María Estebana volvió por segunda vez a una agencia bancaria con la esperanza de recoger sus $300 de subsidio por la pandemia del COVID-19. Sin embargo, ella da por hecho que, quizá, este martes volverá a su casa sin la ayuda prometida por el Gobierno.
La señora no logró hacer efectivo su retiro en un banco del centro de San Salvador, debido a que le expusieron que el dinero fue depositado en su cuenta de ahorro y que debía acudir a otra agencia.
“Fíjese que desde ayer (lunes) ando en estas vueltas y no he podido sacar el dinero. Me mandan de una agencia a otra, y pues ya no sé qué más hacer”, relató.
A pesar del mal rato, la señora agradece el beneficio, pues asegura que cuando por fin obtenga el dinero será bien aprovechado por su familia.
La señora agregó que en su hogar solo su compañero de vida tenía un empleo formal, pero por la emergencia del coronavirus lo mandaron a la casa.
“Yo sobrevivía con el ingreso de mi esposo, pero sin eso nos quedamos a cero. Yo vendía frutas, pero con eso de la cuarentena no puedo salir a vender nada”, contó.
Una de las empleadas del banco al que acudió María Estebana verificaba si las personas aparecían beneficiadas con el subsidio e indicaba a algunos clientes que su retiro sería efectivo en otra agencia.
Mientras escuchaba esa recomendación, María Estebana lamentó la falta de coordinación, ya que ella salió a las 5:30 de la mañana y había sido en vano.
A diferencia del pasado lunes, las filas afuera de los bancos lucían ordenadas: las personas guardaban la distancia y los empleados bancarios ayudaban a los usuarios.
El descontento de otros de los beneficiados se debía al cambio de fechas de retiro del subsidio. Wendy Martínez viajó desde San Martín porque en la primera verificación le aparecía que este martes le correspondía realizar el retiro del subsidio.
“Yo vine de por gusto. Me aparecía el 31 de marzo, pero ahora me lo mira la del banco y me dice que tengo que regresar hasta el 13 de abril, ni modo”, lamentó la señora.
Delmi Cruz, Sara Portillo y Sonia López vivieron la misma situación.
En Santa Tecla, el panorama era diferente, sin filas en los bancos y hasta personal de salud tomaba la temperatura a los beneficiarios.