Entrenados para encontrar droga: una familia canina patrulla las calles de Santa Tecla

Una familia de once perros compone la unidad canina de Santa Tecla. Todos patrullan las calles de la ciudad en busca de algún ilicito.

Once ejemplares que componen la Unidad Canina del CAM han aportado a la prevención de delitos en dicha ciudad. Video EDH / Moises Rivera

Por Moisés Rivera

2021-04-11 6:17:43

Vestidos con chalecos estampados con sus nombres, un par de peludos agentes se pasean por los parques, zonas comerciales y calles de Santa Tecla, en La Libertad. Mueven sus colas al compás de los pasos de su guía, quien los dirige por el municipio para brindar seguridad adicional al lugar.

Se trata de la Unidad Canina del Cuerpo de Agentes Municipales (CAM) de Santa Tecla, un grupo de once perros que patrullan cada rincón de esa ciudad.

Fue en 2016 que la municipalidad adquirió, por cerca de $15 mil, dos perros entrenados de la raza pastor belga malinois: Raptor y Perseo, dos machos que “cortaron” la cinta para inaugurar esta unidad especial en 2017.

Posteriormente llegó Luna, una hembra de la misma raza, quien fue emparejada con Perseo y cuyos cachorros también fueron incorporados a las filas del CAM. Toda una familia al servicio de la comunidad tecleña: Junior, Thor, Conan, Shakira, Valkirya y Sansón son los pequeños de al menos un año de edad que realizan, como los demás, labores de detección de estupefacientes y preventivas de seguridad.

Este “comando” lo integran también Maya, una agente canina de la raza crestado rodiziano, y un ejemplar criollo que mostró tener las aptitudes para formar parte del grupo.

Originalmente, Raptor y Perseo, ahora adultos de cinco años, patrullaban solo el parque El Cafetalón, un punto de esparcimiento muy concurrido del municipio. “Aquí es donde más venía gente a consumir droga o a comercializarla, al ver que los perros patrullaban, abandonaban el parque. Cada vez que encontrábamos a personas con bastantes porciones y se infería que era para comercializar y no para consumo, éstas eran entregadas a la DAN”, asegura el alcalde de Santa Tecla, Roberto d’Aubuisson.

Una misión cumplida por estos canes capacitados para la detección de drogas y para el sometimiento de agresores.

De acuerdo a datos del edil, la Unidad Canina ha realizado más de mil 800 patrullajes; de estos, 893 han sido procedimientos “positivos” en los que se ha ahuyentado al infractor o que la Policía ha arrestado a presuntos comerciantes de sustancias ilegales.

Los once cuadrúpedos son reconocidos como miembros honorarios del CAM, cuentan con su propia placa y ONI. Para sus guías no son mascotas, son compañeros inseparables que les ayudan a sus labores de seguridad.

“Esto es un arte, una especialidad bonita, aunque no es de cualquiera. No hay que demostrarles miedo (a los perros) sino confianza, seguridad; entonces, lo mismo hacen ellos hacia nosotros”, afirma David Miles, encargado de la Unidad Canina de Santa Tecla y quien tiene más de 30 años de trabajar con perros.

Junto a él patrulla, día a día, Luna, con quien hace un dueto ideal, “un binomio” en palabras de Miles. “Por ser hembra, ella es más cariñosa, tienen más ‘pega-pega’ conmigo”, dice este agente, mientras su compañera le lame su rostro, si entendiera sus palabras.

Sin embargo, para Miles no hay preferencias. Él comenta que los abraza, los besa y trata por igual a cada uno de los canes. “Mi especialidad es trabajar con perros, prepararlos y entregarlos listos para el trabajo. Es como decir: ‘ustedes ya están listos, ya salieron de la universidad, hay que trabajar’”, añade el agente, quien durante los años 80’s formó parte del Cuerpo de Bomberos y creó allí una Unidad Canina de búsqueda y rescate de personas soterradas durante el terremoto de 1986.

La jerarquía agente-perro

Para un procedimiento regular, el agente que intercepta a un sospechoso le comunica que debe ser registrado. Si la persona se altera, intenta atacar al agente o huir, el uniformado debe advertirle que tendrá que usar al perro para neutralizarlo. “Nunca se les entrena para atrapar del cuello a las personas, el perro va a neutralizar mediante una mordida en el brazo o en la pierna”, afirma Miles. Luego, el agente le coloca las esposas, le da la indicación al ejemplar de soltar al sospechoso y lo aparta. “Hasta allí llega el trabajo del perro”, agrega.  

“Siempre el mando lo va a llevar el guía, nunca la adrenalina del perro debe estar por encima de él porque podría atacar al mismo agente o no soltar a la persona que ha atrapado. Con el mando que debe transmitir el guía, el perro sabrá en qué momento debe tranquilizarse”, indica Miles.

El efecto de todo esto es, de acuerdo al edil tecleño, “un ambiente sano, parques libres de drogas, donde los padres de familia saben que pueden mandar a sus hijos y que allí no les van a ofrecer productos que les pueden dañar su salud y llevarlos a la vida del vicio”. 

“Le demostramos a la gente que estamos disponibles para cuando lo necesiten, que sientan seguridad en Santa Tecla a través de la Unidad Canina del CAM”, añade el agente. En tanto, d’Aubuison exhorta a “que los cuiden”.

Son las 10:00 de la mañana. Bajo un sol de Semana Santa, turistas en sus bicicletas o a pie se pasean por la ciclovía de El Cafetalón. Luna, Shakira, Conan y Junior han salido a rondar tranquilamente entre los visitantes del parque, atentos todo el tiempo a la indicación de “vamos a trabajar” o “vamos a buscar”, de parte de su guía.