Celina, una apasionada de la solidaridad y las causas sociales

Es vicepresidenta y creadora de la Fundación Glasswing, que impacta a más de un millón de personas a través de sus programas sociales. Su objetivo es transformar la vida de la gente.

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Por Tania Urías

2019-04-09 6:00:17

El día de la entrevista Celina llevaba puesto un sobretodo azul y unos largos aretes que le llegaban hasta el cuello y que tintineaban cuando caminaba.

Café en mano, se sentó y comenzó a jugar con su cabello rizado, suelto y todavía húmedo. “Nunca me peino”, bromeó, y además aseguró que odia los tacones y no es fanática del maquillaje.

Luego, se confesó un poco “desorganizada” y aseguró que no le gusta hacer planes ni seguir estructuras. Sin embargo, levantó la Fundación Glasswing de la nada, desde su casa, junto a su esposo Ken y su hermano Diego, con la única idea de “mejorar la vida de la gente”.

Y lo logró. Más de un millón de personas hoy tienen una vida distinta gracias a los programas sociales de esta organización que ya llegó a nueve países de la región, entre ellos Estados Unidos.

“Queríamos fomentar el cambio invirtiendo en los recursos y fortalezas ya existentes en la comunidad, así como en su infraestructura y en su gente”, contó.

La primera ayuda para echar a andar los proyectos llegó de amigos y familiares, luego Celina se empeñó en tocar puertas, primero de empresarios y luego de grandes organizaciones y tuvo éxito. Pero quiere más, confiesa.

Glasswing, más que solidaridad

Celina es sicóloga y además posee una maestría en Trabajo Social y por años viajó por el mundo y se especializó en atención de emergencia. Estuvo junto a grupos vulnerables de Irak, Afganistán y África, y asistió a víctimas del Tsunami en Indonesia, entre otras tareas.

“Mi responsabilidad era coordinar esfuerzos y lograr que la ayuda humanitaria llegara”, recordó.

Un buen día de 2007, decidió regresar a El Salvador junto a su esposo Ken. Ella quería hacer algo que, asegura, había aprendido desde niña, junto a su mamá, que también sicóloga: luchar por todo aquello que consideraba injusto o incorrecto.

“Mi mamá siempre me enseñó que todos éramos iguales pero con oportunidades distintas”, dijo.

Su esposo y ella comenzaron primero a trabajar en proyectos sociales, pero juntos y con apoyo de Diego, hermano de Celina, querían hacer más, por eso crearon la Fundación Glasswing.

Glasswing es hoy una especie de imperio de la solidaridad. Comenzó con tres personas y ahora posee más de 300 colaboradores y millares de voluntarios que se ha ido sumando a cada uno de los proyectos.

Gracias a la Fundación, 16,500 madres y niños han sido beneficiados en servicios de pediatría y salud comunitaria, unos 259,000 han recibido apoyo con las iniciativas de educación.

Posee además, programas permanentes en 120 escuelas públicas y se ha mejorado la infraestructura de 550 centros escolares. Glasswing trabaja bajo el formato de clubes, y enseña a los niños y jóvenes a sentirse valiosos y con el poder de cambiar sus realidades. En los países donde está presente hay más de 1,000 clubes funcionando.

¿Cómo se logra esto? Celina, tiene mucho que ver. Desde su puesto como cofundadora y vicepresidenta de la fundación, ha conseguido que unas 50 empresas privadas se sumaran al proyecto y establecido alianzas público- privadas para mantener vivos los proyectos.

También recibe apoyo de organismos como el Banco Interamericano de Desarrollo, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional , USAID, la ONU y tantas otras; que han permitido que lo que comenzó con la idea de mejorar las condiciones de la gente, haga que hoy “los niños y jóvenes se permitan soñar”, en palabras de Celina.

Ella está convencida que el trabajo no acaba, y quiere seguir creciendo como organización y llegando a muchos más niños y jóvenes. Acaban de abrir una oficina en México y han comenzado un club en una escuela de Nueva York, EE.UU., que está compuesta por hijos de migrantes.

Sus funciones están enfocadas en proyectar el trabajo de la organización, innovar en programas, buscar más aliados, proyectar a la organización y seguir diseñando proyectos, aunque su pasión es el trabajo de campo, junto a la gente.

Amante de la fantasía

Celina tiene una sonrisa fácil, y cuando habla, no es posible encontrar en ella un semblante serio.

Se confiesa juguetona y bailadora, cada viernes hace fiestas en los que los invitados son su esposo y su hijo Nicolás, de ocho años. Ama armar rompecabezas y hacer manualidades con mosaicos o pedazos de papel.

Además adora los animales. Menor de tres hermanos, sus recuerdos de niñez están relacionados con los gatos, perros, cabras, vacas, lagartijas y hasta serpientes con las que convivió desde siempre.

Quiso ser veterinaria, pero quizá inspirada por su madre, también sicóloga, o por la idea que siempre tuvo de cambiar el mundo, se inclinó por el trabajo social.

Devoradora de libros para adolescentes como Harry Potter o Narnia, rechaza todo aquello que no sea fantasía, tanto para leer como para ir al cine, asegura que a diario se enfrenta con una realidad que es dura y difícil, por eso en su tiempo libre, se sumerge en la fantasía.

Juguetona e inquieta por naturaleza, Celina asegura que quien más inspira cada paso que da es su hijo.

“Nicolás me recuerda que la felicidad y la vida de mi hijo deberían ser para todos, por que todo niño y niña debería tener eso, ningún niño debería verse limitado. Mi hijo es un niño con un espíritu libre y hay otros como él que caminan dos horas para ir a la escuela y luego a trabajar. Mi hijo es mi fuerza, me llena de felicidad y quiero que todos los niños puedan tener lo que tiene él, por eso sigo luchando”, concluyó.

PERFIL

Celina de Sola

Cargo actual:  Co-Fundadora y Vicepresidenta de Programas en Glasswing.

Trayectoria:

20 años de experiencia en desarrollo internacional y trabajo social. Consultora de desarrollo internacional, especialista en recursos para inmigrantes latinos en EE.UU., ha liderado respuestas a crisis humanitarias y desastres naturales en más de 20 países.

Estudios

-Ex-alumna de la Escuela de Salud Pública (MPH) de la Universidad de Harvard, así como de la Universidad de Pensilvania (BA) y de la Escuela de Posgrado de Política y Práctica Social (MSW). También, es becaria de la Fundación Obama, miembro del Consejo Asesor de la Fundación Interamericana, líder mundial de la Fundación Tällberg, becaria de Ashoka, becaria de aprendizaje LEGO ReImagine y becaria de impacto social de Penn.

“Cuando ves las niñas que empiezan bien tímidas en los clubes y ni te miran a los ojos y lo rápido que podes encender en ellas las aspiraciones y que empiecen a pensar que pueden tener un futuro, es una luz que llena por completo”,

Aunque le apasiona el trabajo de campo, Celina está concentrada en el diseño de nuevos programas y en la innovación de los mismos para generar alianzas y seguir creciendo