La industria del plástico ha sabido salir adelante en El Salvador y se ha consolidado como una de las ramas que más dinamiza la economía del país, por medio de la generación de empleos directos e indirectos.
Sin embargo, existe un dificultad: si bien es cierto diferentes empresas que se dedican a este rubro intentan mantener actualizados sus procesos y maquinarias, no se cuenta con el respaldo académico suficiente para que sus operarios se desempeñen en esa área.
Ante ese escenario, el Instituto Salvadoreño de Formación Profesional (Insaforp) creó el programa de Empresa Centro para la Industria del Plástico.
La idea de este proyecto es ofrecer a los interesados un respaldo académico que les permita actualizar y tecnificar sus conocimientos en diferentes áreas que componen la industria.
Es así como Insaforp impulsó cuatro carreras: Operador Técnico de Máquina de Moldeo por Soplado, Operador Técnico de Máquina de Extrusión de Película, Operador Técnico de Máquina de Moldeo por Inyección y Operador Técnico de Máquina de Impresión Flexográfica.
Estas responden a las necesidades del sector del plástico y ofrece, como gran ventaja, que los jóvenes que reciben estas carreras adquieren el conocimiento necesario para desempeñarse laboralmente en el área que quieren aplicar.
Además ayuda a mejorar sus competencias, convirtiéndolos en personas con conocimientos especializados de su propio desarrollo, mediante la dotación de conocimientos y herramientas especificas que contribuyen al desarrollo del país y al desarrollo personal.
Los requisitos que solicita Insaforp para aplicar a cualquiera de estos cursos son jóvenes de 18 a 25 años que estén desempleados y con deseos de integrar los programas de formación profesional.
Desde sus inicios este programa ha contado con el apoyo de la empresa privada del sector plástico, quienes también se ven beneficiadas al contar con personal capacitado profesionalmente en dicha área, con lo cual se obtiene mayor productividad y competitividad.
La capacitación-certificación de estos trabajadores le habilitan para aplicar pruebas diagnósticas, acordar el plan de evaluación, evaluar, compilar el portafolio de evidencias del proceso y por supuesto, retroalimentar a sus compañeros mediante el dictamen de evaluación.
Gracias a estos esfuerzos, a nivel económico se ha podido establecer una relación en la que todos ganan.
Así, por ejemplo: quienes realicen los cursos se benefician ya que reciben un respaldo académico a sus conocimientos; las empresas en realidad invierten, porque reciben recurso humano preparado y capaz de aumentar los números de sus negocios.Por último, la sociedad también gana porque se dinamiza la economía.
Participación femenina
Durante mucho tiempo se creyó que este tipo de empleos dentro de plantas industriales de plástico era exclusivo para los hombres, debido a la fuerza que requerían las labores dentro de una fábrica.
Sin embargo, ese mito poco a poco ha ido cayendo ya que ahora Insaforp contabiliza una buena cantidad de mujeres dentro de sus cursos, quienes han demostrado talentos y fuerza para incursionar en un mundo que se creía dominado por hombres.
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Certificaciones ha entregado Insaforp para reconocer la competencia laboral de los jóvenes
Conoce los procesos
A continuación te explicamos en qué consiste cada uno de los procesos que potencia Insaforp a través de su programa Empresa Centro para la Industria del Plástico.
Extrusión: En este proceso, un polímero es forzado a pasar a través de una matriz para formar un perfil continuo de sección constante que es enfriado y solidificado.
Las piezas que se pueden crear en este proceso son: tuberías, vallas, marcos y perfiles de ventana, cintas adhesivas, cables interiores, etc.
Soplado: Acá se utiliza la presión del aire para expandir el plástico en la cavidad de un molde. Este proceso se utiliza en la fabricación de piezas plásticas huecas con paredes delgadas y de una sola pieza, tales como botellas y recipientes.
Gracias a esta técnica se fabrican objetos como envases y recipientes de todo tipo, equipo de seguridad, embalaje y algunos juguetes.
Inyección: Se calienta la materia prima en una cámara de calor hasta que queda fundida. El plástico es inyectado a través de una boquilla en la cavidad de un molde cerrado. En este molde el plástico es enfriado y solidificado para obtener la pieza deseada.
Entre los artículos que se hacen con este proceso están las tapas, envases, juguetes, instrumentos médicos, artículos de oficina, botones y carcasas.
Flexografía: Este se trata de una técnica de impresión que utiliza una placa flexible. Gracias a este proceso se imprimen envases, bolsas de plástico y etiquetas autoadheribles.
Este es uno de los procesos de impresión más económicos ya que permite tener más impresiones por poco costo.
Los conocimientos que Edwin compartió en la ciudad de Vietnam
Edwin entró a una reconocida empresa de fabricación de plástico en 1997 sin saber nada. Ahora su conocimiento lo ha llevado más lejos de lo que creía.
Edwin ahora se desempeña como jefe de Producción y comparte todo lo que ha aprendido en 21 años con su colaboradores. Foto EDH/ R. Molina
Edwin Antonio Hernández comenzó a trabajar desde los 13 años debido a las precarias condiciones económicas que vivía su hogar, ubicado en el municipio de San Marcos.
Él reconoce que comenzó a trabajar “antes que el resto de sus hermanos”, ya que todos debían sumar esfuerzos para aportar al hogar.
Edwin quería encontrar un empleo “estable”, donde siempre hubiera algo qué hacer.
“Me gustaba la carpintería, pero no quería trabajar de eso porque de repente es bueno, otras veces no. Quería algo donde hubiera trabajo de forma fija”, explicó.
Cuando cumplió los 18 años llegó a una reconocida fábrica de plásticos que actualmente está ubicada en el Plan de la Laguna (Antiguo Cuscatlán), sin tener la menor idea de cómo se hacían los procesos para dar vida a los productos plásticos.
Desde el 13 de enero de 1997 hasta la fecha, Edwin se ha desempeñado en la misma empresa y haciendo prácticamente lo mismo, solo que ahora, con un cargo: jefe de Producción del Área Flexible.
La empresa, en su afán de crecer y convertirse en referencia para la región centroamericana, adquirió la maquinaria con la más alta tecnología (de aquel entonces) para despuntar.
Edwin creció, se formó dentro de la fábrica, dominó a la perfección cada una de las maniobras de las máquinas de la empresa. Sin embargo, no contaba con el respaldo académico o un diploma que certificara que era experto en lo que hace.
Se sometió al primer grupo que recibiría cursos por parte de Insaforp para poder certificar sus conocimientos.
Gracias a ese paso, acompañado de los proyectos de expansión de la empresa, Edwin tuvo la oportunidad de trasladarse más de 16 mil kilómetros hasta Vietnam donde se abriría en 2017 una nueva planta.
Edwin se convirtió en el encargado de enseñarle a las personas de ese país, todo lo que necesitaban saber para entender los procesos a los que se someten los plásticos.
Gracias a esas enseñanzas, ahora Edwin tiene el trabajo estable por que luchó y no solo ha sacado adelante a su familia, sino también a su empresa y a colaboradores en otras latitudes.
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