Marvin Melgar, presidente de Coexport: “Allá afuera no nos van a andar esperando”

La paralización total de la actividad económica está poniendo en riesgo muchos de los contratos comerciales negociados desde hace varios años. Incumplir entregas pone en desventaja al país frente a otros como Honduras, que han seguido produciendo el mínimo.

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Marvin Melgar, presidente de Coexport. Foto EDH / Archivo

Por Karen Molina negocios@eldiariodehoy.com

2020-05-19 4:30:28

Las exportaciones ya muestran una caída significativa en el último mes. De acuerdo con el Banco Central de Reserva, las ventas al exterior cayeron 13%, una cifra que hace retroceder a cifras de hace 10 años. Marvin Melgar, presidente de la Corporación de Exportadores de El Salvador (Coexport) hace una lectura de esta cifra y los riesgos que hay si las empresas se mantienen cerradas y no se les deja producir al menos el mínimo que garantice el cumplimiento de contratos de entrega. Otros países están aprovechando esa oportunidad y si el país la pierde, perderá también fuentes de empleo.

Los datos del Banco Central muestra que ya hay una caída del 13% en las exportaciones. ¿Cómo está afrontando el sector esta disminución en las ventas?

Ya hay dificultades. Han pasado como dos meses y en todo ese tiempo no se pueden enviar las órdenes pues además de que se pierden, también se pierde toda la programación logística, la entrega de los buques, todo es un problema. Con el detalle de las exportaciones, en Coexport nosotros hicimos una proyección y antes de que el Banco Central de Reserva diera los datos, con esta caída de 13% en las exportaciones a abril, sí coinciden con lo que nosotros habíamos proyectado que era que podíamos tener una pérdida de exportaciones a cierre de año del 20% que equivaldría a $1,200 millones. Pero la hicimos con el supuesto de que la cuarentena terminaba esta semana. Si lograra terminar esta semana y nosotros lográramos entrar en un proceso de reapertura, ordenada, con protocolos y con criterios de seguridad y distancia social, y salir al mercado y ver qué es lo que se puede lograr porque no es que nos están esperando para comprarnos. El mundo ha cambiado totalmente y están cambiando los patrones de consumo.

Nosotros hemos sido muy optimistas en la proyección que se ha hecho. Ya no diéramos si tuviéramos que pasar más tiempo con las plantas cerradas. Y ahí el grave problema son los empleos que se pierden. Hay un dato del ICEFI que en exportaciones se podrían perder 165,000 empleos aunque ellos están contemplando empleos informales. El panorama luce bastante desalentador.

El sector textil ha sido uno de los más golpeados por las medidas para contrarrestar la pandemia.

Cuando usted dice “no nos están esperando para comprar” ¿A qué se refiere? ¿Cómo ha visto que se están comportando las exportaciones de los países vecinos?

Aquí en la región, Honduras y Guatemala no están cerradas, ellos mantienen un porcentaje de operaciones. Han tenido semanas difíciles, pero después de eso han ido abriendo, nunca cerraron del todo. Nunca se les dijo: “paren” como se nos dijo aquí. Entonces esa medida ha sido positiva porque ha permitido que en el caso de Honduras siga cumpliendo con órdenes, pedido. De hecho, Honduras y República Dominicana van a producir una cantidad de mascarillas y batas para hospitales, para médicos…no tengo los datos ahorita, pero es una cantidad bárbara. Eso bien pudo haber sido Honduras y El Salvador, pero el pedido se ha ido a esos dos países porque aquí no teníamos esa capacidad productiva, no habían plantas trabajando, no estaban los permisos. Entonces eso lo que genera es inseguridad y desconfianza. Los clientes siempre quieren un proveedor seguro.

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¿Allá afuera los demás países siempre siguen comprando?

Sí, lo que ha surgido es que ha habido un giro en torno a la demanda. Siempre hay una demanda, pero ahora la demanda es de insumos médicos y como todo mundo está necesitando mascarillas y batas para los hospitales, los médicos, entonces alguien tiene que producirlas y nuestras fábricas de acá estarían en la disposición de hacerlas, pero no se ha podido abonar a la cadena dado que aquí hay un cierre. Y las que les habían permitido un 20% también están sufriendo de acoso de otro tipo, que son todavía más preocupantes porque entonces los inversionistas, gente que probablemente tenía antes de la pandemia, un interés de poder invertir en El Salvador, en determinados proyectos, ve todo esto y dice: “no, ahí no es muy seguro” y quizá no es muy predecible y se lleva la inversión a otra parte. Es decir, una cosa nos lleva a otra que es el tema de la inversión.

Además de los textiles, qué otros sectores están reactivados y en los que podríamos tener oportunidad.

