Tres historias de sobrevivientes de COVID-19 que ahora donan su plasma

Marleny Venegas, Salvador Reyes y Elmer Vásquez son tres sobrevivientes del coronavirus y como una forma de agradecimiento donan plasma convaleciente para ayudar a superar el virus a otros salvadoreños.

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Foto EDH / René Quintanilla

Por Gadiel Castillo / Elizabeth Castro

2020-07-18 3:05:47

“Saber que una persona va a vivir con mi plasma no tiene precio”, dice Marleny una sobreviente del coronavirus.“El pinchón del amor”, es como Flor Marleny Vanegas llama al acto de donar plasma convaleciente, el cual sirve para tratar a los pacientes de coronavirus en estado crítico. Vanegas superó la enfermedad y después de 15 días de haber recibido el alta volvió al hospital, no para ser ingresada nuevamente, sino para “regalar” vida a otras personas que padecen del virus.

“Ese es el pinchón del amor, lo mejor que podemos regalar en este tiempo. Con ese pequeño pinchón les damos una oportunidad al paciente de reunirse con su familia, les regalamos alegría”, manifiesta la sobreviviente del covid-19.

Atrás quedaron esos 24 días de sufrimientos y tristezas cuando la operadora del Sistema de Emergencias (SEM 132) padeció el virus, días en las que fue trasladada de un hospital a otro y vió morir a muchas de las personas que eran sus compañeros de habitación.

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“Yo vi como muchas personas se desplomaban, no resistían a la enfermedad. Me enteré de la muerte de muchos pacientes que estábamos en el mismo cuarto. Yo recuerdo que les escribía a sus familiares y me daban la noticia que esa persona había fallecido. Es muy duro todo esto”, recuerda entre lágrimas.

Por ahora, Marleny agradece a Dios la nueva oportunidad de vivir y volver a compartir con su familia, agrega que en forma de agradecimiento y por la experiencia vivida fue que se decidió a donar plasma convaleciente.

“Yo sé que es que es estar en un hospital queriendo vivir, queriendo luchar y si Dios me dio ese regalo de una nueva oportunidad yo dije que tenía que ayudar a los demás. Yo lo viví en carne propia, viví que es estar común oxígeno y tener que ese pánico de respirar menos. Si Dios me dio la oportunidad de superarlo, por qué no ayudar a los demás, si ellos también tienen familia, si ellos también tiene sueños, ellos quieren vivir y lastimosamente no a todos se nos dan las mismas oportunidades”, manifiesta.

Marleny cuenta que el día de su donación en el hospital Rosales le preguntaron para quien era su plasma y ella solo respondió que no tenía a alguien en específico, que lo utilizaran con quien necesitaran. Para su satisfacción, relata que en ese momento llegó la jefa de la Unidad de Cuidados intensivos del referido nosocomio al laboratorio a buscar plasma de su mismo tipo sanguíneo.

“En ese momento llegó la jefa de UCI y casualmente necesitaban mí mismo tipo de sangre A+ porque estaba agotado, cuando pidieron dijeron que mi plasma era compatible. Ya mi plasma se utilizó de una sola vez”, detalla.

La donante dice que la mayor satisfacción que tiene es que la persona que recibió su plasma posiblemente ya volvió a ver a sus familias, cumplirá sus planes y para ella “saber que una persona va a vivir con mi plasma no tiene precio”.
Marleny detalla que ya está preparada para donar por segunda vez e invita a todos los pacientes recuperados para que se acerquen a los hospitales establecidos y que también “donen vida”.

“Ya doné tres veces”, Salvador Reyes, enfermero

Salvador Reyes, enfermero que ha donado plasma. Foto René Quintanilla EDH

Salvador Ernesto Reyes Ochoa, de 29 años, es enfermero desde hace tres años y trabaja en el Policlínico de Los Planes de Renderos. Ahí atiende a pacientes de COVID-19.

Ha donado plasma tres veces a personas que no conoce y afirma que ha sido muy afortunado de haber sobrevivido dos veces a la enfermedad y ahora de poder ayudar a otros.

La primera vez que lo diagnosticaron positivo a COVID fue el 10 de abril y fue llevado al hotel Ramada Inn, donde estuvo 15 días aislado y luego pasó otros 15 días en su casa, en San Salvador.

