María Lola Montalvo viuda de Gamero es una de las personas más longevas de El Salvador, ya que el próximo 21 de enero cumplirá 109 años tras haber nacido en 1913 en El Paisnal, San Salvador.
Ha sido testigo de terremotos, desastres generados por la lluvia, una guerra civil y últimamente de la pandemia provocada por la covid-19.
De hecho, es sobreviviente de la enfermedad luego de enfrentar los síntomas en abril pasado, junto a su hija Mercedes Virginia Chacón Gamero, quien la cuida desde que cumplió los cien años.
Uno de sus nietos, Jorge Escamilla, relató que debido a una caída que tuvo hace ocho años, su movilidad fue afectada, al punto que actualmente pasa gran parte de su tiempo acostada o en una silla de ruedas.
“Prácticamente ya es una bebé”, expresó el familiar.
Escamilla explicó que cuando cumplió los cien años se cayó cuando visitaba a uno de sus hijos, lo que provocó que se quebrara el fémur. Por su edad, ya no pudo ser operada pues representaba un riesgo mayor.
A Mamá Lola, como es llamada de cariño, siempre le gustó vivir sola; sin embargo, el incidente generó que se trasladara a vivir con su hija, quien cuida de ella como una bebé.
“A raíz de la fractura, ella ya no se mueve, solo la sientan un rato en la silla de ruedas; prácticamente ya es un bebé, ya no platica, no reconoce y habla solita, no tiene una memoria a corto plazo sino que (una) memoria a largo plazo. Ella habla de su papá, de sus hermanos, de su infancia. A mi mamá sí la reconoce porque prácticamente está todo el día con ella; pero solo dormidita pasa”, expresó quien es su quinto nieto.
Mamá Lola tuvo siete hijos, de los cuales seis son hombres y una mujer. Además tiene 31 nietos, 56 bisnietos y 19 tataranietos.
De joven, doña María vivió en Guazapa y Ciudad Delgado; ahora reside en Ilopango con su hija.
Durante veinte años tuvo un negocio de cereales en el mercado San Miguelito; pero debido a su avanzada edad, se le dificultaba ir a atenderlo. Posteriormente tuvo una pequeña tienda en su casa, la cual funcionó por cerca de quince años.
Su nieto recordó que a Mamá Lola siempre le gustó cocinar; entre lo que más le gustaba a él era una salsa de tomate que preparaba con un toque especial. En ningún otro lugar encontró una salsa similar. También le gustaba preparar quesadillas.
“La diversión de ella era agradarnos a todos. Cuando hacía salsa de tomate preparaba una perolada grande, llenaba los botecitos y repartía. Es una satisfacción muy grande el hecho de tenerla viva a una edad tan avanzada que no cualquiera llega”, finalizó el nieto.