VIDEO: Leticia, la motorista bilingüe de la ruta 44

Tania Leticia habla inglés, estudió hasta cuarto año de Derecho y ahora maneja una buseta, atravesando parte del gran San Salvador. Esta es su historia... ¡suba, suba que todavía caben!

Por Edwin Vaquero

2019-06-13 7:27:17

Leti buscó trabajo en algunos call centers, pero no tuvo suerte. Entonces, decidió rebuscarse y comenzó a manejar busetas de la Ruta 44.

Su nombre es Tania Leticia Campos, tiene 28 años y es la única mujer motorista en esa línea. Ella dice que realiza su jornada con orgullo y dedicación y trata de disfrutar de cada recorrido.

A pesar de sus estudios hasta cuarto año de Ciencias Jurídicas y de hablar full inglés, las oportunidades laborales no llegaron. Leticia decidió optar por un oficio desempeñado generalmente por hombres, decidida a ayudar a su esposo y principalmente llevar alimento a sus tres hijos.

Leti dice que ora cada día por sus pasajeros, antes de salir a trabajar, porque su deseo es llevarlos con bien. Foto EDH/Lissette Monterrosa

Cuando su marido, quien también laboraba en esa ruta, se quedó sin empleo, ella sabía que debía trabajar, aunque eso implicaba renunciar a sus estudios, los cuales tenía ya bastante avanzados.

“Estudié inglés porque pensé que sería la forma más inmediata para trabajar en un call center”, comentó Leti.
La única opción que tuvo fue tomar la plaza que dejó su esposo.

Las monedas van y vienen en cada viaje de Leticia en la buseta de la ruta 44. Recibir y dar vueltos es parte del trabajo. Foto EDH/Lissette Monterrosa

“Yo estudiaba y cuidaba a los niños y mi esposo trabajaba, pero tuvo que dejar su trabajo debido a los cambios en el Reglamento de Tránsito; él era motorista en esta ruta y me enseñó a manejar las busetas”, agregó la joven.

A madrugar

La jornada de Leticia comienza de madrugada, como la de todo motorista de buses o microbuses. A las 5:00 a.m., ella está ya de planta, pues es un horario en el que hay gran cantidad de pasajeros.

Son de cinco a seis viajes diarios los que debe echarse, desde Ayutuxtepeque hasta Antiguo Cuscatlán y viceversa.
Lleva ya tres años como motorista y, a pesar de ser la única mujer del grupo, sus compañeros la tratan igual que a todos, sin preferencias, pero tampoco la discriminan, ya que ella les ha demostrado que no es ni débil ni inferior, pues tiene las mismas capacidades.

Una jornada de trabajo normal implica de cinco a seis viajes a través de cuatro municipios del gran San Salvador. La chamba comienza a las 5:00 de la mañana. Foto EDH/Lissette Monterrosa

“El que yo sea mujer no me hace menos que mis compañeros, una mujer puede hacer muchas veces la misma labor que un hombre, y el creer lo contrario es un estigma”, dijo muy convencida.

Su labor, reconoce, es difícil. Debe transportar a cientos de pasajeros, cobrar pasajes, sortear el tráfico y soportar el calor y el estrés que sus actividades implican.

Su clave, comentó, es encomendarse (y a sus pasajeros también) a Dios en cada viaje.

Leticia dice que le complace que los usuarios la admiren y respeten. Foto EDH/Lissette Monterrosa

Aunque el esposo recuperó su trabajo de motorista, ella decidió continuar manejando en la ruta. Sin embargo, confesó que su mamá está en desacuerdo por considerar que ese trabajo es de hombres. Ella le responde que no es de género, sino de capacidades.