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En esa ocasión no tuvo síntomas, pero se sometió a la prueba debido a que en su trabajo está expuesto todo el tiempo al virus. Reconoce que en esa época —cuando recién la enfermedad había tocado al país— en su trabajo no se seguían los protocolos actuales y nadie los había preparado para afrontar el virus.

De hecho, en el Policlínico afirma que se han contagiado de 6 a 8 compañeros, todos asintomáticos.

Por medio de las noticias, vio que en otros países ya se hablaba de la donación de plasma (plasmaféresis) y entre sus compañeros comentaron que ya se podía donar plasma en el hospital de niños Benjamín Bloom. Sin dudarlo se sometió al estudio y se convirtió en uno de los primeros donantes. Ocho días después, pudo donar por segunda ocasión.

Hace un mes, Salvador fue diagnosticado positivo al coronavirus otra vez. En esta ocasión sí sufrió de fiebres altas y malestares; sin embargo, no fue hospitalizado, sino aislado en su casa.

“Nosotros (personal que atiende a pacientes de COVID) siempre estamos expuestos, tenemos equipo nivel tres, pero sabemos a lo que nos exponemos, es parte de nuestra labor; el personal de primera, segunda o tercera línea sabe a lo que se atiene, pero estamos para ayudar, para servir”, expresa.

Una vez más salió delante de la enfermedad y nuevamente decidió donar plasma con la esperanza de que más personas tengan su suerte. “Una persona normal aguanta quizá una vez, pero aguantar dos me hace muy afortunado”, comenta.

El profesional vive con sus papás, por lo que el miedo a contagiarlos es latente.

“Trato de tener poco contacto con ellos, de aislarme lo más que puedo y cumplir todos los protocolos al llegar a mi casa. Si es posible lavo la ropa con agua caliente”, dice.

El enfermero no cree que tener miedo sea una solución, para él es más una cuestión de cumplir los protocolos. “El virus es un fantasma, no lo vemos, pero ahí está; no le tenga miedo, es un error, lo que hay que hacer es cuidarse y mantener las medidas higiénicas y no salir de la casa si no es necesario”.

Con la seriedad de haber visto de cerca la enfermedad y de ver el sufrimiento en los pacientes que atiende, salvador da una recomendación final: “Quiero decirles a todas las personas que piensen en su familia, en los médicos y en todos los trabajadores de salud que sacrifican tiempo, familia y vida para proteger a los demás; y que se cuiden porque en cualquier momento pueden ser ustedes los contagiados”.

Elmer Vásquez se prepara para su segunda donación de plasma

Foto EDH

Elmer Vásquez Beltrán, de 33 años, se desempeña como promotor de salud en el municipio de Tepecoyo, La Libertad y cuando estaba en sus últimos días de tratamiento por el covid-19 decidió a que al superar la enfermedad donaría plasma convaleciente.

“Yo desde que estaba en cuarentena veía a unos estados de Facebook donde habían pocas personas, comparadas con este momento, que pedían plasma, entonces yo acostado en mi hamaca me nació que después de recuperado tenía que hacer esto de donar”, relata el promotor de salud.

Vásquez recuerda que un día publicó en sus redes sociales su tipo de sangre y se puso a disposición de quien necesitar plasma, detalla que nunca pensó que esa publicación tuviera tanto alcance y le comenzaron a escribir de varias partes del país donde requerían plasma.

Un familiar de un paciente le escribió y fue para quien donó la primera vez. Para sorpresa del trabajador de salud con su plasma no solo ayudó a una persona en específico sino a dos pacientes más.

“Yo voy al hospital y digo que mi plasma va para usted por ejemplo, pero el hospital ocupa ese plasma para otras dos personas más que lo necesiten”, cuenta.

El trabajador de la salud manifiesta que hasta se le eriza la piel en pensar en la segunda donación de plasma, debido a que está contribuyendo a salvar vidas.

Detalla que ya está a la espera de la llamada para presentarse a una nueva donación, luego que el pasado jueves asistió a unos análisis al hospital de niños Benjamín Bloom. “Me sacaron las muestras para ver el estado de la sangre, fui el jueves al Bloom para la extracción y ahora espero la llamada para la cita para que me extraigan plasma”.

Agrega que le explicaron que dependerá de la evolución de los glóbulos para donar hasta por una cuarta vez “Si yo dono tres veces puedo llegar a salvar hasta 9 personas”, concluye.