Pandillas controlan la isla Perico y la usan como refugio en La Unión

Fuentes consultadas aseguran que en la isla hay un cementerio clandestino. Pescadores dicen que los mareros se movilizan con toda tranquilidad en la isla.

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Por El Diario de Hoy

2019-01-26 8:48:33

La isla Perico, en La Unión, es una zona bajo control y asedio de miembros de la Mara Salvatrucha (MS-13). Incluso, allí se sospecha que existe un cementerio clandestino, según refieren pescadores y lancheros. Allí llevan a enterrar a los desaparecidos en los aledaños cantones El Huisquil, Punta Jocote y Anaplastia. Aunque fuentes policiales dicen que solo registran un caso de homicidio de un hombre, cuyo cuerpo apareció cerca de esa isla.

Los habitantes de esa isla tienen temor de hablar sobre el control que pandilleros ejercen en ese territorio, que en los últimos meses de 2018 dio mucho de qué hablar por la supuesta venta a empresarios chinos.

Los pandilleros de la Mara Salvatrucha (MS-13) que controlan la isla Perico cuentan hasta con lanchas para desplazarse por las aguas del golfo y trasladarse a los lugares donde pernoctan para evitar que la Policía los sorprenda. Aunque eso, en palabras de los isleños es muy remoto, pues, la Policía casi nunca llega.

La operatividad de pandilleros en la isla Perico ha derivado debido al cambio de hábito de los lugareños, quienes ya no salen de noche a pescar o a revisar los trasmallos. El temor a desaparecer con todo y lanchas es latente, aseguran algunas fuentes que por miedo hablaron bajo la condición de no ser identificados.

Las pandillas están hasta en lo más recóndito del territorio salvadoreño. Y los territorios insulares no son la excepción. En las islas del Golfo de Fonseca, en el departamento de La Unión, se pasean con tranquilidad.

Desde El Tamarindo, en el municipio de Conchagua, hasta el cantón El Jiote, de San Alejo, varios grupos de pandillas tienen sus dominios, con lo que han logrado imponer su ley a fuerza de temor y aprovechando que la Policía no tiene recursos suficientes para patrullar esos territorios insulares.

Por su parte, fuentes policiales de la Delegación de La Unión están conscientes de que las islas del golfo han sido convertidas en escondites de pandilleros. Ellos tienen lanchas y conocen bien todos los recovecos que hay entre los manglares por donde pueden escapar en el remoto caso de que la Policía realice un operativo en esos lugares.

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En la isla Perico, por ejemplo, miembros de la pandilla MS-13 tienen su propia lancha en la cual salen a cometer sus fechorías o la ocupan para transportarse hacia los lugares donde pasan la noche, aseguran pescadores de la zona.

La mayoría de pandilleros que acecha la Perico es originaria de la comunidad que viven en la misma. Algunos jóvenes son involucrados con esos grupos. La mayor cantidad de pandilleros es foránea y ha llegado huyendo de la Justicia, pues contra ellos pesan órdenes de captura por graves delitos.

La movilidad

De acuerdo con pescadores de la zona, a la Perico los pandilleros llegan por el lado del cantón Cerco de Piedra, que tiene varios embarcaderos y muchos canales navegables con la marea alta en lanchas y cayucos.

Cerco de Piedra pertenece al municipio de San Alejo. Su caserío principal está junto a los manglares, muy cerca de la isla Perico y a menos de un kilómetro de la carretera que conecta Pasaquina con la ciudad de La Unión.

Varias casas vacías atestiguan que igual número de familias huyeron del lugar debido al control territorial que ejercen las pandillas en ese lugar. Sin embargo, la Policía de La Unión asegura que ha logrado pacificar ese cantón. Un equipo de periodistas de El Diario de Hoy entró y salió sin problemas.

No obstante, lugareños a quienes se les consultó sobre el nivel de peligrosidad en el caserío, recomendaron no entrar.

Por su parte, policías del cantón Pavana a quienes corresponde la seguridad del cantón Cerco de Piedra aceptaron que las casas que lucen abandonadas es porque sus habitantes decidieron largarse para no estar sometidos a la voluntad de los pandilleros.

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Sin embargo, los pandilleros que entran por el cantón Cerco de Piedra es tan solo un puñado; pero a ese grupo se unen otras agrupaciones que llegan de otros cantones como el Cacao, El Jiote y El Tamarindo. Todos estos lugares dan acceso al Golfo de Fonseca.