En las otras categorías, químicos y farmacéuticos están trabajando y se está importando en la región, es una buena oportunidad para mantener los mercados y para poder incrementar ventas. En el caso de los alimentos con excepción de los snacks que ahí lo que estamos haciendo es importando. Usted va a los supermercados locales y ya no encuentra nada de Diana ni nada de Bocadeli. Igualmente en la región donde ambas tienen un mercado importante, también están vacíos esos anaqueles. Entonces los van llenando las otras fábricas de la región que no están paradas. En un sondeo que hicimos desde Coexport nos percatamos que ninguna fábrica de snacks en América Latina había parado como pararon a Diana.

¿Entonces, se está dejando por fuera a las empresas salvadoreñas?

Claro y ¿Qué pasa cuando queda por fuera? Es que estamos no dándole la posibilidad de tener trabajo a nuestra gente. Los empleos se pierden y se van para otro lado cuando deberían estar acá. Nosotros en Coexport queremos iniciar un proceso de restituir los empleos, pero para eso se necesita la confianza de los inversionistas y de las empresas a efecto de tener planes agresivos de recuperación porque si no, nos vamos a llevar mucho tiempo en la recuperación.

Y los contratos ¿A estas alturas ya hay contratos suspendidos?

Sí, ya hay contratos suspendidos. El caso de los textiles, téngalos por seguro. En las otras categorías deben haber algunas reprogramaciones y cantidades que se van a renegociar.

Cuando digo: “no nos están esperando” significa que pasado todo esto y abierta la capacidad productiva habrá que darse cuenta cómo está el mercado porque a través de la pandemia, se están cambiando el consumo y la gente se está yendo por lo local. Al ver la tragedia que hemos vivido, la gente prefiere comprar localmente. En Estados Unidos hay una campaña fuerte para consumo local. Entonces, ese nacionalismo es probable que surja como un mecanismo natural y eso sea una de las barreras o limitantes que tengamos los exportadores para ir a otros mercados. Nos va a costar un poco más. Hay que estar conscientes que no va a ser fácil.

Sigue latente una nueva prórroga de la ley de emergencia y cuarentena. ¿Qué pasa si se prorroga por varios días más?

Sería terrible. Habría que volver a calcular cifras y no sé qué número nos daría, pero le aseguro que no sería un 20% (de reducción de exportaciones). Vea el caso de las remesas, que es una caída del 40%. Entonces, golpes así nos pueden impactar mucho. Entonces, yo creo que el país ya no puede perder tiempo en seguir en la cuarentena sino que tiene que dar los pasos con decretos seguros, al unísonos de una reapertura gradual que se abra con protocolos de seguridad, bajo criterios de distanciamiento social en las plantas. Ese tiene que ser la medida porque eso de que le digan: va a empezar con el 20%. ¿A qué se refiere 20% de las plantas, 20% del personal, del edificio, el 20% de los productos? Pero si cumplimos las medidas de distanciamiento social, será mucho mejor.

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¿Y cómo considera que afectará toda esta crisis al déficit de exportaciones que ya tenía el país?

Esto es como que regresemos el país a 10 años atrás. Es como que, además de que nos paramos sino que agarramos el tiempo y nos fuimos hacia atrás 10 años y estamos a esos niveles. Si logramos cerrar 2020 solamente con una caída del 20% como lo hemos previsto, llegaríamos a cifras de 2010, 2009, pero sino, puede que regresemos más y eso es muy perjudicial para la economía, para todos. Necesitamos trabajar en lograr darle vuelta a esto y devolverle al país los empleos que se han perdido.

¿Qué tan importante es en estos momentos generar confianza con los clientes que compran al país?

En el caso de los proveedores seguros, usted sabe que nosotros exportamos sobre todo a Estados Unidos y Centroamérica. Desde hace unos años desarrollamos con USAID un proyecto para enviar alimentos a Estados Unidos, a una cadena que se llama Kroger y ese proceso nos ha demorado tres años. El negociar con los brokers (intermediarios), conseguir las citas. Primero con el broker que nos va a llevar a la cadena de supermercado a reunirnos con un comprador, después cumplir con las adecuaciones del producto, en fin, ya estamos listos. Ya hay cuatro a cinco empresas que ya están vendiendo en Estados Unidos. Ahorita han caído órdenes y hay que despacharlas porque si no se despachan ya entramos en una categoría de proveedores no confiables y ahí hay que volver a iniciar el proceso y se pierden años de trabajo y de inversión porque este es un proyecto que se ha trabajado junto con Usaid, Palladium y Coexport. Lo pongo como ejemplo porque ese es el tipo de trabajo que se hace en exportaciones. No es que ya mañana comenzamos a vender. Cuesta mucho.