Un tesoro del beato Romero guardado por más de 30 años

El beato Romero no solo se caracterizó por la denuncia y defensa de los desposeídos, fue muy aficionado a la fotografía y dejó valiosas imágenes.

descripción de la imagen

Por Óscar Portillo

2018-10-12 6:48:01

¿Te imaginas tener una máquina del tiempo que te remita a ver parte de la vida y obra de Monseñor Romero?.

La familia Cabrera la tuvo guardada durante más de 30 años. Fue un secreto que nadie más sabía, a excepción de los que estaban en casa aquella noche en que el beato y futuro santo les confío parte de su tesoro.

 

 

Con una expresión serena en sus ojos, Julio Cabrera, hijo del matrimonio que había entablado una larga amistad con Romero, relata lo que sucedió en su casa esa noche: “llegó ese día y le dijo a mi mamá: traigo esto para que me lo cuides porque veo que sos muy ordenada.”

Monseñor les había entregado una gaveta con cerca de 600 diapositivas fotográficas que él había tomado y otras que le habían tomado durante sus viajes a Roma, México y sus recorridos a lo largo de El Salvador.

Te puede interesar: Las imágenes del caos durante el funeral de Monseñor Óscar Arnulfo Romero

Eso sucedió tres años antes de la muerte de monseñor y a la fecha don Julio aún se pregunta por qué el beato les dio esa gaveta.

“Yo me pregunto ¿por qué nos entregó una gaveta? Parece un acto impulsivo… no sé qué sentiría él en ese momento o la razón de sentir que alguna cosa que le pudiera pasar”, dijo.

Lo que Julio sí recuerda fue la expresión con la que Monseñor llegó a la casa. “La forma en que vi a Monseñor Romero cuando fue a dejar la gaveta con diapositivas fue que él no entró con una sonrisa, cosa que él siempre entraba sonriendo”.

Esa escena que sucedió aquella noche a finales de los años 70 quedó plasmada en la memoria de Julio Cabrera.

 

Las fotografías salen a la luz
Más de tres décadas pasaron guardadas las fotografías del beato en el hogar de Cabrera. Con tono nostálgico él cuenta que de vez en cuando solía ver las diapositivas que pertenecieron a su amigo, para recordar los tiempos en los que Romero proyectaba sus vivencias en la pared de su hogar.

Pero Cabrera se dio cuenta que esos recuerdos no durarían para siempre, pues el tiempo y las condiciones del clima estaban deteriorando las diapositivas. El papel film empezaba a llenarse de hongos y el cartón de las diapositivas era cada vez más frágil.

VIDEO: Familia que recibió milagro de Romero visita los lugares en donde nació el cristianismo

Sin embargo, él vio una oportunidad de conservar los recuerdos y compartirlos con el pueblo salvadoreño. En esos momento se habían cumplido 30 años de la muerte de Monseñor y el Museo de la Palabra y la Imagen (MUPI) había hecho una exhibición para conmemorar la fecha.

Don Julio hizo una selección de las fotos que él consideraba más memorables, se acercó al MUPI y les hizo la propuesta de restaurar ese tesoro histórico para que pudiera ser compartido y conocido con los salvadoreños.

Tras ver el trabajo realizado por el MUPI, volvió a llevar otro grupo de diapositivas. Poco a poco se restauró una cantidad considerable de fotos y se publicó un libro titulado: “Romero, voz y mirada”.

“El hecho que se las hayamos entregado al MUPI fue porque sabíamos que era un medio que las iba a compartir, pues nosotros queríamos que se conociera un Monseñor diferente”, manifestó Cabrera.

Sus vivencias a través de la foto
En esa fría tarde cuando a don Julio se le preguntó si alguna vez vio a Monseñor tomar fotografías, inmediatamente su mirada se iluminó y relató que en los viajes familiares en los que el beato los acompañaba lo vio tomando fotografías. Él lo describe como un fotógrafo que observaba toda la escena, enfocaba su objetivo y si ese ángulo no lo convencía se movía a buscar otro.

“Él no era un fotógrafo de tomar por tomar, tenía que decirle un mensaje cada fotografía”, relata.

El guardián del patrimonio de Romero cree que cada una de las diapositivas que les entregó esa noche contenían un mensaje por parte del beato y la manera en la que él percibía la realidad por la que él luchó. “Cualquier imagen que uno toma es parte del reflejo de uno mismo… él, al momento de tomar una diapositiva, sentía que eso le ayudaba, así que aparte de disfrutar la fotografía quizás quería dejar un mensaje”, opinó.