ANÁLISIS - Bukele versus Bukele: El presidente "comprometido" con la paz internacional en 2019 ahora guarda silencio

Hace más de una semana que el presidente Nayib Bukele no dice nada de la agresión rusa a Ucrania. Y la última vez que lo hizo, fue para ridiculizar las voces que advertían del ataque y para lanzar otro ataque al gobierno de Joe Biden.

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Bukele durante el anuncio de Bitcoin City en 2021. (Photo by MARVIN RECINOS / AFP)

Por Ricardo Avelar

2022-02-28 10:34:54

El silencio salvadoreño ante la invasión rusa a Ucrania es ensordecedor.

No porque El Salvador vaya a crear un significativo cambio en el balance internacional de poderes y en el concierto de las naciones. No porque haya alguna acción internacional que requiera el pronunciamiento del gobierno salvadoreño.

Pero es un signo de dónde se ha ubicado el presidente de la República, Nayib Bukele. Y para los salvadoreños que desean la paz, en su país y en todo el mundo, es una muestra de que su gobierno no acompaña esta aspiración. Una muestra de que su gobierno ha abrazado las teorías de conspiración y el discurso nacionalista y aislacionista que caracteriza la construcción de los autoritarismos contemporáneos.

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Mientras muchos de sus pares alrededor del mundo han condenado las acciones de guerra emprendidas por el presidente ruso, Vladimir Putin, las cuales fueron no provocadas y sobre la base de la desinformación, el presidente salvadoreño ha optado por el silencio. Hasta este lunes 28 de febrero, El Salvador aún no se suma al amplio coro de rechazo a las acciones bélicas rusas.

El mundo democrático lo está condenando. Los ucranianos, que día con día luchan por mantener a flote su país, están recibiendo no solo el apoyo moral, sino económico y político de la mayoría de democracias a nivel global. Pero no de El Salvador. O mejor dicho, no de su gobierno.

Nayib Bukele sigue sin pronunciarse. Hasta la mañana de este lunes 28 de febrero, ha pasado más de una semana sin que el mandatario, un ávido comentarista de la comunidad internacional, comente sobre esta crisis.

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Lo último que Bukele dijo llegó en la noche del domingo 20 de febrero, cuatro días antes de la invasión, cuando la inteligencia de Estados Unidos advirtió que los comandantes rusos tenían órdenes de atacar Ucrania.

“¿Estos “comandantes” reciben cuatro órdenes de ataque a la semana? La administración Biden está perdiendo toda la credibilidad que le quedaba. Aquí, una nueva orden de ataque que no sucedió. Extraña estrategia”, tuiteó el mandatario salvadoreño, quien vio en esta crisis una oportunidad más para arremeter contra el presidente estadounidense, Joe Biden, constante blanco de sus diatribas. Vale decir que el tuit fue en inglés, como muchos de sus anuncios recientes que parecen ya no comunicarse con los salvadoreños, sino con la comunidad de Bitcoiners que ahora le aplauden.

Más de una semana después, no ha habido una sola palabra sobre los ataques no provocados. Ni una palabra sobre los bombardeos a las principales ciudades ucranianas, sobre las bajas civiles, sobre los miles de desplazados. Ni un gesto de empatía y solidaridad con un país que pese a la clara desventaja de enfrentar a un gigante, sigue resistiendo.

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El presidente que cambió de opinión

Nayib Bukele no siempre fue un líder con vocación aislacionista y sin una aspiración de proyección internacional.

De hecho, a los pocos días de llegar a la presidencia, el mandatario salvadoreño intentó llevar al país a la máxima instancia de toma de decisiones a nivel internacional, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

En una misiva dirigida al secretario general de la ONU del 5 de junio, Bukele expresó su intención de “actuar de la manera más constructiva en lograr los nobles objetivos de nuestra Organización de Naciones Unidas promoviendo la democracia representativa, el pleno respeto de los derechos humanos, y el imperio de la ley fortaleciendo el Estado de derecho”.

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En su solicitud de ocupar uno de los diez escaños para los miembros no permanentes de este Consejo, Bukele resaltó cómo la ONU fue fundamental para que El Salvador alcanzara la paz después de un conflicto armado. Esa misma paz que el presidente rechaza y reniega ahora que ha emprendido un decidido ataque contra las instituciones democráticas.

En la carta, también resaltó que la comunidad internacional democrática ha sido clave para desterrar a “las coaliciones de autócratas y tiranos que pretenden eternizarse en el poder minando las bases de la democracia” que a muchos les ayudó a llegar al poder.

Bukele dijo, en junio de 2019, que “ha llegado la hora en que debemos hacer nuestro propio aporte al logro de los objetivos de la Carta de la ONU”.

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Pero menos de tres años después, cuando esa comunidad democrática internacional batalla contra un tirano y sus acciones de guerra, el presidente salvadoreño parece haber olvidado su discurso y ha guardado silencio.

Y no solo eso: el mandatario parece estar tomando un bando peligroso. Lejos de abrazar a la comunidad democrática, Nayib Bukele parece acercarse a autócratas, como el chino o el turco, quienes no rechazan ni condenan sus ataques a las instituciones y a los críticos de su gestión. O a líderes como el expresidente estadounidense, que sin pena ni vergüenza está dispuesto a desinformar y radicalizar a sus fanáticos para seguir cercano al poder.

Y mientras eso sucede, los salvadoreños no tienen a un representante que dé voz a su rechazo a la guerra y a la destrucción liderada por Vladimir Putin.

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