“Si regresamos a El Salvador, llegamos a que nos asesinen”, familia que busca protección en Bélgica

La pandilla amenazó a Cristóbal y a su familia. Los Ramos dejaron El Salvador en junio de 2019. Les negaron el asilo, apelaron, se los volvieron a negar y están a la espera de una tercera audiencia donde se decidirá si pueden quedarse o si son devueltos a El Salvador.

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Por Lilian Martínez

2021-11-17 9:08:21

“Mi nombre es Cristóbal Ramos, Leticia es mi esposa, mi hija mayor es Julia y la pequeña, Isabella.* Nuestra vida en El Salvador era muy tranquila, vivíamos en un lugar peligroso, pero no nos metíamos con nadie. Mi esposa trabajaba en una empresa y yo en un hospital. Fue así, hasta que compré carro.

Entonces los pandilleros de la colonia empezaron a pedirme que los llevara. Yo me negué y, a pesar de que no tenía una renta, les ofrecía dinero para que me dejaran en paz. Mi esposa trabajaba de noche y yo me quedaba con mis hijas. Tanta insistieron en que les llevara gente, que yo les ofrecí el carro. Ellos no lo querían, querían que yo lo manejara y que llevara a mis hijas conmigo. Después de eso comenzaron a amenazarnos de muerte”.

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Un día, en el parque, un pandillero menor de edad le tocó la cara mi hija y me rifó la mara 18, incluso me dijeron que tenían gente dentro de la guardería donde dejaba a mi hija menor y que si no quería que le pasara algo a ella, yo tenía que hacerles caso”.

Así relata Cristóbal* cómo él y su esposa decidieron buscar un país donde pedir asilo, y comprar boletos para llegar a Bélgica, porque habían leído que ese país europeo estaba dando asilo a los salvadoreños que lo solicitaban.

Iniciaron el viaje en junio de 2019. Llegaron a Bélgica la medianoche del 27 de junio. Al siguiente día fueron al "Petit Chateau", donde están las oficinas de la Agencia Federal de Recepción de Solicitantes de Asilo (Fedasil). “Era viernes 28 y ya estaba cerrado cuando llegamos; así que tuvimos que pasar el fin de semana en un hotel y el 1 de julio salimos a las 4:30 de la mañana para estar a las 5 en ese lugar. Ese día estaba muy helado y no teníamos ropa adecuada; mis hijas tenían mucho frío sentadas en la calle haciendo fila para entrar a pedir asilo”, recuerda Cristóbal. Dentro de la Fedasil, había africanos, árabes, venezolanos y gente de otras nacionalidades.

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“Éramos los únicos salvadoreños en ese momento, al entrar al lugar le piden sus pertenencias y solo le dejan el DUI y el pasaporte, mientras ellos revisan las maletas; usted entra a otro cuarto y espera a ser entrevistado”, explica Cristóbal, para luego aclarar que actualmente ya no le quitan los documentos a los nuevos solicitantes.

El año en que la familia Ramos llegó a Bélgica, 1,369 salvadoreños solicitaron asilo en ese país, según el Comisariado General de Apátridas y Refugiados (CGVS). Un reportaje publicado por Alma de Gualche y Melissa Vida en el periódico digital Mondiaal Nieuws (MO) en enero de este año, da cuenta de que en 2019 el 90 % de las solicitudes de asilo de salvadoreños “fueron reconocidas”; en 2020, con 538 solicitud de asilo presentadas por salvadoreños, ese porcentaje se redujo al 10 %. Esto, según De Gualche y Vida, debido a una nueva política que impulsa el retorno voluntarios al país de origen para quienes no reciben el estatus de protección en Bélgica.

Las solicitudes de los Ramos son 4 de las 834 que fueron rechazadas en 2020. “Estamos por presentarnos a una apelación, la cual aún no tiene fecha”, explica Cristóbal.

Para solicitar asilo, la persona debe provenir de un país en guerra o sufrir “una persecución que pone en peligro su vida por su raza, religión, género, orientación sexual, grupo social, nacionalidad u opinión política”. Y ese no es exactamente el caso de los Ramos. Por esa razón, han solicitado “protección subsidiaria”. Según ACNUR, esta se otorga a las personas “que no reúnen los requisitos para obtener asilo o ser refugiadas, pero que necesitan protección al existir motivos para creer que si vuelven a su país podrían sufrir algún daño”. Y ese sí es el caso de Cristóbal: “A mi me persiguen los pandilleros en El Salvador. (...) Si regresamos, a lo único a lo que llegaríamos es a que nos asesinen”.

*NOTA: Los nombres de los solicitantes de protección en Bélgica entrevistados han sido modificados para cuidar su seguridad y la de sus familiares en El Salvador. Por el mismo motivo se omitieron otros detalles que pudieran ayudar a identificarlos.