Aumento de jóvenes en edad laboral presiona el mercado del trabajo

En su último informe, la Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo recomendó revitalizar el contrato social y desarrollar un programa centrado en las personas.

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Los avances tecnológicos crearán nuevos puestos de trabajo, pero quienes van a perder sus trabajos en esta transición podrían ser los menos preparados.

Por Vanessa Linares

2019-02-04 6:19:23

La evolución demográfica del mundo en el que cada vez hay más gente joven insertándose (o queriendo entrar) al mercado laboral están cambiando las condiciones de trabajo en todos los países y sus economías; por eso, en su último informe, la Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) hizo un llamado a “aprovechar el momento” y revitalizar el contrato social y crear un programa centrado en las personas.

De acuerdo con el organismo, si bien es cierto que el aumento de la población juvenil en algunas regiones del mundo y el envejecimiento de la población en otras pueden ejercer presión sobre los mercados de trabajo y los sistemas de la seguridad social, también abren nuevas vías que brindan la posibilidad de contar con sociedades activas, basadas en los cuidados y la inclusión.

El informe “Trabajar para un futuro más prometedor” describe los desafíos planteados por las nuevas tecnologías, el cambio climático y el cambio demográfico, y hace un llamado a favor de una respuesta colectiva a escala mundial ante los trastornos que estos ocasionan en el mundo del trabajo.

Y es que, según los datos de la OIT, un tercio de los 190 millones de desempleados en el mundo son jóvenes; mientras que otras 2,000 millones de personas se dedican a actividades de la economía informal.

Para la OIT, mientras los avances tecnológicos (entiéndase inteligencia artificial, automatización y robótica) ya prometen la creación de nuevos puestos de trabajo, este panorama implica un riesgo para los menos preparados, puesto que en la transición serían los primeros en caer en desempleo y no podrían aprovechar las nuevas oportunidades.

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Además, “las competencias de hoy no se ajustarán a los trabajos de mañana y las nuevas competencias adquiridas pueden quedar desfasadas rápidamente”, advirtió la Comisión en el reporte publicado a mediados de enero.

De ahí que tras el análisis recomendó revitalizar el contrato social y desarrollar un programa centrado en las personas que brinde la oportunidad de crear trabajo decente, facilitar la formalización, poner fin a la pobreza de los trabajadores, y aumentar los ingresos de las familias y el poder adquisitivo necesario para impulsar el crecimiento.

Por un lado, este contrato social propuesto, dijo el grupo de analistas, asegura a los trabajadores una participación justa en el progreso económico, el respeto de sus derechos y la protección de los riesgos a los que se exponen a cambio de su constante contribución a la economía.

Entre tanto, un programa centrado en las personas para el futuro del trabajo implicaría que las personas y el trabajo que realizan sea el centro tanto de las políticas económicas y sociales y como de la práctica empresarial.

En tal sentido, se requiere que los gobiernos, sindicatos y empleadores aumenten la inversión en capacitación de la gente, en las instituciones que regulan el trabajo y en el trabajo decente y sostenible.

Para lograr el objetivo, también se sugiere avanzar para concretar el derecho a un aprendizaje a lo largo de la vida que permita a las personas adquirir competencias, perfeccionarlas y reciclarse profesionalmente; ampliar la soberanía sobre el tiempo de manera que los trabajadores tengan una mayor autonomía sobre su tiempo de trabajo, sin dejar de satisfacer las necesidades de la empresa; y que se encauce y administre la tecnología en favor del trabajo decente a fin de que “se adopte un enfoque de la inteligencia artificial bajo control humano que garantice que las decisiones definitivas que afectan al trabajo sean tomadas por personas”.

“El mundo del trabajo experimenta grandes cambios que crean numerosas oportunidades para más y mejores empleos. Pero los gobiernos, los sindicatos y los empleadores necesitan trabajar juntos a fin de hacer que las economías y los mercadoslaborales sean más inclusivos. Este tipo de diálogo social puede contribuir a que la globalización nos beneficie a todos” dijo en un comunicado el Primer Ministro sueco y copresidente de la Comisión Mundial, Stefan Löfven.

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Las brechas salariales se subestiman, dice estudio

Las disparidades de remuneración entre hombres y mujeres podrían estar subestimadas si solo se calculan con base en el promedio de lo que los empleados ganan, asegura el “Informe Mundial sobre Salarios 2018/2019” de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

En el estudio, el organismo utiliza una manera más precisa de calcular las diferencias entre los ingresos de las mujeres y los de los hombres y lo llama el “factor de ponderación de la brecha salarial de género”.

De acuerdo con el reporte, en comparación con las maneras tradicionales de calcular las disparidades de remuneración salarial entre ambos sexos, el factor de ponderación de la brecha salarial de género constata que en más de 70 % de los países abarcados en el análisis, esta brecha ha sido subestimada. Como resultado, la estimación mundial aumenta, de 16 a 19 %.

Para el caso particular de El Salvador, mientras la medida estándar es de 2.2 % el factor de ponderación es del 16 %.

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Es decir que si bien por un lado la diferencia entre lo que ganan los empleados hombres y las empleadas mujeres se ha estimado en un 2.2 %; si se toma en cuenta la mediana (el dato central en una lista ordenada de menor a mayor) esta diferencia es 13.8 puntos porcentuales mayor.

Cabe mencionar que para la OIT, este valor ponderado también toma en cuenta los diferentes salarios promedios o la mediana, y los salariospor hora o por mes que reciben los trabajadores.

Para aminorar estas disparidades, el informe recomienda, entre otras cosas, obtener datos más fiables; no limitarse a adoptar medidas simplistas a través de la educación, el cambio de los estereotipos y la lucha contra los prejuicios de los empleadores en las decisiones relacionadas con la contratación y la promoción.

Además, una vez identificadas, trabajar en las diferencias “no explicadas” que no necesariamente se relacionan a la edad, condición social y educación, que dependen de cada país.