El experto en remesas sobre los países Centroamericanos Manuel Orozco, director del Centro de Migración y Estabilización Económica, de la agencia Creative Associates Internacional en Washington, habla sobre el fenómeno de las remesas hacia países como El Salvador antes durante la pandemia.
Al iniciar un nuevo año, y a punto de estrenar una nueva administración de gobierno en Estados Unidos, con el tema migratorio siempre en agenda política dada sus implicaciones en la vida doméstica del país donde residen más de 2.5 millones de salvadoreños, Orozco hace valoraciones sobre el comportamiento de esos flujos de efectivo que se ajustan más a los ciclos de bonanza y costo de vida en el país donde laboran estos millones de trabajadores.
¿Cómo se explica que en El Salvador donde no hubo una caída severa?
Si, primero las remesas para El Salvador siguieron con un crecimiento modesto, un poquito menor que el año anterior (2019), y lo que refleja es que la situación regional con el tema de COVID-19 tiene incidencia en cómo los inmigrantes están respondiendo a la crisis, de ahí creo que hay tres factores que podrían explicar un poco lo que podríamos esperar para este 2021.
¿Buenas noticias?
Creo que si, porque en primer lugar la vacuna está apuntando predominantemente a los trabajadores esenciales lo que significa que como la mitad de los latinos o más del 40 por ciento de los trabajadores migrantes, en particular salvadoreños son empleados indispensables van a recibir la vacuna, entonces es mucha la gente que va seguir trabajando y sus empleos no están en alto riesgo; en segundo lugar es muy importante destacar que la tasa de desempleo cambio radicalmente de 20 por ciento en marzo de 2020 al 6.5 por ciento a enero de este año, es dos puntos más alto el desempleo de hace un año, pero es una tendencia mucho más aceptable de lo que se esperaba.
VER: La vida en los municipios de El Salvador con más y con menos remesas
¿Las remesas crecieron realmente en el 2020?
Si, porque un tercer factor que contribuyó en 2020 a que siguieran enviando dinero fue que habían formado una fuerte base financiera en los últimos 10 años, algo aprendido de la crisis de 2009, de alguna manera ellos han podido estirar esos ahorros para compensar esas pérdidas que tuvieron en 2020, pero como no son tan grandes hay una continuidad de envío de dinero garantizada, es la tendencia que yo veo para El Salvador, por ejemplo.
¿Hay alguna evaluación que indique que las familias de los trabajadores desde El Salvador hayan requerido más asistencia durante la paralización de la economía por la respuesta de los gobiernos a la pandemia y que los inmigrantes hayan sacrificado más sus bolsillos para suplir esas necesidades?
El promedio de envíos se ha mantenido estable, yo hice una encuesta en Honduras y Guatemala en octubre y noviembre pasado, y hay una cuestión interesante, hubo gente que perdió el empleo y envío menos, pero los que enviaron más enviaron mucho más de los que dejaron de enviar, por eso de alguna manera pudo compensar, puede ser que esos sacrificios sean ciertos, pero no en grandes cantidades. La tendencia se mantiene con un cierto nivel de crecimiento y lo interesante es que si hay familiares que pueden estar requiriendo más ayuda, pero puede que haya familiares que están recibiendo menos ante la circunstancia de readministrar el gasto aquí en Estados Unidos, pero en general la tendencia se ha mantenido con un crecimiento modesto similar al de 2019.
¿Para el 2021 cree que estaría dándose un crecimiento y una vuelta a la normalidad en las remesas?
Bueno no podemos predecir con exactitud si las remesas lleguen a superar la tendencia de 2019 y 2020; el caso de El Salvador es bastante particular al resto de Centroamérica, porque los salvadoreños tienen ya una larga trayectoria de enviar dinero, ahí el crecimiento no ha sido tan alto como en otros países, no ha estado por encima del 5%, yo no esperaría que vaya crecer a más del 5 %, pero si tendría un comportamiento sólido mirando que la recuperación económica va tomar tiempo y a El Salvador lo que más lo ha afectado es la caída de las exportaciones y el turismo, y el efecto en la economía informal que es bastante fuerte.
Con el nuevo panorama político en Washington y la administración del presidente entrante Joe Biden, con una agenda más amigable para los inmigrantes. ¿Tendría esto algún impacto en las remesas?
Creo que no, si vemos una de las cosas que pasó con la administración de Trump es que el temor a ser deportado incidió mucho en un mayor envío de dinero, en términos de la frecuencia; esto se manifestó más entre hondureños y guatemaltecos, un poco menos en los salvadoreños, los que tenían miedo a ser deportados enviaron un 20 por ciento más de remesas según nuestros estudios. La nueva situación no creo que cambie mucho, la gente seguirá enviando lo que envía por las necesidades, pero el caso de El Salvador no creo que tenga un cambio drástico.
¿El agravamiento de la situación económica de El Salvador puede incidir en mayor demanda de recursos a los que están trabajando en Estados Unidos?
Las remesas tienen una tendencia contracíclica, las tendencias de envío ocurren predominantemente por lo que pasa en el país de destino (del inmigrante), no en el país de origen, porque uno envía de acuerdo al costo de vida en el país de origen (de las remesas, EE.UU.), no creo que eso de mayor exigencia de recursos se vaya a manifestar, pero habría que ver casos por casos para hacer determinaciones al respecto.
VER: Las remesas se redujeron en 55 municipios, aunque hubo un incremento general del 20 %