Fray Cosme Spessotto, el italiano que dio la vida por los sanjuanenses

El sacerdote franciscano Cosme Spessotto Zamuner fue reconocido en vida por los pobladores de San Juan Nonualco como un Siervo de Dios. Fue defensor de los derechos humanos al inicio de la guerra civil de El Salvador.

Fray Cosme Spessotto fue un sacerdote de convicciones que defendió las causas justas, sin importar que ello le llevaría a la muerte. Video EDH / Eduardo Alvarenga.

Por Evelia Hernández

2022-01-20 3:38:51

Es 14 de enero, las campanas de la iglesia católica repican el Ave María, las mismas que el italiano, Cosme Spessotto Zamuner, enseñó a tocar a los feligreses de San Juan Nonualco, hace 40 años; es la misma melodía que conmemora cada día 14 del mes el martirio del religioso, el cual sucedió el 14 de junio de 1980.

Fue asesinado a balazos, frente al altar, por odio a su fe. Cuatro balazos fueron asestados, tres balas impactaron en el pecho del Cosme Spessotto; quien falleció frente al altar en la ala derecha, lugar donde estaba ubicado el atrio de Consagración.

En el municipio de San Juan Nonualco, departamento de La Paz; a días que el franciscano Cosme Spessotto sea beatificado, junto a los mártires Rutilio Grande, Manuel Solórzano y Nelson Lemus, todo es júbilo en la casa parroquial por la elevación a los altares del Siervo de Dios, que quiso dar una vida más digna a la población sanjuanense.

El italiano enseñó a cultivar uvas, logró ver los primeros frutos antes de ser asesinado, relatan Ildefonso Mejia Flores, párroco de la Iglesia San Juan Bautista, y Yanira Barahona Rico, vicepresidenta del Comité Fray Cosme Spessotto.

Para el frayle, lograr cultivar la uva en El Salvador significaba algo más que un pasatiempo. Conoce sus razones en este reportaje. Video EDH / Eduardo Alvarenga.

El cultivo de uva “era una forma de ganar más de dinero porque los trabajos que habían acá eran esclavizantes, como la corta de caña de azúcar, corta de algodón, eran trabajos mal pagados; entonces él cree que el cultivo de la uva les iba a dar una ventana de consuelo a la gente y una oportunidad de trabajo, que es una parte de la promoción humana que hizo”, explica el párroco Mejía Flores y que está plasmado en el Manual práctico de viticultura centroamericana : El Salvador, tierra prometida de la uva, hecho por el próximo beato.

Yanira Barahona expone que al padre Cosme le indignaba el trato que los encargados de las haciendas daban a la hora de comer a los cortadores de café,quienes solo recibían tortilla con sal. También reprendió a los responsables de las haciendas que utilizaban químicos para rociar los cultivos de algodón y caña de azúcar.

Te puede interesar: Cosme Spessotto, el italiano martirizado en El Salvador que será beatificado

“El no era de andar haciendo discursos fuertes sociales, pero lo que él hacía era parte de eso…En la zona la gente era mal pagada, explotada, los insecticidas que aventaban iban a dar a las aguas y entonces el padre iba hablar con los dueños de las haciendas y les decían tienen que pagar mejor, porque esto al largo andar atraerá problemas, alimenten a la gente. Den lo mínimo que necesitan, y claro que nunca hicieron caso”, recuerda Barahona.

Luego añade que el sacerdote al ver tanta pobreza impulsó el Comité de obras parroquiales, que con la venta de tamales, excursiones y la mano obra de los sanjuanenses lograron mejorar el ámbito social en educación, salud y la vida espiritual del municipio.

Fray Cosme Spessotto llegó a San Juan Nonualco en 1952. Aprendió a hablar español de la convivencia con los niños y los campesinos. Entre su apostolado destaca la organización de Comités parroquiales de niños, grupos juveniles, catequistas, amor al prójimo y la caridad. Entre las acciones realizadas por el padre está la dar santa sepultura a todos las personas, defender los Derechos Humanos de todas las personas encarceladas y que eran torturadas, lo cual lo volvió un sacerdote incómodo para las autoridades de aquella época y fue malinterpretado por los revolucionarios.

Foto EDH/ Jessica Orellana

“A sus catequistas, al que iba preso lo iba a buscar al cuartel; la gente cuenta que era un hombre en que su autoridad parroquial, la mantenía ante cualquier autoridad. Él iba a pedir a los presos que tenían en el cuartel, entonces de esa forma siento yo que el mismo Ejército se iba desgastando ante la gente porque iba teniendo una mala imagen, siento yo que de alguna forma eso iba haciendo al padre Cosme incómodo a ellos.Por una parte viene la persecución por ahí, lo otro era que él era muy generoso”, rememora el párroco Mejia Flores.

