La energía en El Salvador es más cara porque, en promedio, un 30% de ella se ha negociado, este año, a través del Mercado Regulador del Sistema (MRS) o también llamado Mercado Spot, en el que sigue incidiendo el alto precio de los combustibles a nivel internacional.
Un comercializador de energía, que prefirió omitir su nombre, afirmó que un alto porcentaje de los contratos provienen de fuentes de combustible (búnker) y estos precios están influenciados directamente por los precios internacionales del petróleo,
“Actualmente los precios del petróleo tuvieron un incremento de un 57 % desde julio 2017 a julio 2018. En el año 2016, la caída del precio del petróleo provocó un efecto de reducción en la tarifa del usuario”, mencionó.
El resto de la energía generada en el país (70 % ) se ha negociado bajo contratos de largo plazo, en el que los precios son acordados con anticipación a través de acuerdos con las distribuidoras y que se negocian por medio de licitación pública, que publica la Superintendencia General de Electricidad y Telecomunicaciones (Siget).
Según la Ley General de Electricidad, “las distribuidoras están obligadas a suscribir contratos de largo plazo a través de procesos de libre concurrencia por no menos del 80% en demanda de potencia máxima” y un 20 % tendría que negociarse a través del Mercado Spot.
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Sin embargo, en los últimos años ese equilibrio porcentual no se ha cumplido al pie de la letra.
En febrero de este año, por ejemplo, la energía despachada a través de contratos se redujo a 59 % y la energía negociada a través del Mercado Spot subió a 41 %, lo que tuvo relación con el aumento en la tarifa eléctrica en abril un 3.77 %.
Lo mismo ocurrió en marzo, cuando de los 554.2 GWh que se generaron ese mes, 41.2 % se comercializó a través del MRS.
En este sistema, los precios de la energía pagan el precio del último en llegar. Primero se despacha la energía más eficiente (hidroeléctricas, geotermia) y, de acuerdo a la demanda, se van incluyendo a los generadores menos eficientes, que son los que generan la energía a base de búnker.
Además, la Comisión Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL), que es la mayor generadora de energía hídrica, no ha participado en los contratos de largo plazo pues el mismo presidente de la autónoma, David López Villafuerte, afirma que los contratos han estado dirigidos para empresas que generan energía 24 horas al día, los 7 días de la semana y mientras que las presas hidroeléctricas no cumplen con ese ritmo.
“Esos contratos están hechos para generadores 24/7, que siempre estén produciendo, invierno y verano. En el caso de CEL, tenemos una fluctuación en la que en invierno subimos de producción y en verano bajamos. El problema es que si ofertamos 100 megavatios de generación hidroeléctrica, nos pedían que lo vendiéramos a $70, pero en verano solo producíamos 30 MW y lo demás lo teníamos que comprar a fuera a $100. Eso no es negocio y tampoco protegemos a la institución”, afirma.
Según López Villafuerte, lo ideal sería que la SIGET formulara un contrato que sea adecuado para las hidroeléctricas, porque “tiene sus propias particularidades”, afirmó en el marco de los avances del 70 % que ya tiene la presa hidroeléctrica El Chaparral, que estaría lista el próximo año. “La CEL ha estado a merced del mercado mayorista y si el país tuviera más contratos, dependería menos de mercado spot”, afirmó una fuente cercana al mercado eléctrico.
Por su parte, un comercializador de energía que prefirió omitir su nombre, dijo que un alto porcentaje de los contratos provienen de fuentes de combustible (búnker) y estos precios están influenciadas directamente por los precios internacionales del petróleo, por lo que son estos precios los que provocan una mayor influencia en los precios de la tarifa. Actualmente los precios del petróleo tuvieron un incremento de un 57 % desde julio 2017 hasta julio 2018. En el año 2016, la caída del precio del petróleo provocó un efecto de reducción en la tarifa del usuario.
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La concesión podría darse hasta 2019, mencionó ayer el presidente de Cepa. Licitación será en octubre.
Según datos de la Unidad de Transacciones (UT), en junio fueron 16 empresas las que participaron de contratos de largo plazo y en su mayoría fueron empresas relacionadas a la generación de energía a través de fuentes térmicas o que están importándola desde fuera.
Fuentes cercanas al mercado afirman que, si no se tuviera la opción de importar energía de otro país, el precio de ésta sería mucho más alto pues se tuviera que depender aún más de fuentes fósiles.
Contratos de energías renovables
La Superintendencia General de Electricidad y Telecomunicaciones (SIGET) ha lanzado licitaciones públicas en los últimos meses, pero estos están dirigidos, sobre todo, para empresas de energía renovables no convencionales como la energía fotovoltáica, que apenas tiene una representación del 1.98 % en el pastel total de generación de energía.
Este mes se abrirá una licitación de 28 megavatios (MW) de energía fotovoltáica y de biogas, que atraerían una inversión de $58 millones, pero que no es suficiente para la demanda de energía que se requiere a nivel nacional y para lo que se necesita una matriz más diversificada.