La exfiscal de Guatemala Thelma Aldana, confesó esta mañana en Frente a Frente que le gustaría ser presidenta de su país para combatir la corrupción y la impunidad desde esa posición.
La aspiración de la exfiscal, que se encuentra de visita en El Salvador para participar en actividades anticorrupción, es además rescatar el “estado torturado” y propiciar un gobierno que esté al servicio del pueblo, afirmó Aldana.
El horizonte que se propone Aldana ha sido evidenciado en las investigaciones que estuvieron a su cargo durante su gestión en la Fiscalía General de Guatemala.
“Se mezclan los poderes políticos con los poderes fácticos y hay una alianza que lucha contra los avances que se han tenido en el país”, reiteró la exfiscal.
La guatemalteca de 62 años dejará su cargo el 16 de mayo y será reemplazada por María Consuelo Porras, actual magistrada suplente de la Corte de Constitucionalidad y recién elegida por el presidente Jimmy Morales
Aldana ha sido la única Fiscal General que logró llevar a la cárcel a un presidente y a una vicepresidenta en funciones de Guatemala por actos de corrupción.
Roxana Baldetti, exvicepresidenta guatemalteca, fue condenada a más de 15 años de prisión por participar en un fraude para la adjudicación de un contrato millonario para descontaminar un lago cercano a la capital.
Entre tanto, el expresidente Otto Pérez Molina está siendo procesado por los mismos hechos.
“No me cabe la menor duda que fueron las decisiones correctas, porque fueron basadas en la ley, en las investigaciones y los hechos, y que fueron tomadas en su momento como profesional, y de ser necesarias las volvería a tomar”, afirmó Aldana.
Corte de Guatemala suspende la salida anticipada de CICIG
El presidente Morales informó el año pasado que ya no renovaría el mandato de la CICIG, pero el lunes anunció el fin inmediato y definitivo.
Una de las investigaciones que catapultó a la exfuncionaria fue la investigación de “la línea”, en la que llegaron a procesar más de 100 mil escuchas telefónica y más de un millón de documentos que englobaba esa corrupción y en la que altos funcionarios estatales estaban implicados.
“Tengo mi conciencia tranquila y convencida de que mínimamente he aportado a la construcción de un mejor país y vivo feliz en Guatemala”, a pesar de ser amenazada de muerte y tener que contar con seguridad especial, subrayó.