VIDEO: En Opico, esta Semana Santa, se escucha más cerca el canto de las chicharras

Amanda es una mujer de 73 años que no recuerda cuándo fue la última Semana Santa que vio y escuchó a las chicharras tan cerca. Dice que hace unos años solo podían escucharse en las copas de los árboles y ahora han bajado un poco más cerca del suelo.

Por Jonathan Tobías

2020-04-10 11:15:52

Procesiones, misas y todas las actividades religiosas que marcaban los sonidos de esta temporada, están suspendidas por la cuarentena que busca prevenir la propagación del COVID-19 en El Salvador. “Lo único que se ha escuchado en Semana Santa ha sido el sonido de las chicharras”, dice Magdalena Rodríguez, mejor conocida por los locales conocida como “niña Amanda”. Ella tiene 73 años y vive en el cantón Agua Escondida, municipio de San Juan Opico, La Libertad.

Amanda recuerda, con cierta nostalgia en sus palabras, las celebraciones que solían desarrollarse, año tras año, durante la temporada. “Esta Semana Santa ha sido muy diferente. Si no fuera por el sonido de las chicharras, podríamos pensar que estamos en cualquier otra fecha del año”, reflexiona.

Sobre las calles polvosas del caserío, ella observa por más de 50 años las procesiones y rezos de la feligresía católica, el color, la música y los cánticos que ahora son fantasmas en sus recuerdos. Esos caminos ahora están totalmente desolados, por primera vez desde que ella tiene memoria, durante la conmemoración de estas fechas.

Niña Amanda relata que durante su niñez y juventud esperaba con ansias la llegada de la temporada, justamente para buscar las chicharras en los potreros que se encontraban cerca de su casa. “Siempre han traído alegría a mí vida. Siempre salía a buscar algunas para escucharlas cantar”, recuerda.

También comenta que años atrás se mantenían en las copas de los árboles, a diferencia de este año que han bajado para cantar. “Antes, las chicharras estaban en las grandes ceibas, pero ahora las he visto en unos palos de jocote que tengo en el patio de mi casa”, menciona, atribuyendo que la cercanía de las chicharras podría deberse a la ausencia de aglomeraciones de personas.

Aunque las festividades fueron opacadas por el coronavirus, el estar en casa con la familia es una oportunidad para apreciar las pequeñas cosas que la naturaleza regala. “Como familia es importante que apreciemos ese canto. No sólo hay que ver el lado negativo de la cuarentena, sino ver el lado bonito”, concluye Magdalena.