El Niño amenaza de nuevo a la agricultura: MARN

Según la NOAA se mantiene la probabilidad que el fenómeno climático se desarrolle y afecte las economías de la región, señaló la titular del Ministerio de Medio Ambiente.

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Solo el año anterior se vivió un período de 41 días sin lluvias, este año con el fenómeno de El Niño la situación podría ser peor para los agricultores. Foto EDH / archivo

Por Jessica Guzmán

2019-01-16 7:42:05

Las probabilidades de que el fenómeno climático de El Niño se desarrolle y afecta a la agricultura y ganadería se mantienen en un 70 %, indicó la ministra de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), Lina Pohl, en una entrevista televisiva el pasado martes.

La titular del MARN dijo que estos pronósticos son los que maneja la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Los Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) desde hace varios meses y se mantiene esta probabilidad.

“Esto significa que debido al calentamiento en el Océano Pacífico habrá menos humedad, menos lluvia, más sequía; el período de lluvia se verá más reducido y habrá más sequía, esto realmente nos preocupa”, dijo la funcionaria.

Según explicó la funcionaria el impacto puede ser mayor y más preocupante si esto coincide con una variación de la temperatura en el Océano Atlántico.

“Cuando el Océano Atlántico sufre un enfriamiento en su temperatura y coincide con el calentamiento del Océano Pacífico sí es más preocupante, pero por ahora la probabilidad es solo el calentamiento del Pacífico”, explicó la funcionaria.

Si El Niño se desarrolla, esto nuevamente pondría en peligro las cosechas de granos básicos y afectaría la economía de todo el sector agrícola y ganadero.

Solo el año pasado, sin este fenómeno hubo sectores que sufrieron 41 días sin lluvia, en donde se perdieron las cosechas de maíz.

“El Niño, un fenómeno que se caracteriza por inhibir la formación de nubes, humedad y lluvias, se empezó a gestar en las aguas del Océano Pacífico en los últimos tres meses de 2018”, dijo Pablo Ernesto Ayala, coordinador del área de clima y agrometeorología del MARN, en una nota publicada en El Diario de Hoy, el 6 de enero pasado.

En esas declaraciones el especialista informó que una vez instaurado el Niño en los últimos meses de la temporada seca, desde noviembre de un año hasta abril del siguiente, se experimentaría un incremento en la temperatura del aire y el calor se volverá más sofocante, debido a que hay pocas nubes y el sol impacta directamente.

Ayala dijo en esa ocasión que en San Salvador la temperatura máxima promedio en el mes de marzo y abril suele ser de 32.7 grados, pero con el fenómeno de El Niño ese valor subiría 0.5 o un grado más. Lo mismo ocurriría con La Unión en donde la temperatura máxima para marzo es de 35.9 y para abril de 36.3.

El Cambio Climático, un problema económico

La titular del MARN lamentó que aún no existe una verdadera conciencia de lo que significa la afectación del Cambio Climático en los países, ya que no se trata solo de un problema para los agricultores que pierden sus cosechas, sino para la economía del país.

“Es un fenómeno global, heladas intensas, lluvias prolongadas, sequías intensas, y todo esto significa un trastocamiento enorme en cómo hacer las cosas, en la agricultura, con el agua que es más escasa, hay un impacto directo en la vida de las personas, por eso el tema ambiental es un tema profundamente económico”, dijo Pohl.

Refiriéndose a que cuando se habla de economía “fundamentalmente se habla de materias primas, de los recursos naturales que se necesitan para las actividades productivas, ¿qué vamos a hacer sin agua?”, señalÓ la ministra.

Las pérdidas del 2018

El año anterior los agricultores fueron afectados duramente por la sequía que inició en junio y se dio por finalizada el 31 de julio. Zonas del oriente del país se vieron afectadas, muchas perdieron en total su cosecha o gran parte de ellas.

Las estimaciones de la Asociación Cámara de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios (CAMPO) sobre las pérdidas de maíz ascienden a $38,315,348 millones, ya que se perdieron más de 6 millones de quintales.

El sector ganadero también sufrió los estragos por la falta de lluvias, ya que la sequía no solo secó el pasto, (por lo que tuvieron que comprar o suplirlo), sino que no tenían suficiente agua para dar de beber a su ganado, lo que además afectó la producción de leche.