Rosa María Payá: “El poder en Cuba se mantiene en manos de la familia Castro”

La promotora de la iniciativa Cuba Decide advierte que si bien Raúl Castro dejó la secretaría del Partido Comunista, esto es un acto de propaganda hacia el exterior.

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Foto EDH / AFP

Por Ricardo Avelar

2021-04-25 4:30:35

Recientemente, en el VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), el único movimiento político legal en la Isla, el expresidente Raúl Castro anunció que se retira de su cargo como el primer secretario de esta agrupación, en el poder como partido hegemónico desde 1959.

En papel, esto marca la primera ocasión en más de seis décadas en que un Castro no está nominalmente ya sea en la presidencia o en la conducción de este importante vehículo político cubano.

Sin embargo, fiel al estilo del Gattopardo de Giuseppe di Lampedusa, Cuba “cambia, para que todo siga igual”.

Es decir, sale “formalmente” de la escena política el expresidente, hermano del líder de la Revolución, Fidel, pero esto no avizora cambios significativos en la hermética política de la Isla o el advenimiento de la tan ansiada democracia a este país caribeño tan acostumbrado al ejercicio del poder autoritario.

Para entender este movimiento político, El Diario de Hoy conversó con Rosa María Payá, reconocida activista cubana y promotora de la iniciativa Cuba Decide, que busca realizar los cambios que conduzcan a elecciones libres en Cuba.

Su diagnóstico no es optimista. A juicio de Payá, el régimen está haciendo un movimiento de propaganda para impresionar a la comunidad internacional, al tiempo que sigue excluyendo al pueblo cubano de las grandes decisiones políticas.

Pero la activista recuerda que Cuba no es el PCC y que el descontento sigue creciendo en un país donde “el partido” está enfrentando un momento vulnerable. Por ello, llama a la comunidad internacional a ejercer presión para llevar la libertad a la Isla.

¿Crees que el anuncio de Raúl trae consigo cambios reales en Cuba?

El régimen ha hecho un gran esfuerzo de propaganda para promocionar el VIII Congreso del Partido como un momento de cambio, pero es un cambio fraude.

Es una puesta en escena diseñada para el consumo internacional, para poner de manera exclusivamente nominal un rostro civil a la dictadura e intentar concesiones económicas de Washington y Europa mientras el pueblo cubano continúa siendo el gran excluido.

¿Es decir que el apellido Castro realmente no sale de la ecuación?

El poder se mantiene en manos de la familia Castro, de manera creciente en la segunda generación de la familia como por ejemplo el yerno y el hijo de Raúl, y los poquísimos jefes militares al mando del conglomerado militar y a la cabeza de los cuerpos de inteligencia. La gente sabe que el congreso no cambiará nada ni en sus vidas ni en la maquinaria del poder real tras bambalinas.

Si no cambio real, ¿por qué lo hace?

Responde a la necesidad de patrocinio internacional. Los Castros escenifican un cambio fraude para poder recibir apoyo del exterior.

Y si no es un cambio real, ¿qué hace falta para que haya algo diferente en Cuba?

El cambio democrático en Cuba solo comenzará cuando se garanticen los derechos humanos fundamentales y los ciudadanos tengan la posibilidad real de participar, cuando el régimen cubano se someta a la voluntad soberana del pueblo.

Ese es el cambio de sistema que estamos reclamando. Ese es el reclamo fundamental de las protestas de todos estos meses. Por eso es tan importante la protesta que se extendió por toda Cuba, ocurrida horas antes del inicio del congreso.

Cuéntame más de esas protestas...

Las casas y barrios de la Isla se llenaron de luces de celulares, velas y linternas. Se trató de una protesta no violenta impulsada por la iniciativa Cuba Decide que fue realizada de manera conjunta por muchas organizaciones de la sociedad civil y por miles de cubanas y cubanos que decidieron encender una Luz de Alarma para reclamar que los jefes del Partido Comunista no pueden decidir por el pueblo el futuro de la nación.

El PCC no es Cuba. Cuba es de todos los cubanos. Ese fue el mensaje repetido miles de veces inundando las redes sociales de los cubanos. Son esas voces las que debe escuchar y apoyar la comunidad internacional y no las ficciones que crea el régimen para mantenerse en poder por la fuerza.

Un proyecto de cambiar la realidad política del país por medio de sostener elecciones libres en Cuba, ¿es políticamente viable?

El cambio es viable. Ahora, para que haya elecciones libres primero hay que cambiar el sistema comunista que las prohíbe desde la misma Constitución impuesta. Para que el cambio sea legítimo y accionable, la iniciativa ciudadana Cuba Decide propone la estrategia del plebiscito vinculante con garantías, pero esa es solo la herramienta.

La estrategia real que puede forzar el cambio en Cuba es la movilización ciudadana a través de la lucha cívica no violenta, tal y como está ocurriendo en la Isla en ese momento con más de 180 protestas solo en el mes de marzo.

¿Qué falta para catalizar ese movimiento ciudadano?

La historia reciente ha demostrado que los ciudadanos solos no pueden enfrentar un poder totalitario que ejerce el terrorismo de estado como la dictadura cubana, el apoyo y la presión desde la comunidad internacional es fundamental.

La dictadura ha demostrado que desprecia la vida humana y que miente en los diálogos internacionales, pero no son indestructibles, reaccionan a la presión y están en un momento muy vulnerable.

Así que la comunidad internacional debe ser muy cuidadosa de no aflojar la presión justo ahora que podría tener consecuencias. Aún es necesario mucho más apoyo y acciones concretas en solidaridad con ese pueblo que está demandando el cambio real.