La temporada navideña es una de las ocasiones del año que más se espera en familia, sobre todo porque durante la noche del 24 y 31 de diciembre se preparan una variedad de platillos tradicionales.
En el Mercado Central de San Salvador, decenas de comerciantes mantienen cada fin de año los productos más buscados por los salvadoreños, entre ellos: la gallina y el pavo.
Araceli de Aragón de 65 años, es una comerciante que ha trabajado en el Mercado Central desde su infancia. Ella expresa que las ventas han decaído en un 50% este año como consecuencia de la pandemia. “Esto está malo. Hay trabajo, pero no hay dinero”, lamenta.
En este lugar, hay decenas de gallinas, patos y pavos en sus respectivos canastos, a la espera de un comprador. Araceli mantiene el precio del “chompipe” entre los $40 y $50, dependiendo de su tamaño.
Sin embargo, hay familias que no pueden invertir mucho dinero para la cena navideña, por lo que compran gallinas o patos. En esa misma galera, estas aves se venden desde los $8 a $12.
Mayely Sánchez es otra de las comerciantes que muestra su preocupación ante la poca afluencia de personas en el mercado. Ella al igual que otros vendedores están a la espera de que las ventas incrementen la próxima semana. “Está bien calmado. En otras fechas ya se había vendido, hoy nada”, recuerda.
Los comerciantes han llegado a la conclusión de que las ventas han bajado debido a que la población aún mantiene temor de acercarse a lugares aglomerados, como el Mercado Central.
“Empecé mi venta de gallinas con 50 colones”
Cuando Ana Julia Ponce tenía solo nueve años tuvo la determinación de comenzar el negocio que le permitió, cuando ya era adulta, mantener a sus hijos. La comerciante recuerda con alegría que con un préstamo de 50 colones compró las primeras gallinas que vino a vender desde San Agustín, Usulután, al mercado Central de San Salvador.
A tan corta edad, el mercado no era ajeno para Ana pues había acompañado en las ventas a su tía desde los 7 años, cuando su madre murió y ella quedó bajo el cuido de su tía.
Ahora ella, como todas las vendedoras que ofrecen gallinas, patos y chumpes vivos a un costado del edificio del mercado Central, esperan que en los días previos a la Navidad y Fin de Año, sus ventas mejoren pues consideran que han sido afectadas por la pandemia del COVID-19.
Las ventas han ido bajando poco a poco con relación a otros años, comenta Ana Julia, quien ahora también ofrece el servicio de pelado de gallinas y chumpes por el precio de $1 y $2 dólares respectivamente.
Sin embargo, este año ha sido más preocupante para las vendedoras pues faltan menos de 10 días para la cena de Nochebuena y el pasillo, otrora inundado de compradores, ahora luce vacío. “Después de la pandemia el negocio ha quedado muy mal”, lamenta la comerciante.