Los trabajos de recuperación de cadáveres en la casa 11 del Callejón Estévez, en el barrio Apaneca, de Chalchuapa, terminaron la semana anterior. La cantidad de cadáveres recuperados por las autoridades salvadoreñas se aproxima a la revelada por el principal sospechoso, según aseguraron diversas fuentes de El Diario de Hoy que hablaron a condición del anonimato, por temor a represalias de sus superiores.
De acuerdo con las informantes, en la vivienda donde el principal sospechoso, el expolicía y exconvicto por violar a una menor, indicó que había enterrado múltiples víctimas de homicidio y feminicidio, fueron encontrados 42 cadáveres de mujeres, la mayoría, algunos hombres y algunos niños, cuyas identidades aún no se ha establecido, pero que se tienen indicios de quienes podrían ser las víctimas.
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No obstante, algunas fuentes han indicado a El Diario de Hoy que al Instituto de Medicina Legal (IML) han llegado 36 bolsas con restos humanos, a los cuales habría que hacerle las autopsias y otros exámenes pertinentes a fin de establecer las identidades en cada caso.
Los informantes aseguraron a este periódico que los 42 cadáveres fueron extraídos de las cuatro fosas en la casa 11, donde el pasado 8 de mayo, a primeros minutos de ese día, la policía acudió a un llamado de alerta por violencia contra una mujer que diversos vecinos hicieron al sistema de emergencia 911, luego de escuchar y ver que por la calle (Callejón Estévez) una mujer corría pidiendo auxilio.
Los llamados al 911 fueron realizados a las 11:00 p.m. del 7 de mayo, según consta en documentos oficiales a los que El Diario de Hoy tuvo acceso en las primeras horas del 8 de mayo, cuando fue cometido el múltiple crimen. Sin embargo, una patrulla policial llegó 70 minutos después, una tardanza de la que las autoridades se niegan a explicar.
Luego de esperar refuerzos policiales para abrir el zaguán de donde salía abundante sangre, la Policía entró y encontró los cadáveres de dos mujeres (madre e hija) y al presunto asesino que se había cortado las venas en un intento de suicidio.
Posteriormente, al registrar la casa también encontraron que en el fondo de una fosa había dos cadáveres de hombres, uno de los cuales era, supuestamente, el hermano del expolicía y el Alexis Palomo Lima, hijo y hermano de las dos mujeres cuyos cuerpos estaban en el garaje de la vivienda.
De acuerdo con diversas fuentes, en el sector del Callejón Estévez continúa la custodia policial debido a que las autoridades buscarán más cadáveres que podrían estar enterrados en una casa contigua a la casa 11 y que en esto estaría vinculada un familiar del principal sospechoso de cometer los crímenes.
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Las autoridades sospechan que en esa vivienda podría haber más víctimas y en los próximos días estarían haciendo más excavaciones.
Las fuentes de El Diario de Hoy afirmaron que en la misma casa 11, donde se abrieron cuatro fosas, también se hizo un sondeo en la habitación que el expolicía ocupaba como dormitorio.
Sin embargo, en la misma solo encontraron restos pequeños de huesos. Según las fuentes, las autoridades barajan la hipótesis de que en ese lugar, en algún momento, el psicópata sepultó a sus víctimas pero podría haber sacado los cuerpos y por eso solo hallaron huesos pequeños.
¿Será el cementerio clandestino más grande?
De confirmarse la cantidad de cadáveres recuperados en la casa 11 del Callejón Estévez, este caso sería el mayor cementerio clandestino encontrado en una vivienda y, paradójicamente, los crímenes no serían atribuidos a grupos de pandillas a quienes se les ha atribuido los cementerios clandestinos más grandes encontrados en El Salvador, como el caso de la finca El Guarumal, en el municipio de Colón, departamento de La Libertad.
El caso de Chalchuapa, en su mayoría, habría sido cometido por un hombre que por varios años fue agente de la Policía Nacional Civil (PNC), tiempo en el que ya evidenciaba ser un pervertido sexual, pues comentaba que le gustaba subirse a los autobuses en horas en que van más llenos de usuarios para manosear a mujeres.
Tal como lo ha informado El Diario de Hoy, el vivía en un sector (Callejón Estévez) donde tenía como vecinos a tres sargentos de la misma PNC, de los cuales uno fue ascendido a subinspector hace pocos años, según los informantes.
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Los tres agentes policiales que eran vecinos del principal sospechoso también estaban destacados en subdelegaciones o puestos policiales aledaños a Chalchuapa y, a pesar de ello, al presunto criminal no se le capturó a pesar de que a finales de diciembre de 2020, una jueza de paz de Chalchuapa le giró una orden de captura por el delito de violación en contra de una menor.
El fiscal impuesto por el oficialismo, Rodolfo Delgado, alegó en una entrevista televisiva que estos policías no tenían porqué saber de la orden de captura porque estas se maneja confidencialmente.