahora, la relación con el dinero, el ahorro y la planificación financiera.
Es necesario aclarar que para poder educar a nuestros hijos , debemos tomar conciencia que el testimonio personal es la clave y la mejor herramienta.
Esta condición nos debe hacer tomar conciencia clara que los padres de familia primero debemos re-educarnos a nosotros mismos porque niños y jóvenes aprenden con el ejemplo. Cualquier edad es buena para enseñar, mantenga las conversaciones sencillas, con lenguaje claro y hablando con naturalidad del dinero, enseñando siempre por medio de las actividades de la rutina diaria.
La principal lección que debe estar presente en cada pequeña conversación es: APRENDER A ESPERAR, A PRIORIZAR Y A CONTROLAR LOS IMPULSOS, recordando que los hijos deben ver este mismo comportamiento en nosotros sus padres.
En el tema del dinero, los niños deben saber de dónde viene el dinero que gastamos, eso nos llevará a explicar que es un recurso limitado y no infinito como suelen creer y hacerles ver que por esta razón es indispensable utilizarlo prudentemente y distribuirlo de manera eficiente.
Como cuando vamos al supermercado es buen momento para ir con lista de compras y aclararles que no compramos todo lo que queremos sino lo que necesitamos para cierto tiempo y que al sobrar dinero, debemos guardarlo para otras necesidades.
Lo importante es que forjemos en ellos una relación de prudencia porque nunca debe gastarse todo de una vez.
Eficiencia en el manejo porque se debe distribuir priorizando con equilibrio y responsabilidad. Se debe educar además para suprimir los impulsos, así enseñamos a nuestros hijos a esperar con paciencia y trabajar progresivamente para adquirir algún bien, no dejando que la gratificación inmediata se desarrolle en sus mentes y corazones.
Pero esta enseñanza debe ir más lejos, los niños debe ver que sus padres somos productivos en varias áreas además de un empleo fijo, para que aprendan que se pueden generar ingresos provenientes de diferentes fuentes, explicándoles los beneficios y estimulando sus ideas emprendedoras.
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