Sencillas prendas de vestir y accesorios como reloj, radio, gorras, calzado y hasta maquillaje, están entre las peticiones que hicieron los ancianos residentes del asilo Jesús Nazareno, de la parroquia San Carlos Borromeo, de La Unión.
El asilo se ubica en la colonia Santa Mónica, cantón Huisquil, de Conchagua, La Unión. Son 15 ancianos y de esa cifra siete son mujeres.
Cada año, el personal que trabaja en el asilo se encarga de preguntar a los ancianos cuáles son los regalos que desean recibir para la navidad, las peticiones son escritas en un cartel para luego subirlas al sitio oficial del asilo en Facebook, para que la población se una a cumplir ese sueño a los abuelos.
FOTOS: Conmovedoras peticiones de Navidad en el asilo Jesús Nazareno en La Unión
María Félix Hernández dice que las mujeres en el asilo necesitan que les lleven collares, pulseras, “queremos polvos y sombras para maquillarse el rostro, algún esmalte para pintarnos y que los hombres nos vean siempre hermosas”.
“Solo pido un pantalón y una camisa, pero mi mayor deseo es que todas las personas en el mundo se encuentren bien, que disfruten esta navidad en familia y amigos”, son los deseos de Manuel Bonilla, de 88 años.
Don Manuel es el más cariñoso con las mujeres. Cada mañana, al despertar, se dirige al cuarto de las mujeres a tocar la puerta para decirles: “Buenos días bellas damas, ya amaneció, hay que levantarse”.
En muchos de los ancianos hay historias de abandono por parte de su familia; otros decidieron aventurarse y tomar rumbo alejados de sus seres queridos. Varios de ellos pasaron más de 10 años deambulando en las calles, otros viviendo solos en ranchos de latas, sin contar con una asistencia médica ni de apoyo alimentario.
Don Carlos Alonso Reyes, de 76 años, tiene dos años de estar en el asilo. Cada vez que una persona llega a visitarlos le cuenta de su vida, de cuando residía en Estados Unidos.
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Allá trabajó muchos años, se hizo prestamista de monedas (dólares) pero asegura que fue víctima de la delincuencia, tras esa tragedia pidió la deportación voluntaria hacia El Salvador, creyendo que su familia lo apoyaría.
“Cuando me asaltaron para quitarme el dinero me rajaron la cabeza, me dañaron las cuerdas vocales, tuvieron que ponerme platina en la parte derecha de mi cabeza, por eso tengo esa cicatriz y quiero una gorra para cubrírmela”, agregó Reyes.
Deisy Romero, técnico en enfermería, manifestó que al conocer cada uno de los gustos para vestir o calzar de los ancianos, se les consulta cuáles son los regalos que les encantaría recibir para la Nochebuena: “Ellos nos fueron diciendo qué escribir en el cartelito para que la gente que los lea pueda cumplirles ese sueño”.
Yanet de Macay, presidenta del patronato del asilo Jesús Nazareno, manifiesta que la mayoría de ancianos no tienen hijos; otros fueron abandonados o sus hijos ya fallecieron.
A muchos les abandonaron porque no es fácil la ancianidad cuando tienen enfermedades crónicas, pero en el asilo han encontrado cuidados, cariño y todas las atenciones para que tengan una vida digna.
Ellos pasan entretenidos haciendo piñatas, huevos chimbos, pequeñas hortalizas, todo lo venden y el dinero que tienen es para comprar golosinas como sodas y otros antojos. En esta Navidad, tome en cuenta que un detalle sencillo como una pieza de ropa puede llevar una sonrisa a estos ancianos unionenses.