“Yo no tengo dónde vivir, vivo una semana en un lugar y la siguiente en otro”, relata víctima de desplazamiento forzado

Entre las causas que llevan a las familias a abandonar sus lugares de residencia están en primer lugar las amenazas, las cuales tienen como principal agente ejecutor las pandillas.

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Algunos de estos salvadoreños retornados, se encuentran con la realidad de no encontrar apoyo a pesar que por muchos años fueron, desde el extranjero, uno de los principales pilares de la economía nacional. Foto EDH/archivo

Por Cecilia Fuentes/Xiomara Alfaro

2019-11-22 11:27:04

Lágrimas recorren el rostro angustiado y temeroso de Sofía Palacios (nombre ficticio), una mujer de 50 años, quien anhela la estabilidad que tenía hace un año. Palacios ya no tiene donde vivir, las pandillas la obligaron a ella y a sus hijos, a salirse de su vivienda un hecho que vino posterior a la desaparición de su esposo Carlos R. de 44 años.

La pareja de Palacios trabajaba como taxista y regresaba a más tardar, a las 3:00 a.m., cuenta su esposa.

“Me desperté en dos ocasiones y no llegó. Me desperté tipo 4 de la mañana y ya no pude conciliar el sueño”, relata Palacios.

El 14 de noviembre de 2018, Carlos ya no regresó a casa. Palacios asegura que desde entonces su vida y la de sus hijos – entre ellos un menor de seis años- cambió, y no solo por la desaparición de su esposo sino porque desde entonces ya no tienen dónde vivir.

“Nos llamaron por teléfono cuando cumplió un mes (de desaparecido su esposo). El 14 de diciembre recibí una llamada como a eso de las 9:30 de la noche y me preguntaban ¿qué hacíamos ahí, que esperábamos para irnos? Además me dijeron que no buscáramos nada, que no íbamos a encontrar nada, esas fueron las palabras de la persona que llamó”, expresó la señora. Desde entonces la familia no tiene un lugar estable de residencia.

Según un Informe de las Organizaciones de sociedad civil sobre casos de Desplazamiento Forzado por Violencia en El Salvador reveló que en 2018, se atendió a 1,315 víctimas, lo que representa un incremento en relación al año 2017 cuando fueron reportadas 828 personas desplazadas. Entre ellas, Palacios y sus hijos.

 

“Yo no tengo donde vivir, vivo una semana en un lugar y la siguiente en otro. Mis hijos y yo, los tres estamos a la deriva, sobrevivimos porque Dios es grande”, manifestó Sofía.

Entre las causas que llevan a las familias a abandonar sus lugares de residencia están en primer lugar las amenazas, las cuales tienen como principal agente ejecutor las pandillas.

“Me catalogo como una persona normal, no ando delinquiendo, pero en mi casa dominaba una pandilla y donde mi hija otra, para mi es natural llegar a una colonia y otra pero después de esto no puedo”, explicó Palacios.

Palacios ya es una señora de 50 años, “al ya no estar un pilar fundamental en la familia (su esposo desaparecido) es doloroso. Yo tengo un puesto en el mercado donde me estoy realizando, por mi edad es difícil que tenga un trabajo fijo y pues ahorita estoy así”, dijo la mujer.

 

Una las afectaciones para familias desplazadas, es la pérdida de la actividad económica que realizaban.

“Quisiera encontrar un trabajo, pero a esta edad ya no lo dan y por eso opté por irme a poner en el mercado. Siento que sería más factible tener un trabajo fijo porque un determinado día voy a tener cierta cantidad de dinero y podría pagar un cuarto, una casa, pero en el mercado hay días que se vende y otros no. Hay días malos y otros peores”, dice Palacios.

La situación a Palacios la ha llevado a buscar asilo y en estos momentos se encuentra esperando una respuesta de la institución que la está asesorando.

“El país está desbordado. Yo estoy pidiendo asilo, lastimosamente soy una estadística más, todo es un proceso, un protocolo, hay que esperar y mientras uno acá en el país viviendo, sufriendo circunstancias que están pasando”, lamentó Palacios.