En el Centro de Retiro de Ayagualo, en carretera a la Libertad, hay aproximadamente 42 personas en cuarentena obligatoria que llegaron este lunes a 45 días en aislamiento, más de los 30 días que ordenó el Ejecutivo para quienes venían de fuera del país cuando se declaró la emergencia por el COVID-19.
Ahora, en ese lugar construido por salesianos para meditar y reflexionar, lo que se respira es molestia y desesperación. “Nuestro descontento es la tardanza y la falta de comunicación para brindarnos los resultados de las pruebas que nos han tomado”, dice a El Diario de Hoy un joven veinteañero resguardado en el lugar, a quien llamaremos Fernando, pues pidió mantenerse en anonimato porque le preocupa que las autoridades, ante las críticas, los mantengan en cuarentena más días, “como represalia”.
Fernando vino al país después de pasar vacaciones en Cuba el 13 de marzo. Y le pasó lo mismo que a decenas más: lo enviaron a la Villa Centroamericana, hasta que lo trasladaron el 26 de marzo a Ayagualo. Ahí ha estado desde entonces, en su habitación de 6×4 metros.
Concede Fernando que el lugar es confortable, “no me quejo, la comida no falta los tres tiempos, hay wifi, baño, agua, el trato no ha sido malo”. Pero explica luego que tampoco es que estén en un hotel cinco estrellas o de vacaciones, que no pueden salir de los cuartos, que el calor es desesperante y que lo que más les angustia es la falta de información.