Daysi Guzmán es 38 años más joven que Arminda Ortiz; sin embargo, contrario a la fémina de 81 años, Daysi se resiste a que le apliquen la tercera dosis de la vacuna contra la covid-19 por el temor que le han generado algunos comentarios que ha escuchado de conocidos que ya cuentan con el refuerzo.
“Dicen que les ha dado temperatura muy alta, dolor de cabeza y de cuerpo; a eso le tengo miedo”, señala la fémina, quien reside en el cantón Los Toles, de Ahuachapán.
Guzmán ya cumplió los cuatro meses desde que le colocaron la segunda dosis; es decir, cumple el requisito impuesto por el Ministerio de Salud para recibir el refuerzo.
“Quiero seguir viviendo”, comenta entre bromas y temor por la reacción que podría tener su organismo.
Más optimista es doña Arminda, quien con pasos lentos y sin ninguna compañía llegó hasta el Hospital Francisco Menéndez, en la cabecera departamental, para recibir la tercera dosis.
“Hay mucha gente que le tiene miedo a la vacuna; pero están arriesgándose a ponerse mal para después buscar el hospital. Les recomiendo que se vacunen porque no hay ningún miedo, se evita uno de muchos contagios, está uno tranquilo, no hay ningún miedo de nada. Yo les (digo) de favor que se acerquen a la unidad de Salud, al hospital, que no le tengan miedo”, dijo la octogenaria, que reside en la colonia Zacamil, ubicada a unos metros del centro médico.
Doña Arminda padece de la presión y hasta la fecha aseguró que no ha contraído el virus debido a que cuando sale al mercado u otros lugares, evita las aglomeraciones de personas. Además utiliza alcohol gel y la mascarilla.
El día que llegó al centro asistencial no tardó más de media hora para salir del mismo debido a que la afluencia de personas ha bajado considerablemente en dicho lugar, un fenómeno que se está dando en diversos puntos del país.
Se trató de obtener la versión de las autoridades del Hospital Francisco Menéndez; pero personal de seguridad señaló que se debía realizar las gestiones a nivel central del Ministerio de Salud.
Otra fuente de la dependencia gubernamental señaló que en el hospital llegan a diario entre 200 y 230 personas a vacunarse, entre primera, segunda y tercera dosis.
La cifra contrasta con las cerca de 900 personas que asistían a diario cuando el gobierno inició las jornadas de vacunación. En ese entonces, la fila de espera alcanzaba casi los cien metros en dicho nosocomio ahuachapaneco.
Pero el lunes 15 de noviembre, las cinco sillas de espera, ubicadas previo al ingreso al centro asistencial, se encontraban desocupadas.
La fuente matizó que esto se debe a que la mayoría de personas aún no cumplen los cuatro meses para que les apliquen el refuerzo; por lo que prevé que en las próximas semanas aumente nuevamente la asistencia.
La poca afluencia de personas ha provocado que los centros de vacunación recibieran órdenes superiores de aplicar las dosis, incluso, cuando lleguen personas sin cita previa.
Otra de las acciones que han tomados las autoridades de Salud es que si en algún establecimiento no está la cantidad de personas necesarias para abrir un frasco de vacuna anti covid-19, son trasladadas a otro centro de vacunación donde sí completen el frasco.
El 15 de noviembre, al menos ocho personas fueron trasladadas del Seguro Social hacia el hospital por dicha situación.
“Ahora está bien fácil, casi la mayoría se vacunó; anteriormente sí había bastante gente, pero ahora ya no, está bien vacío porque ya están vacunados, imagino. Todo mundo se está vacunando para prevenir, no para que no le de nada sino que para que no le llegue fuerte. A todas (las personas) que no se han vacunado, que se vengan a vacunar para prevenir y cuidar a los suyos”, expresó Julia Salazar, originaria del cantón Las Pozas, de San Lorenzo, Ahuachapán.