No es la primera vez que el Presidente Nayib Bukele usa el término “enemigos internos y externos” para hacer sus arengas a los salvadoreños. También lo ha hecho al juramentar soldados nuevos, en su discurso del día de la independencia y más recientemente, en sus palabras ante la Asamblea Legislativa por su segundo aniversario.
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En ninguna ocasión pasó inadvertido, pero ayer volvió a referirse a enemigos “internos y externos” cuando llamó a los jóvenes a enlistarse en el Ejército, un anuncio que había hecho unas semanas atrás.
Diferentes sectores consultados no entienden por qué el presidente Bukele habla de enemigos internos y externos ni su afán por el protagonismo de la Fuerza Armada en la vida nacional.
¿A QUIÉN CONSIDERA UN ENEMIGO INTERNO?
SI NO ESTAMOS EN GUERRA, ¿QUIÉN ES EL ENEMIGO EXTERNO?
SI EL PLAN CONTROL TERRITORIAL FUNCIONA, ¿POR QUÉ NO REFUERZA A LA POLICÍA NACIONAL CIVIL?
¿CUÁNTO COSTARÁ PREPARAR, MANTENER Y DAR SALARIO DE 20,000 NUEVOS SOLDADOS?
¿POR QUÉ NO INVIERTE ESE DINERO EN ESCUELAS O EN SALUD?
¿QUÉ MENSAJE ENVÍA A LOS PAÍSES VECINOS CON SU INCREMENTO EN EFECTIVOS MILITARES?
¿QUÉ PROTAGONISMO DARÁ EN LA NUEVA CONSTITUCIÓN A LA FUERZA ARMADA?
Ayer, a través de un mensaje en Twitter, Bukele lanzó la convocatoria para que 20,000 jóvenes ingresen a la Fuerza Armada, en momentos en que El Faro reveló una investigación en la cual señala al Gobierno de un acuerdo con las pandillas para reducir los homicidios.
“Estamos buscando 20,000 jóvenes que quieran defender a nuestra patria de sus enemigos internos y externos”, tuiteó la noche del martes el presidente.
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Celia Medrano, abogada defensora de Derechos humanos, lo tiene claro: los términos en los que se refiere el presidente Bukele le recuerdan los tiempos en los cuales los críticos del gobierno, los opositores, eran considerados “enemigos internos”.
“Al igual que en ocasiones anteriores, grupos que controlan estructuras estatales no especifican qué se entiende como enemigo interno o enemigo externo. Los términos evocan una época en que cualquier critico al poder de turno podría ser calificado como enemigo interno y con ello justificar graves violaciones contra esas personas o sectores”, reaccionó Medrano.
El mensaje político que manda el mandatario con esos términos inquieta también a Zaira Navas, de Cristosal.
Para ella, el presidente debe aclarar a qué tipo de enemigos se refiere y ve muy válidos los cuestionamientos sobre qué entiende el gobernante con enemigos internos y externos.
“Esta es una pregunta que debemos hacernos porque todo apunta a que además de desnaturalizarse el rol de la Fuerza Armada, el presidente está viendo enemigos internos, cosa que es muy grave en nuestro país porque los problemas de seguridad ciudadana, las violencias se atienden con estrategias totalmente distintas, está demostrado a nivel nacional e internacional”, consideró Navas.
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Por su parte, el presidente de la Fundación DTJ, José Marinero se cuestionó el incremento en los 20,000 soldados y expresó dudas sobre quién es el enemigo interno.
“Vamos a ver: si las pandillas claramente no son sus ‘enemigos internos’, ¿para defenderse de quién necesita 20,000 soldados?”, tuiteó Marinero en clara referencia a la noticia de El Faro de que el gobierno tiene un acuerdo con las pandillas.
Para la jefa jurídica de seguridad de Cristosal, esa retórica del presidente no tiene cabida en un contexto de paz y democracia.
“No estamos en un momento de guerra, es preocupante que el presidente esté llamando a defender de enemigos internos y externos. Esperamos que el mensaje que se esté mandando, incluida la reforma constitucional, no esté orientada a modificar el rol de la Fuerza Armada desde la Constitución, porque en la práctica estamos viendo lo que se está haciendo”, valoró Navas.
Mejor reforzar la PNC
En la esfera de seguridad ciudadana, tanto Medrano como Navas coinciden en que no es acertado reforzar la Fuerza Armada, que no está preparada para tareas de seguridad pública sino para la guerra.
Además, recordaron que la Policía Nacional Civil es una institución surgida de los Acuerdos de Paz para garantizar la seguridad en un contexto de respeto a los derechos humanos.
“Si el Plan Control Territorial está funcionando y hay una real disminución de homicidios, la estrategia más acertada en este caso sería fortalecer a la Policía para que se gane la confianza ciudadana y realmente se resuelvan los problemas de las violencias”, recomendó Navas.
Medrano incluso va más allá y teme que el crimen organizado infiltre a las Fuerzas Armadas, lo cual sería contraproducente.
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“Esa falta de transparencia y seriedad en la decisión de aumentar de esa manera el número de elementos militares peligrosamente expone a la población a escenarios de grupos criminales vestidos con uniforme militar en las calles, obedientes a un estilo autocrático y autoritario de gobierno más preocupado por mantener popularidad y atacar a críticos que por dar respuestas reales y sostenibles a las necesidades se la población”, resumió Medrano.
Marinero, en declaraciones a El Diario de Hoy, puso énfasis en cómo los militares han vuelto a formar parte de una política pública.
“Los militares están en todas las áreas de la gestión pública incluso de otros funcionarios como los de Salud, cuando aparecen guiando a las personas que van a vacunarse. Esto indica que su visión militar está reemplazando la gestión gubernamental en otras áreas, lo más claro es la Salud”, ilustró.