La petición de ingeniero que falleció por COVID-19 a su familia: “Hijo, sácame de acá, me contagié y estoy muy grave”

Parientes de la persona que se convirtió en la octava muerte por coronavirus en el país afirman que se contagió en un albergue. Dicen que no recibió atención médica adecuada. Este jueves fue enterrado.

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Foto EDH / Húber Rosales

Por Óscar Iraheta

2020-04-23 6:05:22

El martes 25 de marzo a la 1:00 de la madrugada, la persona que luego se convertiría en la octava víctima mortal por el COVID-19 en El Salvador rogó a su hijo vía telefónica que lo sacara del hospital Saldaña, ya que su estado de salud era deplorable y no tenía la atención médica necesaria. “Hijo, sácame de acá, me contagié y estoy muy grave”, expresó el paciente.

Era un ingeniero de profesión, de 67 años de edad, especialista en las ventas y con más de 30 años de servicio a una empresa que trabaja el acero y hierro. Era muy atlético, jugó bastante basketball y squash, y siempre gozó de tener buena salud, según su familia.

Por esa razón, los dolientes aseguran que la víctima adquirió el virus en el improvisado albergue y no en Guatemala, donde solo estuvo dos días y no tuvo contacto con muchas personas. Su familia ha constatado en Guatemala si alguien más de las personas que estuvieron con el ingeniero tienen COVID-19 y nadie ha dado positivo.

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El ingeniero entró a El Salvador el viernes 13 de marzo. Un día antes, dudó de ingresar al país y se comunicó con la Embajada de El Salvador en Guatemala y consultó si era necesario someterse a la cuarentena obligatoria, pero después de una breve coordinación con un empleado de la Embajada, no tuvo mayor resultado y tomó el vuelo para El Salvador.

El profesional contó a través del WhatsApp a sus hijos que en el Aeropuerto de El Salvador era un desorden, una aglomeración de muchos pasajeros que regresaban de todas las partes del mundo.

Después de varias horas, le ordenaron que junto a otras personas abordara un autobús que los transportó hasta la Villa Centroamericana, en Ayutuxtepeque, uno de los albergues donde el gobierno aglomeró a decenas de pasajeros que viajaron de Europa, Estados Unidos y Sudamérica.

“Nos dijo que las condiciones eran insalubres. Había niños, mujeres y personas de la tercera edad propensas a adquirir el COVID-19 u otra enfermedad”, expresa un doliente.

El profesional estuvo en la Villa Centroamericana hasta el domingo 22 de marzo. Durante esos días, comenzó con los padecimientos de tos, gripe y diarrea. Pidió ayuda médica, pero debido a la cantidad de personas y el poco personal médico, le era difícil recibir atención.

“Nunca lo tomaron en serio, lo tomaron como un resfriado. Era grave. No le dieron atención médica como debía”, lamenta su pariente.

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A pesar de la gravedad de su salud, las autoridades no lo trasladaron a un hospital, sino que a un hostal situado en la colonia Zacamil, donde estuvo dos días.

Su estado de salud empeoró y el martes 24 lo movieron al Hospital Saldaña en Los Planes de Renderos. En ese lugar el ingeniero tenía días de mejoría y otros de crisis. Pero agradeció mucho al personal médico y les regaló donas y suspiros.

En ese hospital le diagnosticaron una bronconeumonía y el 29 de marzo le dieron los resultados de positivo de COVID-19.

El 31 de marzo, el paciente pidió a sus hijos que necesitaba cuidados intensivos, que llamaran al nosocomio para que lo movieran. Pero sus parientes aseguran que realizaron diez, veinte llamadas, y no tenían suerte. Nunca les atendieron.

La mañana del viernes 3 fue la última vez que los familiares supieron de su pariente. Tras la gravedad, la víctima fue movida hacia el hospital ISSS Amatepec, donde fue intervenido.

El sábado 11 fue trasladado hacia el hospital San Rafael donde murió el miércoles pasado. El ingeniero fue enterrado este jueves en un cementerio privado.

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