“Los talleres de costura nunca fueron una opción para mí”: Grisel Flores, una maestra sorda que cambia la vida de niños en La Libertad

Grisel padece sordera congénita. Su dedicación y esfuerzo la ha llevado a obtener reconocimientos y sobresalir en su vida profesional. Ahora dedica su tiempo para ofrecer mejores oportunidades a niños desde preparatoria hasta sexto grado.

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Grisel Flores es maestra en el centro escolar Inmaculada Concepción, en La Libertad, tiene a su cargo una aula multigrado de niños sordos. Foto Cortesía.

Por Xiomara Alfaro

2020-09-26 6:25:42

Del 21 al 27 de septiembre se celebra la semana de las personas sordas en el mundo, una fecha que Grisel Flores, de 40 años, festeja con orgullo. Es maestra en Educación Social en el Centro Escolar Católico Inmaculada Concepción, en La Libertad, donde tiene a su cargo a niños sordos en niveles desde preparatoria hasta sexto grado; también imparte Lenguaje de Señas a personas oyentes interesadas en aprender sobre el tema.

Grisel es sorda de nacimiento, su discapacidad fue heredada, su hermano mayor y otros miembros de su familia también son sordos. Desde muy pequeña ingresó a la escuela de Audición y Lenguaje donde aprendió LESSA (Lenguaje de Señas Salvadoreña).

Ser una persona no oyente jamás ha sido un obstáculo para que esta salvadoreña que ha encontrado en cada etapa de su vida la oportunidad de crecer profesionalmente e incidir en otros para que temas como la comunicación y la educación de las personas con esta discapacidad sean acordes a sus necesidades.

Grisel obtuvo su título en Educación Social para tercer ciclo y bachillerato en la Universidad Francisco Gavidia. Foto Cortesía.

Grisel cuenta que había cursado hasta sexto grado cuando vio reducirse las posibilidades de seguir estudiando, había tomado talleres de costura, carpintería y cosmetología, pero estos nunca fueron una opción para ella por lo que luchó hasta lograr que la aceptaran en una escuela regular en Santa Tecla.

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“Yo quería seguir estudiando y seguir el ejemplo de mi hermano mayor, así que después de varios intentos en distintas escuelas logré entrar en una en la que tuve que adaptarme a un aula completa de oyentes, con maestros oyentes sin ningún conocimiento de la lengua de señas; tenía compañeros que se burlaban de mi por no poder hablar, escuchar o comunicarme de la misma manera en que ellos lo hacían”, relata.

Cuando cursaba séptimo grado, su esfuerzo y dedicación le permitió ganar una beca para estudiar  en Estados Unidos un Técnico en Computación y Negocios, tras dos años fuera del país regresó y retomó sus estudios de tercer ciclo y bachillerato para luego iniciar su carrera en Educación Social.

“Mis dos años de estudio en Estados Unidos fueron una experiencia muy diferente e innovadora. Los derechos y el acceso que tiene una persona sorda allá van más allá de lo que las personas sordas en El Salvador tenemos”, dice.

En materia de inclusión, Grisel señala que el reto más grande que enfrenta el país es la comunicación.

A tiene a seis niños en niveles de parvularia a sexto grado. Foto Cortesía
Con la pandemia el COVID-19 se ha visto en la necesidad de adaptarse al uso de plataformas como Classroom y los grupos de Whatsaap para impartir sus clases.

“El hecho que no haya instituciones de gobierno o privadas con profesionales que sepan ni lo más básico sobre lengua de señas salvadoreñas para poder atender a las personas sordas e incluirlas en la sociedad es un problema bastante grande. Que no exista o que no brinden servicio de intérpretes a la población sorda del país para poder tener acceso a información, servicios básicos como hospitales, educación, abogados, entre otros, es la principal barrera ante una sociedad inclusiva”, agrega.

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Grisel trabaja en una escuela de formación regular, con alumnos oyentes, en la que se ha adecuado  una aula multigrado para niños sordos. Es traductora TBLESSA (Traducción de la biblia en lengua de señas salvadoreña) y además tiene a su cargo a un grupo de 26 estudiantes sordos que aspiran a ser maestros de la lengua de señas salvadoreña.

Con la pandemia del COVID-19, esta maestra también ha tenido que reinventarse para dar clases a sus estudiantes de LESSA y personas sorda que se preparan para ser maestros, las cuales imparte a través de Zoom y Classroom.

“Con mis niños de la escuela he tenido que adaptarme a los grupos de WhatsApp para poder mandarles las guías de trabajo, así mismo me tocó crear una pagina de Facebook vinculada con el centro escolar para subirles las guías y ellos, al finalizarlas, subir las fotos de los trabajos realizados”, explica.

La mayor dificultad que esta docente ha enfrentado durante estos meses de clases virtuales es que la mayoría de los niños no cuentan con una red de internet, con una computadora o un teléfono que les sirva para recibir las clases.

“Se dificulta bastante, pero gracias a Dios, con un poco mas de esfuerzo, se ha podido ir realizando todo”, concluye.