Para los pescadores de la zona de Los Cóbanos el hecho de que las ballenas jorobadas vengan a El Salvador, ya sea a reproducirse o a tener sus crías en aguas salvadoreñas, representa una oportunidad económica, dentro de lo que se conoce como turismo de avistamiento de ballenas, tal y como ocurre en otros países.
Las ballenas jorobadas llegan a El Salvador e entre los meses de diciembre a marzo, específicamente a la zona protegida de Los Cóbanos, Sonsonate, lo cual para los pescadores y artesanos del lugar representa una oportunidad para hacer turismo acuático.
Las ballenas jorobadas llegan y se quedan en las costas salvadoreñas de enero a marzo.
En El Salvador este tipo de turismo no está potencializado, y es hasta este año de 2019 que se obtuvo permiso del Ministerio del Medio Ambiente y Recursos Naturales para realizar tours de avistamiento de ballenas, gracias a las gestiones del investigador y consultor marino, José Baires; David Alfaro, fotógrafo submarino; y el pescador e investigador, Mario Campos.
Cada año las ballenas jorobadas son vistas en la zona de Los Cóbanos después de hacer largos recorridos desde Canadá y otras de Australia. Pescadores locales ofrecen recorridos en lanchas a turistas nacionales y extranjeros.
Si bien no existen datos recientes, en 2012 la Sociedad Mundial para la Protección Animal (WSPA, por sus siglas en inglés) vio como un signo positivo para el futuro de las ballenas el desarrollo del turismo de avistamiento de estos cetáceos, que produjo unos 300 millones de dólares anuales en 18 países de la región, entre ellos México, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Honduras y Costa Rica.
Campos, tiene 48 años de ser pescador y asegura que desde que aprendió a pescar comenzó a ver las ballenas, pero no es sino hasta este año que hay una propuesta de turismo que puede generar divisas para el sector, especialmente en esta época en que la pesca ha caído.
“Aquí hay cerca de 100 pescadores con experiencia, que pudiéramos aprovechar el turismo de avistamiento de ballenas, pero también se necesita que entendamos que esta es una oportunidad económica, y también que las instituciones apoyarán al sector”, dice Campos.
El pescador se refiere a que muchos de sus colegas no están en la sintonía de ayudar a dinamizar este tipo de actividad turística, y tampoco han tenido acercamientos del gobierno ni del Ministerio de Turismo para diseñar un plan de acción turística.
“El sector necesita capacitaciones sobre cómo dinamizar el turismo y cuidados medioambientales y, en esto, tanto el Ministerio de Turismo como del de Medio Ambiente podrían aportar; los pescadores necesitan guías y equipo como botiquines, chalecos, todo es una inversión”, señaló Campos.