El Salvador ya tiene dos precedentes de voto en el exterior. Una en las presidenciales de 2014, cuando ganó el efemelenista Salvador Sánchez Cerén y en 2019, cuando ganó el actual presidente Nayib Bukele, quien corrió bajo la bandera de GANA.
En ambas ocasiones el voto se hizo mediante un registro de los votantes, a quienes vía los consulados se les envió con anticipación las boletas, las marcaban y enviaban a las sedes diplomáticas quienes a su vez las enviaban al país.
El Tribunal Supremo Electoral las recibía en grupo y las abría el día de la votación. En ambas ocasiones la cantidad de salvadoreños que votaron fue poca.
En 2014 votaron 5,433 salvadoreños desde 10 países; en 2019 el número de votantes desde el extranjero se redujo a 3,808 pero desde 18 países.
En 2012 se gastó cerca de $1.3 millones y en 2019 fueron arriba de $700 mil. Se desconoce el monto de lo que se gastará en 2024 para alcaldes y diputados aunque eso dependerá de la modalidad que se elija.
Ambas son caras, advierten los conocedores.
“No veo el voto presencial en los consulados porque las distancias son demasiado lejos y el público a atender es poco. Se hará millonaria inversión para un grupo muy pequeño de gente que puede trasladarse”, expuso Carlos Araujo, exmiembro de la Junta de Vigilancia Electoral.
Y la vía electrónica, aunque parece fácil porque se hace a través de un dispositivo como celular, Tablet, laptop o computadora, la inversión en un software confiable y su auditoría digital es grande.
“Es difícil dar un monto, pero puede llegar a costar varios cientos de miles de dólares. Si se quiere algo confiable, no va a costar ni diez mil ni cien mil dólares, sino bastante más que eso”, dijo Palomo a El Diario de Hoy.
Ante ese panorama, Araujo lo tiene claro: El Salvador debe apostar por invertir en mejorar el voto por correo.
“Hay quejas que el registro, que es muy tardado, bueno veamos con la gente a ver cuáles son los puntos débiles y mejorémoslo”, concluyó.
Y el exmagistrado electoral, Miguel Cardoza, se va por el camino intermedio: ajustar las peticiones de los salvadoreños viviendo fuera a las posibilidades del país.
“Habrá que considerar las condiciones propias del país en relación a ofrecer lo que la diáspora pide que se haga”, resumió.
Los diputados de la Comisión de Reformas Electorales afirmaron que continuarán con las consultas antes de tomar una decisión.