"No al autoritarismo". Miles salen a las calles a protestar contra Bukele

A 200 años de la Independencia, la ciudadanía salió a rechazar la consolidación del poder.

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El gobierno ha intentado frenar las marchas en contra de sus políticas. Foto EDH / Jorge Reyes

Por Ricardo Avelar

2021-09-15 9:51:20

Llegó el bicentenario, la fecha tan esperada para el gobierno de Nayib Bukele. Un pilar de su discurso antipolítico y la excusa perfecta para escudar sus abusos de poder detrás de una difusa idea de una “nueva república”.

El oficialismo adelantaba un día lleno de grandilocuencias, exaltaciones al poder y un despliegue que apartara, por un segundo, la atención de los excesos del gobierno.

Sin embargo, miles de salvadoreños se despertaron en el bicentenario de la firma del acta de independencia con otro plan.

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Lejos de salir a admirar un desfile de militares y apologías al poder, se tomaron las calles para protestar contra la gran ironía del bicentenario: que mientras se conmemora la salida de una monarquía, hay un gobierno intentando instaurar un nuevo modelo autoritario y de concentración de poder.

En contraste con el amargo sabor de los abusos de poder de los últimos 27 meses, la jornada de este miércoles 15 de septiembre fue de fiesta ciudadana.

Miles salieron a marchar en rechazo al autoritarismo de Bukele. Foto EDH

Miles de personas de diversas formas de pensar, profesiones y visiones políticas coincidieron en un solo espacio para exigir el fin de las prácticas dictatoriales de la élite en el poder.

Sindicalistas, trabajadores agropecuarios, estudiantes universitarios, familiares de presos políticos, jóvenes profesionales, jueces, emprendedores, entre muchos otros, se dieron cita en puntos céntricos de la capital y no perdieron la oportunidad de recordarle al régimen lo que se hizo claro hace 200 años: que el poder viene de la ciudadanía y que los funcionarios están para responderle a esta, no dominarla.

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Y a pesar de los esfuerzos de desinformación del oficialismo, la manifestación fue masiva, pacífica, voluntaria y contundente.

Grupo de amigas que llegaron desde Santa Ana. “Nosotras estamos viejitas pero venimos aquí por ustedes los jóvenes”. Foto EDH / Yessica Hompanera

Si bien no hay un número definitivo de participantes, el sentimiento era masivo y de victoria: una ciudadanía crítica que había sido relegada en el discurso público a considerarse una minoría empezó a apropiarse de lo que siempre ha sido suyo: defender en las calles la democracia.

Esto contrasta con las tristes declaraciones de los legisladores que responden a Bukele, quienes ante la abrumadora evidencia de un pueblo que despierta han repetido que es solo una decena de personas que critica los abusos de poder que ellos tramitan martes a martes.

Y salvo episodios donde infiltrados intentaron crear miedo, violencia y desorden, la manifestación fue ejemplar en su tolerancia a la divergencia, su pacifismo y el orden en que se condujo.

A juicio de un médico que dio declaraciones a este medio, pero pidió no ser identificado, si bien las aglomeraciones no son recomendables, “había medidas de bioseguridad como mascarillas, lo mayor distancia posible y muchos portaban kits de desinfección”. Además, recordó la frase que se ha popularizado recientemente: “si un pueblo sale a protestar en plena pandemia es porque el gobierno es más peligroso que el virus”, dijo a este medio.

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Finalmente, la manifestación fue ciudadana y autogestionada. Si bien hubo algunos políticos presentes, ellos no llevaron la voz cantante. Fue la sociedad civil quien lideró una protesta con muchas aristas, pero un solo sentimiento: que el país le pertenece a todos los salvadoreños, no a la élite en el poder.

Foto EDH/ Jonatan Funes

Pancartas contra la “dictadura”

“A mí me importa más la democracia que los caprichos de Nayib Bukele”, rezaba la pancarta de una joven presente en la plaza Francisco Morazán, donde desembocaron las diferentes marchas.

Eso recoge el espíritu de miles que ahí llegaron: retomar el control de su país y recordarle a quien gobierna que es un administrador del poder, no un amo con súbditos.

“¡Con insurrección no hay reelección! ¡Fuera Bukele corrupto!”, rezaba el cartel de varias personas, el cual hacía referencia al artículo 87 de la Constitución que “reconoce el derecho del pueblo a la insurrección, para el solo objeto de restablecer el orden constitucional alterado por la transgresión de las normas relativas a la forma de gobierno o al sistema político establecidos, o por graves violaciones a los derechos consagrados en esta Constitución”.

Hubo, durante la marcha, numerosas expresiones contra el fascismo y el militarismo, tendencias políticas que se han abierto espacio en la agenda del presidente millennial.

Muchas hicieron referencia al rechazo a la Ley Bitcoin, que el pasado 7 de septiembre entró en vigencia de forma atropellada.

“El dinero alcanza cuando no se apuesta”, decía un cartel, al tiempo que miles repetían: “¡No queremos Bitcoin!” “Vacúnate contra las dictaduras: conciencia y acción”, decía el rótulo de un joven, al tiempo que otros ofrecían intercambiar el Bitcoin por su pariente desaparecido.

La temática era variada, pero el sentimiento era generalizado: los salvadoreños están listos para retomar el control de su país y arrebatárselo a una élite abusiva e intolerante.