Atracción de inversión, empleos y modernidad tras los Acuerdos de Paz

Al firmarse el cese del conflicto armado, El Salvador volvió a hacer atractivo para las empresas y con ello se activó la generación de empleos. El Plan de Reconstrucción Nacional permitió mayor infraestructura y electrificación.

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La firma de la paz trajo desarrollo económico para El Salvador,

Por Karen Molina

2021-01-17 8:30:57

Los Acuerdos de Paz de 1992 no solo pusieron fin a una década oscura de asesinatos, atentados y secuestros, sino que además fueron el punto de partida para recuperar una economía en recesión que dejó en la quiebra a cientos de negocios y ocasionó una pérdida de más de 50,000 empleos.

Entre los acuerdos firmados ese 16 de enero de 1962 en el Castillo de Chapultepec (México), se aprobó un Plan de Reconstrucción Nacional enfocado en recuperar la infraestructura dañada por los constantes enfrentamientos así como la atracción de inversión y la generación de empleos para toda la población.

La electrificación de la mayoría de los hogares así como la recuperación de carreteras y puentes dañados fueron prioridad en los años próximos a la firma de los Acuerdos de Paz.

Con el cese del conflicto armado, el país volvió a ser atractivo para las inversiones y comenzó un periodo de despunte económico que llevó al país a duplicar su producción nacional en 29 años.

La serie histórica del Producto Interno Bruto (PIB) de El Salvador que reporta el Banco Mundial muestra que en 1990 la producción nacional fue de $11,293 millones, pero a 2019, esta representó un total de $23,054 millones.

Y el PIB per cápita (por cada persona) pasó de $778.45 en 1980 a $4,058 en 2018, según los mismos datos del Banco Mundial.

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Además, el Índice de Gini, un valor utilizado para medir la desigualdad de ingresos en un país, también mostró una significativa caída, pasando de 49.9 a 38.6 y la tasa de incidencia de la pobreza bajó del 40 % en 2008 al 22.8 % en 2019.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) estimó que el crecimiento promedio de la economía salvadoreña entre 1991 y 1995 fue de 6.2 %, lo que colocó a El Salvador en el segundo puesto con mayor crecimiento de América Latina, solo antecedido por Chile.

La década de los 90 estuvo caracterizada, además, por una política de privatización de diversas áreas económicas que habían estado en manos del Estado, lo que propició una mayor inyección de inversión que en el sistema financiero, las telefonías y el sistema de pensiones.

Durante esa época al país se le llamaba popularmente como el “Japón de Centroamérica” por el pujante crecimiento económico que tuvo en todas las áreas.

Pero terminada la década de los 90, el país se adentró en una nueva dinámica a través de la dolarización. Con el dólar como nueva moneda de circulación nacional, el comercio internacional se dinamizó y las remesas comenzaron a aumentar.

El Salvador, que se había caracterizado por tener una economía con mucho peso agropecuario, pasó a convertirse en una economía de consumo.

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Eso propició que en los años venideros muchas empresas nacionales le apostaran a la construcción de centros comerciales, que inyectaron de modernidad a la capital y dieron paso a nuevos rubros de trabajo como los de servicios.

Muchos economistas aún debaten si el rumbo económico que tomó el país fue el más acertado, pero indudablemente, la paz trajo desarrollo al país.