Especialistas consideran vital que las instituciones brinden ayuda psicológica a víctimas de violación

Expertas ecuatorianas exponen la necesidad de brindar atención especializada para estas víctimas para su reestructuración psicológica

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Foto ilustración. Pixabay

Por Lissette Lemus

2021-07-05 4:20:48

La ayuda que las víctimas de agresión o violación sexual reciban tanto al momento de interponer una denuncia como en el proceso judicial es primordial para la reestructuración psicológica, señalan especialistas.

Para la ecuatoriana Lorena Campo, doctora en salud, psicología y psiquiatría, es importante que las instituciones de seguridad de cualquier país tengan un protocolo con personal capacitado para brindar ayuda psicológica desde el momento en que reciben una denuncia.

“Las personas que presentan este tipo de denuncias están en ese momento en una situación de alta vulnerabilidad social y psíquica” señala.

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María Fernanda Andrade, integrante de la Red nacional de psicólogos de Ecuador, agrega que el personal de primer encuentro, cualquiera que sea ese, debe estar preparado para dar primeros auxilios psicológicos, debido a que la observación, la escucha, el conocimiento de redes de apoyo y la remisión, son vitales en el momento.

Para Campo cuando una institución de seguridad recibe una denuncia de esta naturaleza, debe hacer sentir a la víctima que está en un espacio seguro.

“Una agresión sexual es una forma de violencia que traspasa todo el nivel integral de la persona, en ese momento siente que todo lo que le rodea es un peligro y tanto la Policía como la Fiscalía deben constituir para la víctima un espacio de seguridad y acogimiento”, agrega la investigadora.

Campo sostiene que es importante que en la toma de la denuncia siempre acompañe un psicólogo para que la víctima, cuando lo considere adecuado, inicie un proceso psicoterapéutico para afrontar el duelo y el stress post-traumático que pueda causar la agresión o violación.

“Es importante que la contención psicológica forme parte del protocolo de atención a la víctima, por eso es recomendable que las instituciones de seguridad cuenten en su plantilla de profesionales calificados en tratamiento de salud mental” , enfatiza.

Andrade plantea que la contención emocional es importante para que la víctima pueda tener un espacio de confianza en donde se manifieste con libertad y acorde a sus emociones, cómo está atravesando la situación.

“La posibilidad de permitir un desahogo inicial, hacerle sentir al paciente que está a salvo, mostrarse abiertamente comprensivo y solidario con el suceso, y darle como opción en el momento que crea necesario, empezar con un proceso terapéutico son parte de un proceso de asistencia psicológica”, agrega.

Investigaciones realizadas en Ecuador, en las que ha participado Campo, han revelado que incluso el lenguaje y la forma en que se aborda a la víctima pueden convertirse en factores de riesgo.

“Cuando el entorno (familia, vecinos, instituciones, medios de comunicación) que rodea a la víctima lo recrimina o revictimiza puede influir en que esta persona en un futuro llegue a autolesionarse, e incluso en casos extremos, tenga tendencia al suicidio”, concluye.

Andrade agrega que las secuelas pueden ser las mismas tanto cuando la víctima es mujer o cuando es hombre, pero pueden agravarse debido al problema de las masculinidades al exigirle culturalmente al hombre de que sea fuerte y no muestre sensibilidad ni queja, “le sometemos a que calle y soporte violencia y por ello, habría la probabilidad de que un abuso sexual sea un peso mayor (en los hombres)”, enfatiza.