“Me siento normal, hasta ahorita solo me da un poquito de cosita las inyecciones”, comentó la enfermera Yessica Sandoval del Sistema de Emergencias Médicas (SEM), minutos después que recibió la primera dosis de la vacuna contra el Covid-19 en la Unidad Médica Atlacatl de ISSS en San Salvador, el viernes.
Sandoval sostiene en una mano una botella de agua y en la otra una paletita de dulce, que es la recompensa, como si se tratase de una niña, por la inyección que acaba de recibir en su brazo izquierdo. Se encuentra sentada en el área de observación, donde permanecerá de 15 a 30 minutos para descartar cualquier efecto secundario. Llegó, junto a sus otros colegas, a la unidad de salud, cumpliendo los protocolos de bioseguridad e inició las cinco etapas del proceso para la vacunación.
El primero es un prechequeo, se revisa que tengan cita y que sean personal de primera línea, luego pasan a recibir una charla donde se explica quiénes son los candidatos a ponérsela, los efectos adversos que se puede presentar y luego pasan a firman el consentimiento que dicta que están de acuerdo en que se aplique la inyección. La última etapa es el área de observación antes mencionada, para ver si hay reacción alérgica, dificultad en la respiración, etc.
A muchos les ganó el nerviosismo, la incertidumbre y quizás la ansiedad, pero todos llegaron dispuestos a recibir la dosis por seguridad propia, de los pacientes y de sus familias. Llegaron en grupos, uno a uno iba pasando las etapas hasta llegar a la cabina.
Todos los que fueron vacunados el viernes pasado en la mañana eran del personal médico del Sistema Nacional de Emergencias Médicas, una dependencia de Fosalud que coordina atención y traslado en ambulancias a víctimas de lesiones y enfermedades repentinas, entre ellas el COVID-19.
Giovanni Hernández, motorista de ambulancias, comentó que estaba nervioso desde que vio su nombre en la lista. Con su rostro afligido y palabras cortas, entró a la cabina de vacunación, recibió las indicaciones y se sentó. Rápidamente su dosis le fue aplicada. “Da tranquilidad, nosotros andamos trabajando con pacientes positivos y estamos expuestos, pero con la vacuna ahora estamos más tranquilos, además así protegemos a nuestras familias”, concluyó Hernández.
A pesar de estar relacionado con las agujas, hubo mucho nerviosismo en el personal de salud, a la hora en que el líquido entraba por sus cuerpos. Algunos cerraron sus ojos, otros dirigieron su mirada hacia arriba, y unos simplemente respiraron hondo; los más serenos pidieron que se les tomara una fotografía del histórico momento, como la enfermera Claudia Rosibel Hernández de Castaneda, de la Clínica Comunal de la Virgen del Tránsito de Mejicanos, que pidió colaboración a otra enfermera para que le tomara una imagen con su celular.
“Con esta vacuna me siento con más seguridad de atender a mis pacientes. Es importante que la coloquen porque es por nuestro bien”, afirmó la profesional.
El director de la unidad médica, Cristian Santamaría, dijo que no podían proporcionar datos de cuánto era el personal de salud que se les aplicaría la dosis, como tampoco podía revelar si algún inyectado había presentado síntomas secundarios, entre otros detalles.
El ministro de Salud, Francisco Alabí, dijo en conferencia de prensa que unas 4,500 miembros del personal de salud ya recibieron la vacuna hasta ayer por la mañana, y detalló que quienes están en primera línea ascienden a 110,000.
También manifestó que algunos de los efectos secundarios es el dolor en la zona aplicada, enrojecimiento y en algunos casos fiebre, dolor de cuerpo y de cabeza.