Un pandillero que se disponía a recuperar su libertad, tras cumplir con su pena de cárcel en el centro penal de Quezaltepeque, La Libertad, fue recapturado por los custodios al ser descubierto que llevaba 13 manuscritos en su estómago, informó el viceministro de Justicia y Seguridad, Osiris Luna Meza.
Se presume que los mensajes escritos en papel que llevaba el convicto son órdenes criminales que cabecillas encarcelados les enviaban a sus pares de las pandillas que se encuentran en libertad.
Luna Meza escribió en su cuenta de twitter que se había recapturado a Holman Kavier Flores Lara, quien cumplió una pena de tres años y seis meses de prisión por tenencia, conducción y portación ilegal de arma de fuego.
Antes de salir del referido penal, Flores Lara fue sometido al registro con la máquina escáner de cuerpo completo, el cual reveló que se le observaba una serie de bolitas a la altura del estómago.
A raíz de esa situación, las autoridades penitenciarias llevaron a Flores Lara a una habitación privada para que expulsara las bolitas. Tras varias horas, el detenido expulsó trece bolitas forradas con plástico transparente con los manuscritos que se supone son órdenes criminales que cabecillas de pandillas enviaban a los que se encuentran en libertad.
Luna Meza escribió que “nuestra misión es controlar la seguridad de las cárceles, poner orden y disciplina”.
Las autoridades penitenciarias dijeron que desconocían el contenido de los mensajes escritos, porque fueron entregados a la Policía y Fiscalía para que estas instituciones hagan las investigaciones correspondientes.
Los 19 centros penales se encuentran en emergencia máxima por orden del presidente Nayib Bukele como parte del plan Control Territorial para tratar de frenar las órdenes criminales que los cabecillas de pandillas encarcelados envían al exterior.
El viceministro de Seguridad y director general de Centros Penales, Osiris Luna reveló hace unas semanas que algunos reclusos que están en la fase de semilibertad son quienes al salir de los recintos entregan a los pandilleros las cartas que envían los jefes de las estructuras delictivas, y a través de éstas se ordenan asesinatos contra policías, soldados y custodios de cárceles.