La última vez que el padre entró al cuartel fue probablemente de dónde llegó su amenaza de muerte, “el padre les decía que por qué estaban haciendo los bombardeos y todo eso; dicen que el comandante le dijo hasta este momento respondemos por usted. Ya no lo queremos ver por aquí y pasó lo que pasó”, relata Yanira Barahona, quien agrega que el padre se convirtió en el padre espiritual de todos.

“El padre fue un papá para todos, porque todos se sentían amados y atendidos, porque él tenía tiempo para todo, para visitar un enfermo, porque él no menospreció a nadie”, dice Yanira.

También puedes leer: Yanira Barahona limpió la sangre del padre Cosme Spessotto, ahora ella mostrará las reliquias del beato

Foto EDH/ Jessica Orellana

El padre Cosme fue reconocido en vida como un santo

Aunque para algunos sanjuanense es un poco confuso la designación de que el padre Cosme Spessotto sea elevado a los altares como mártir de la Iglesia Católica, todas las personas reconocen que los dones y las gracias consagradas en las acciones hechas por el fray italiano que llegó al pueblito de San Juan Nonualco en la época del año de 1952, montado en su moto vespa, eran la misericordia de Dios hacia una comunidad tan pobre en esa época.

“Él era un santo en vida, todos los sanjuanenses lo reconocen como un santo desde que él estaba vivo por su modo de ser, por su vida que llevó y hoy que se le reconoció que es un Mártir por la Fe, la gente está feliz, motivada y están con el deseo de que llegue ese día”, expresa Yanira Barahona.

Para los sanjuanenses el sacerdote italiano era un santo desde antes de su muerte y lo recuerdan con estas anécdotas y gestos. Video EDH / Eduardo Alvarenga.

 

Una de las cualidades que más identifican al padre Cosme Spessotto es el Don de la Caridad, la mayoría de voces consultadas recuerdan al fray italiano manejando un Jeep Fia, en el cual se conducía cargado con alimentos para los campesinos y feligresía que vivían en los cantones ubicados en las faldas del volcán Chinchontepec, de San Vicente.

Los residentes de la zona eran catalogados como guerrilleros y por lo tanto no podían bajar a los pueblos para abastecerse, porque corrían el riesgo de ser torturados, asesinados,por eso el padre les llevaba harina, aceite y leche, enviados por Cáritas.

Entre sus actos de amor al prójimo está la prioridad del bien común.La familia del padre Cosme Spessotto siempre enviaba dinero para que el sacerdote se comprará un mejor automóvil porque él manejaba incómodo en el Jeep, pero el dinero siempre fue ocupado para la construcción de obras sociales, nunca cambio de vehículo.

“Él era una persona sencilla, humilde y gran protector de la gente marginada, de los pobres. Puede decirse que fue un defensor pleno de los Derechos Humanos, no le importaba si un soldado era vilipendiado, él lo defendía; irradiaba un gran amor para todos.Aquí hubo de parte de él ayuda en todo momento… sacaba su jeep viejo y trasladaba al enfermo al hospital, no le importaba quien fuera”, narra José Zepeda, de 73 años de edad, quien fue secretario del padre Cosme Spessotto.

Zepeda relata que fue testigo de todos los sacrificios fray Cosme hizo para atender a las parroquias de San Rafael Obrajuelo, La Herradura, la zona urbana y los cantones.

La Casa Parroquial, que antes era el convento, se convirtió en el refugio de muchos catequistas y sanjuanenses que eran amenazados y torturados.Él les daba posada y comida y los protegía de la violencia que podían sufrir, “por eso a él se le dice el apóstol de la caridad, el mártir de la caridad, precisamente porque era un hombre de mucho bien, se le habla del mártir de la paz y la justicia porque él en todo buscaba la forma de cómo unir al pueblo y mantenerlo unido”, describe el padre Mejía Flores.

Foto EDH/ Jessica Orellana

En sus prédicas él insistía en la reconciliación y llamaba a la paz tanto a la guerrilla como a los autoridades policiales porque temía que hubiera una guerra. “Yo los he bautizado, entonces porque tienen que matarse para hacerse enemigos unos con otros. Son hermanos, son del mismo pueblo era la predica de él, por eso nosotros le llamamos hoy, Mártir de la reconciliación y la paz”, destaca el franciscano.

Quien llama a los feligreses a que tomen el reconocimiento de las virtudes del padre Fray Cosme Spessotto como un ejemplo de santidad para ser replicado a través del servicio al prójimo y exhorta a no ubicarlo en un altar sino que su legado y sus obras sean impulsores a vivir el evangelio cotidianamente.

REGRESAR A LA PORTADA