Riesgo de relación con China es perder soberanía, afirma exdiplomático Rubén Zamora

Regalar estadios o aeropuertos a naciones pobres a cambio de su reconocimiento internacional ha sido una política de cooperación china desde los 70.

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Por Enrique Miranda

2022-01-08 10:15:18

El Estadio Nacional de Costa Rica, construido con cooperación de China, acaba de cumplir una década. Por diez años ha tenido la etiqueta de más moderno de Centroamérica, la cual podría perder cuando concluya la edificación del Estado Nacional de El Salvador, también donado por China, la cual comenzará este 2022.

Muchas preguntas han surgido alrededor de esta megaobra, en el tema político, diplomático, ecológico, urbanístico, etc., que seguirán dando aspectos para el debate, pero más allá de esto, ¿qué implicaciones tiene hoy día este costoso regalo?

El exdiplomático Rubén Zamora cree que el problema no es el regalo del estadio en sí, pues se trata de una práctica habitual de China como forma de ganar más aliados en el concierto de naciones.

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“El interés de China con El Salvador no es por comercio, ni por ganar votos en Naciones Unidas. Responde a frenar lo que Taiwán estaba queriendo hacer. Eso hay que entender en este caso, China, como lo ha hecho con Costa Rica, con Panamá, países pequeños que les da un aeropuerto o un estadio. En África fue lo mismo cuando establecían relaciones”, ilustra Zamora.

Esa visión difiere de la de otros expertos, como la del director del Centro de Investigación chino-americano de la Fundación Andrés Bello, Parsifal D´Sola, para quien el interés de China es ganar aliados en países centroamericanos responde a una necesidad de obtener votos en Naciones Unidas.

“(Costa Rica, Nicaragua, etc) Son países pequeños que no representan una ganancia en materia económica ni para el Partido Comunista Chino ni para empresas estatales, ni para empresas pequeñas (pero) desde el punto de vista geopolítico, un voto en las Naciones Unidos da lo mismo que sea de México, de Costa Rica, de Cuba o de Brasil”, dijo D’Sola, a la Voz de América en el contexto de los 10 años del Tratado de Libre Comercio entre Costa Rica y China recientemente.

Pero, la embajada de China en el país ha reiterado que esos proyectos como el Estadio de fútbol o la construcción de la nueva Biblioteca Nacional que ya inició en el centro de la capital con la demolición de la actual, son proyectos no reembolsables, es decir que se otorgan no como préstamos, y que son parte de la cooperación china para el desarrollo de los pueblos.

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“Los proyectos de ayuda no reembolsable de China no implican ninguna condición política, ni consideración geopolítica, sino representan grandes oportunidades de empleo, mejora de la infraestructura, estímulo al crecimiento económico y el mayor bienestar del pueblo salvadoreño”, dijo Ou Jianhong, embajadora de China en el país.

Esta versión diplomática de la embajada China tiene lógica a juicio de Zamora, pero el exdiplomático cree que el verdadero riesgo del que han alertado funcionarios de Estados Unidos sobre la relación con China, como en 2019 dijo la entonces subsecretaria adjunta para el Hemisferio Occidental de Estados Unidos, Julie Chung, de que el vínculo con China “es como un dulce que luce delicioso pero que va a podrir tus dientes”, es perder soberanía.

Esta soberanía puede perderse, explica Zamora, ya sea vía compra de terrenos o con tratados como el de las Zonas Económicas Especiales (ZEE), acuerdo que el gobierno del FMLN firmó con China en 2018 y que cedería el 14 % del territorio salvadoreño a esa nación asiática.

“China está desarrollando en el tercer mundo la relación de espacio territorial, de comprar tierra, aquí América Latina juega un papel importante porque en los últimos años han estado comprando miles de hectáreas para hacer agricultura, porque su población está creciendo y va a necesitar apoyos para poder mantener su población”, argumentó el exembajador en Estados Unidos.

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El proyecto de las ZEE, firmado entre el gobierno de Salvador Sánchez Cerén y China en 2018, permitía una intervención de 2,800 kilómetros cuadrados entre el puerto de La Libertad y el puerto de La Unión, un área que representa el 14% del territorio del país.

Si bien el presidente Bukele no ha presentado una nueva iniciativa de ley para ejecutar ese plan que propuso el partido del que formó parte, varias de esas ideas están atomizadas en proyectos de inversión como un nuevo Aeropuerto en la zona oriental-propuesto desde el inicio de la presidencia de Bukele-, así como la operación del puerto de La Unión, un parque de diversiones paralelo al malecón del puerto de La Libertad y el Estadio Nacional que, según anunció el 30 de diciembre 2021, se construirá en la Escuela Militar.

La empresa encargada de hacer muchos de estos proyectos sería Beijing Asia Pacific Xuanhao, una compañía que ya elaboró un plan de cómo lucirían algunas de estas zonas y que desde hace muchos años ha mantenido conversaciones con la Comisión Ejecutiva Portuaria Autónoma (CEPA) para desarrollar varios proyectos, sobre todo en el puerto de La Unión.

Para el exdiplomático, ese acuerdo de las ZEEs no prosperó, pese a que está firmado, porque las condiciones que pretendía China no eran como el entonces gobierno pensaba.

“Es una cosa terrible: cede soberanía, cuando entró a la Asamblea se les dijo ‘mire, qué están haciendo, la empresa que lo va a hacer aparece como empresa privada pero no es privada, su oficina está en un edificio que es de la fuerza armada de China. Ellos no solo tienen estas cosas sino que producen instrumentos militares. Eso se ha averiguado hoy después, ese es el problema de la expansión china que quiere tener empresas en todo el mundo”, especificó Zamora.

El exembajador en Washington concluye que, de llegarse a reactivar ese proyecto de las ZEEs el riesgo es que, en efecto se ceda soberanía, aunque cree que el interés de China no sería instalar una base militar en el Golfo de Fonseca, sino precisamente instalar empresas y aprovechar el puerto de la Unión para establecer un flujo comercial importante hacia el mercado estadounidense.

“Claro, es riesgo de soberanía porque tiene que ver el lugar donde lo están pidiendo: el más estratégico. En el Golfo de Fonseca, que es un área protegida, les permitiría desarrollar relaciones económicas que permita generar un puerto comercial. Y de hecho el puerto ya está hecho”, concluyó.

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Además de ceder la soberanía, el problema con esos tratados con China es que no aplican las leyes del país en cuestión, sino las chinas. De hecho, ya hubo denuncias de trabajadores salvadoreños que se han quejado del trato de los empleadores chinos en la demolición de la biblioteca.

“El gerente dice que él no está en su país para estar pagando las condiciones de aquí, pero nosotros sí estamos en nuestro país y debieran de respetar eso”, dijo un trabajador afectado.

Al respecto, el experto en relaciones internacionales Napoleón Campos, se cuestiona el respeto a los derechos laborales que pueda tener un contrato con China.

“Es una constante: en los proyectos de “cooperación” de China -en varios países- por lo general aparecen denuncias por violación a derechos laborales. ¿Qué voluntad democrática y respeto a los Derechos Humanos puede haber en representantes del Partido Comunista de China?”, se preguntó Napoleón Campos.