Las fuentes no distinguen a los pandilleros que han hecho de un sector de la isla Perico un cementerio clandestino. Pocos quieren hablar del asunto porque ellos, los delincuentes, parecen tener oídos y ojos en todas partes.

Temor a denunciar

Eso les quedó claro desde la vez que un lanchero informó a la Policía sobre un cadáver que flotaba en las aguas del golfo, en un sector muy próximo al costado sur oriente de la isla, en dirección al muelle conocido como Los Coquitos.

El cadáver había sido arrastrado por una corriente, supuestamente desde territorio hondureño; sin embargo, dicen que los pandilleros hicieron pasar un mal momento a quien dio aviso a las autoridades. Pescadores, lugareños y lancheros cuentan historias de terror que ahuyentan el sueño a cualquier foráneo.

Algunos aseguran que les constan de oídas, otros las han escuchado de boca de los mismos pandilleros cuando suelen comentar sus “hazañas” o porque simplemente los pandilleros graban sus crímenes y luego muestran los vídeos con aparente orgullo.

Una pareja (hombre y mujer), un joven repartidor de gas propano en La Unión, vendedores ruteros, jóvenes que vivían en lugares bajo control o con presencia de la Pandilla 18 y llegaron a visitar a alguien a territorios de la MS-13, serían algunas de las víctimas.

Los lugareños aseguran que son varios los cadáveres que las autoridades podrían encontrar si decidieran buscar en el sitio donde los criminales suelen sepultar a sus víctimas después de torturarlas.

El lugar donde está el cementerio clandestino es fácil de distinguir. Los lancheros o pescadores piden a los extraños que no vuelvan a mirar al lugar, que no enfoquen sus cámaras hacia un sector donde hay una playa de arena blanca. “Puedo tener problemas después” dicen.

La existencia del cementerio es un secreto a voces entre pescadores, lancheros y habitantes de la isla Perico. Próximo donde las fuentes aseguran que están las fosas clandestinas, hay terrenos cultivables.

“Es tremendo en las noches. Algunas veces se ha escuchado gritos de personas que son torturadas y luego asesinadas”, indicó un lanchero, agregando que en la noche, los dueños de las aguas del golfo o la bahía de La Unión, son los pandilleros.

Algunas fuentes que durante toda su vida han vivido de la pesca afirman que antes de que los pandilleros llegaran a las islas, era lo más normal que dos o cuatro pescadores colocaran sus trasmallos y horas después, generalmente después de la medianoche, se hicieran a la mar para recoger los peces atrapados.

El rol de la Policía

Los lugareños se preguntan ¿cómo es que los pandilleros se dieron cuenta de quién había reportado el cadáver arrastrado por las corrientes marinas desde Honduras y que fue encontrado flotando en la Bahía de La Unión?

Y para evitar cualquier experiencia amarga como la de ese lugareño, ahora mejor se callan todo lo que ven. O al menos no se lo cuentan a la Policía porque no hay confianza en que el reporte será confidencial.

Dos oficiales de la delegación policial de La Unión parecieron restar importancia a la posible existencia, como señalan lugareños y lancheros, de un cementerio clandestino en la isla Perico. No obstante admitieron que se ha escuchado rumores.

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Pero hasta el momento, aseguran no han tenido información digna de confianza como para hacer una búsqueda de las posibles fosas clandestinas.

Algunos admitieron que, generalmente, esa clase de información la dan los pandilleros criteriados, esto es, que colaboran con las autoridades judiciales para obtener beneficios penales como rebajas de pena o hasta exoneración de cargos.

Las fuentes policiales dijeron estar conscientes de que las pandillas mantienen presencia en las islas del Golfo de Fonseca y en algunos cantones y caseríos del territorio peninsular, especialmente en los municipios de Conchagua, La Unión, San Alejo y Pasaquina.

Pero aseguran que poco pueden hacer para tener presencia en las islas porque no disponen de ninguna lancha para hacer patrullajes por las mismas. También explicaron que para cubrir alguna emergencia, deben pedir apoyo a la Fuerza Naval para que los traslade en alguna de sus embarcaciones y que cuando es así, la Policía debe proporcionar el combustible, pues la Naval también tiene recursos limitados.

A pesar de que a la delegación policial de La Unión le corresponde velar por la seguridad en las islas del Golfo de Fonseca, según fuentes policiales, nunca la institución ha asignado ese tipo de vehículos para la Policía.