“En muchos casos la persona se puede recuperar, pero habrá una marca psicológica”

El abuso sexual contra un infante, según indica un especialista de la conducta, puede ser aún menos notorio en el entorno de la educación virtual.

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Foto EDH/ Marcela Moreno

Por Susana Joma

2021-01-16 9:51:27

José Rodolfo Pérez, psicólogo del Instituto de Investigación del Aprendizaje (IIA), sostiene que el abuso sexual contra los infantes se puede dar tanto fuera como dentro de los mismos centros educativos, incluso los mismos compañeros de estudio pueden ser los agresores.

“El abuso sexual en el ámbito educativo es algo común y usualmente los chicos o chicas que sufren este abuso en forma previa han tenido episodios de acoso, de cualquier tipo”, explica.

Pérez sostiene que algunas agresiones de estudiantes hacia sus pares puede desencadenarse en los baños de las instituciones, o en las aulas vacías, por el simple hecho de que no les simpatizan, de ahí que los docentes deben estar capacitados y pendientes para identificar conflictos.

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Manifiesta que cuando ocurren este tipo de hechos los niños se tienden a aislar dentro del salón, dentro de la escuela, a mostrar conductas agresivas hacia sí mismo o hacia otros.

¿Cómo saber si un niño tiene depresión? Se le ve distraído, con estados de ánimo bajos, puede llegar con mucho sueño, empezar a externar comentarios negativos, se le nota ansiedad, angustia, evitan salir a actividades ex aula, no quieren ir al baño, más si ahí han experimentado la situación de acoso o abuso sexual. Advierte que la peor de las señales es que empiezan a hacer a otros lo mismo que les han hecho a ellos.

“Los niños callan porque no entienden lo que les ha sucedido, callan porque les da vergüenza, callan porque el agresor les pide que callen”, precisa.

Aclara que las reacciones de los niños violentados por adultos son similares a las de muestran aquellos agredidos por otros niños, excepto que las violaciones por parte de mayores hace que los niños tengan menos confianza en sí mismo y en los adultos, que los vea como enemigos y no como aliados.

Sin embargo, el psicólogo expone que en las escuelas públicas no existen recursos humanos ni materiales para poder hacer frente a estas situaciones, tampoco los docentes reciben capacitaciones especiales. En ello radica que cuando los niños que son víctima de abusos acuden a los educadores estos terminan estigmatizándolos o culpándolos.

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De su trabajo en varias escuelas del país, cuando fungía como coordinador de la carrera de Psicología en una universidad capitalina, cita el caso de un niño que era víctima de tocamientos en los sanitarios por parte de sus compañeros; sin embargo, cuando él se lo hizo notar al profesor este normalizó la situación.

“El profesor me dijo: es que es gay, mire como se ve, viene diciendo aquí que es la Mujer Maravilla, que le gusta jugar a la Mujer Maravilla; entonces vienen los niños, lo llevan al baño, lo empiezan a tocar y él se deja, no ha pasado nada”, recuerda.

El especialista explica que ahora en día que los niños no van a la escuela, que permanecen más tiempo en casa, también pueden agudizarse el problema de abusos a los infantes por parte de otras personas que viven en su misma comunidad.

Al igual que otros profesionales, Pérez lamenta que en el marco de la educación virtual las probabilidades de que los profesores detecten que un niño es objeto de abuso se reducen aún más porque tiene un carácter impersonal, nos vuelve menos empáticos.
Señala que en este contexto los profesores solo logran ver que el niño no se conecta, que no pone la cámara, que no participa en clase pero no alcanzan a ver más allá de lo que está viviendo en casa.

“Es ahí como la parte que tiene que ver con el abuso sexual puede pasar desapercibido completamente para el padre, para los docentes, y se va perdiendo la posibilidad de generar una atención”, indica.

Ante ellos sostiene que los maestros deben estar pendientes por si hay alguna señal física, como un moretón en los niños; incluso de qué es lo que los niños dibujan pues es la forma en que quieren intentar procesar lo que les está pasando.

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Otra de las preocupaciones del psicólogo, en relación al entorno virtual en que está el niño o adolescente, es el hecho de que genera nuevas formas de acoso sexual, algo que puede empezar con el envío de imágenes obscenas, de desnudo de alguna compañera.

¿En qué afectan estas situaciones a un infante? “El abuso marca mucho la vida de la gente. ¿Cuál es el futuro académico? Bueno, sombrío. En muchos casos (la persona) se puede recuperar pero definitivamente habrá una marca psicológica, una secuela porque las víctimas no pueden casi nunca quitarse eso de (pensar en) mi vida antes, mi vida después del abuso”, expone.

Según indica el impacto queda al pensar que era feliz y que alguien en situación de poder sometió su persona, su autoestima, su auto concepto.