Los retos de Dania Trinidad, la primera neurocirujana endovascular en Centroamérica

Dania Trinidad ha dedicado los últimos ocho años de su vida a aprender cómo salvar vidas desde el tratamiento integral de las cirugías en el cerebro y a superar todas las barreras de género.

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La doctora Dania Trinidad es especialista desde hace más de ocho años en la rama de neurocirugía. Ha publicado estudios a nivel internacional. Foto: Cortesía doctora Trinidad

Por Josué Navarrete

2021-03-22 6:00:25

La medicina salvadoreña tiene representación en una de las altas especialidades más complejas a nivel mundial, como es la terapia endovascular neurológica, que consiste en el tratamiento de enfermedades como aneurismas, fístulas y malformaciones arteriovenosas, por medio de operaciones de mínima invasión, con un pequeño corte en lugares como la ingle, para llegar directamente a la arteria o vena afectada y desde allí tratarla.

De este complejo tratamiento habla la doctora Dania Elizabeth Trinidad, quien es la primera mujer salvadoreña y la única centroamericana en desarrollar la neurocirugía endovascular, como también es conocido este proceso.

“Jamás me imaginé que iba a ser médico o que iba a estar en las áreas quirúrgicas, en nuestro país la profesión es bastante compleja para una mujer, ya que los patrones y estereotipos culturales limitan mucho los ámbitos donde una mujer se puede desenvolver”, asegura.

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Su historia comenzó en 2010, cuando al estudiar la especialidad en cirugía general comenzó a participar más de los procedimientos, entrando, preguntando y leyendo más, lo que fue el parteaguas para comenzar a enfocarse en la neurocirugía.

En 2012 comenzó a desempeñarse en la subespecialidad en neurocirugía en el ISSS, pero el hecho de aprender más la llevó a estudiar en el exterior. Hizo dos años desde 2015 en México en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía para enfocarse en la cirugía neuroendovascular.

En ese tiempo se convirtió en la primera mujer como jefe de la especialidad en terapia endovascular neurológca y luego estudió en el Centro Hospitalario de la Universidad de Burdeos, Francia, además de atender cursos especializados y conferencias mundiales en Japón, China y España.

Esos años de experiencia y sobresalientes calificaciones los fue desarrollando y luego aplicando en su clínica Neuro Endo, donde trabajan con pacientes nacionales y de Centroamérica.

“Se tiene que romper la idea del estigma que un médico tiene que ser alguien mayor y no una persona joven, con conocimiento, sin importar que sea hombre o mujer. Esa forma de pensar es la que debe cambiar en la población, para demostrar que se debe completar la tarea sin importar el género”, asegura la galena.

A nivel intelectual también ha podido ser parte de artículos científicos, como en el ensayo clínico “Estudio piloto de la estimulación del nervio facial en el vasoespasmo de la arteria cerebral en pacientes con hemorragia subaracnoidea”, publicado en el ICEE Journal of Translational Engineering in Health and Medicine, y ha presentado casos complejos de pacientes en congresos internacionales, como el Congreso Europeo de Neurointervencionismo (2020), la Conferencia World Live Neurovascular en Shanghai, China (2016) y Kobe, Japón (2018).

La doctora Trinidad asegura que las barreras de género han sido un obstáculo que ha ido superando con el paso de los años. Foto: Cortesía doctora Trinidad

Toda esa experiencia también presenta retos, y asegura que sus sueños hacia el futuro es que se potencie la detección oportuna de estos problemas del cuerpo, que la gente se concientice que hay riesgos silenciosos en las enfermedades neurológicas y endovasculares, además que se puedan abrir más canales y oportunidades hacia las mujeres en estas especialidades médicas.

“Actualmente por los costos de los materiales es difícil el acercamiento de esta enfermedad, nos amarra lo económico. Pienso que la tecnología puede hacer mucho para poder reducir los costos de este tipo de procedimientos”, explica.

La importancia que tienen estos procedimientos radica en que la atención temprana es clave, porque en promedio, de cada diez pacientes, 6 fallecen antes de llegar al hospital; de los cuatro restantes, uno fallece en la primera semana, otro sale del hospital en malas condiciones, otro sale con riesgo de fallecer a los tres meses y el único restante, sobrevive y vuelve a la normalidad. Actualmente, asegura contar con tres a cinco atenciones de hemorragias cerebrales a la semana.

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Además, hace un llamado, desde su experiencia en el sector público y privado, para que también vean esta especialidad como una prioridad. “Me encantaría que las instituciones públicas y privadas se pusieran de acuerdo para que en vez que cada una tenga un angiógrafo, se pudieran organizar y entre ellos tener uno para todos los tipos de pacientes, ya sea coticen, sean de seguro privado o sean nacionales, la gente sí lo necesita”, indica.