Norberto Aguirre, el bataneco que inmortalizó de una forma peculiar la labor artesanal que identifica al municipio de San Sebastián, en San Vicente, fue despedido la tarde del miércoles con un emotivo homenaje.
Don Norberto, como era conocido popularmente, falleció a los 78 años de edad el pasado 7 de octubre, tras permanecer desde finales de agosto hospitalizado en el Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS) por complicaciones de salud.
La muerte del polifacético hombre, que se caracterizó por aportar con su trabajo al impulso de las tradiciones del municipio y por formar a varias generaciones escolares, consternó a todo un pueblo.
Don Norberto se dedicó de lleno a las labores de carpintería tras jubilarse de docente. También era un aficionado bailarín y le encantaban las cumbias.
Él fue el creador de los telares en miniatura, pues su pasión por promover el arte de su municipio lo motivó a fabricar esa artesanía donde las personas pueden apreciar de mejor manera el proceso textil en el que los batanecos elaboran hamacas y manteles. La idea surgió tras una tarea escolar que presentó él en 1955, relató su familia.
Sin embargo, fue hasta hace 25 años que Don Norberto emprendió la aventura de crear los telares en pequeño y desde entonces sus artesanías volaron alrededor del mundo, pues el producto nostálgico no solo atrajo a salvadoreños sino también hasta extranjeros.
Con delicadeza, dedicación y paciencia, el bataneco elaboraba una a una cada pieza que representa el proceso textil que los artesanos desarrollan. Ahora el legado lo continuará uno de sus hijos, para evitar que muera esa tradición, indicó la familia.
El ingenio de don Norberto en las labores de carpintería lo convirtió, además, en uno de los artesanos más representativos de esa localidad, pues muchas de las carrozas y escenarios que se exhibían en las festividades o eventos especiales tenían su sello. También se encargaba de elaborar farolitos.
Otra de las creaciones del bataneco fue el muñeco Casimiro o Yeyo, con quien puso en práctica sus dotes como ventrílocuo y hasta de comediante.
Muchos en San Sebastián recordarán los chistes que contaba don Norberto junto a Casimiro, su peculiar personaje de madera, el cual fabricó cuando él tenía 15 años y que por el pasar del tiempo se deterioro y tuvo “que someter a una cirugía plástica” en Apastepeque, cuenta su familia.
Don Norberto se graduó de maestro de la escuela normal y ejerció la profesión en varias escuelas del departamento de San Vicente. En lo personal era extrovertido y siempre contagiaba con su entusiasmo y alegría a quienes conversaban con él.
Tras la partida de don Norberto, el pueblo bataneco le dio el último adiós acompañado por la banda rudimentaria que tocó el Himno al Maestro en su entrada a la catedral de San Sebastián, donde el miércoles por la tarde se ofició la misa de cuerpo presente, para después partir al cementerio municipal, donde descansan los restos del hombre polifacético que dejó su huella en San Sebastián.