Pese al anuncio, en julio de 2019, del traslado de varias especies a reservas naturales, el parque abrió sus puertas al público desde el sábado 10 de octubre. Tras siete meses de cierre por la pandemia de COVID-19, autoridades de Cultura no han aclarado si se continuará con el plan de cierre definitivo y qué especies han sido trasladadas, únicamente se ha comunicado que la entrada durante este domingo será gratuita.
Según autoridades de la institución, algunas de las medidas de bioseguridad que están implementado son: la toma de temperatura y el uso de alcohol gel al ingreso de las instalaciones.
El ingreso de comida está prohibido, sólo se permite agua y jugos. El único espacio habilitado para ingerir alimentos es la cafetería, según las autoridades esta es una medida para mantener la limpieza dentro del parque y evitar que las personas se quiten la mascarilla mientras hacen el recorrido.
En algunas zonas del parque también puede observarse señalización, promoviendo el distanciamiento físico entre personas.
En el área de los monos se ha instalado una barrera divisoria, que mantiene una distancia de dos metros entre los animales y las personas, según la administradora del parque, quien no quiso brindar su nombre, esta medida fue implementada porque los monos son los más propensos a contagiarse de COVID-19.
Los horarios de atención serán solo los días sábado y domingo de 9:00am a 3:00pm, esto hasta recibir nuevas indicaciones de la autoridades del ministerio de Cultura.
El comercio también se ha reactivado
Según José Guadalupe Guevara, un fotógrafo de 68 años, el cierre del parque representó un enorme reto para él su familia, cuenta que durante estos meses se mantuvo vendiendo pizzas y mascarillas para generar ingresos y poder subsistir.
Guevara tiene 36 años de tomar fotografías en el zoológico, sin embargo, lamenta que desde que las autoridades del ministerio de Cultura informaron que cerrarían el parque y trasladarían a los animales a otros recintos, sus ventas cayeron.
El costo de las fotografías varían entre un dólar hasta tres, por cada fotografía. Guevara anda su impresora instantáneas para entregarles las fotografías en el momento.
“A veces solo ganó un dólar”, asegura Guevara mientras sigue ofreciendo sus fotos a las familias que pasan alrededor.