Autoritarismo pleno en reforma de Ulloa: se abre paso a partido único

Una de las propuestas de reforma a la Constitución que ha pasado casi inadvertida es la de la supresión de la prohibición a la existencia de un partido único.

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Bancada del partido oficial del gobierno Bukele, Nuevas Ideas, que controla la Asamblea y que está prostrado a recibir y aprobar sin discusión las propuestas que fortalecen el endeudamiento del país y la concentración de poder. Foto EDH/ Jonatan Funes

Por Enrique Miranda

2021-08-21 10:30:50

El dulce envenenado del autoritarismo y la dictadura asoma en la propuesta del reforma constitucional del gobierno de Bukele, que abre la puerta a imponer un partido único oficial al estilo de Cuba, China o Corea del Norte, señalan juristas y analistas salvadoreños.

Actualmente la Constitución garantiza la existencia del pluralismo de ideas, la existencia de varios partidos y prohibe que haya uno solo, algo que pretende suprimir la propuesta de reforma presentada por la comisión Ad hoc dirigida por el vicepresidente Félix Ulloa .

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De acuerdo con el borrador divulgado, se elimina un párrafo clave del artículo 85 que dice: “La existencia de un partido único oficial es incompatible con el sistema democrático y con la forma de gobierno establecidos en esta Constitución”, reza el párrafo a suprimir.

A juicio del abogado constitucionalista Francisco Bertrand, este párrafo es vital para mantener la democracia porque recuerda que El Salvador transitó por dictaduras militares en los 60 y 70 donde existían partidos únicos.

“Para una democracia joven como la salvadoreña es importante que el punto esté en la Constitución, el problema es que venimos de dictaduras de partido único, por eso es un artículo tan expreso como eso. Antes en regímenes militares había solo el partido oficial el PRUD, el Pro-Patria, por eso lo prohíbe la Constitución”, afirmó.

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A su juicio, sería un error suprimir este apartado de la Carta Magna, porque abre la puerta a que el partido único oficial sea legal como en el pasado. “Es lo más inadecuado porque la interpretación que da es que está permitido el partido único, sin lugar a dudas una desafortunada propuesta”, enfatizó.

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Caso de Nicaragua

El Director Ejecutivo de Acción Ciudadana, Eduardo Escobar, tiene una opinión similar. Es más, trae a luz el reciente caso de Nicaragua, en donde el régimen de Daniel Ortega ha cancelado los principales partidos de oposición vía leyes a la medida gracias a la concentración de poder que le permite hacerlo.

El periodista nicaragüense Carlos Fernando Chamorro trajo a cuenta cómo las elecciones presidenciales del 4 de noviembre en Nicaragua serán prácticamente una votación del partido único, al haber cancelado al opositor Ciudadanos por la Libertad (CxL).

“Uno podría pensar que porque estamos en sistema democrático se sobreentiende que no puede haber un partido único, pero al ver el comportamiento de Nicaragua del régimen de Ortega que se considera que había democracia electoral vemos que eliminan partidos ante un contexto pareciera que de nuevo se vuelve importante una disposición que señale que se requiere tener partidos”, razonó Escobar.

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El director de Acción Ciudadana cree que si las democracias de estos países en la región fueran más maduras de apreciar la separación de poderes y la alternancia en el poder no fuera necesario dejar clara esta prohibición.

“No hemos superado ese nivel de madurez política que se va a respetar la existencia de varios partidos, no hemos alcanzado ese punto. 33 años después se vuelve necesario tener que señalar que debe haber pluralidad”, dijo el abogado de la organización.

En países como Cuba, los ciudadanos en efecto asisten cada cierto tiempo a votar, tienen elecciones, pero de partido único, no pueden escoger entre otras opciones, prácticamente asisten a ratificar a los candidatos que el partido oficial les impone.

Casi lo mismo ha pasado en Nicaragua con el régimen orteguista, aunque en este caso se ha hecho vía decretos legislativos que han ido anulando a los opositores mediante la inhabilitación de sus aspirantes y últimamente la cancelación del partido. Esto ha sido posible gracias a la concentración de poder ejecutivo, mayoría legislativa y cooptación del órgano judicial en manos de la pareja presidencial.

En El Salvador, por primera vez desde los Acuerdos de paz de 1992, un partido, en este caso Nuevas Ideas, ha logrado acaparar la presidencia y una abrumadora mayoría legislativa que el 1 de mayo pasado asestó un golpe a la independencia judicial destituyendo sin derecho a defensa a los magistrados de la Sala de lo Constitucional, una decisión condenada por Estados Unidos y la Unión Europea por socavar la separación de poderes.